Río Cuarto. A la espera de una resolución oficial, la delegación local de la central obrera va rumbo a una escición de cara a las municipales. Chávez iría con De Rivas y Tosto está con Nazario, mientras Peralta mantiene pose neutral. La CGT nacional exigiría no usar su sello en la campaña para no perder de vista el contexto económico y social.
Por Gabriel Marclé.
Era inevitable que el sindicalismo riocuartense termine metido en la división entre bandos que se produce en la campaña rumbo a las elecciones municipales del 23 de junio. Por estos días, las diferentes agrupaciones obreras se encuentran programando reuniones, cafés y asados para definir el rumbo que adoptarán en la carrera que -de no mediar sorpresas- tendrá a dos peronistas como candidatos, Guillermo De Rivas y Adriana Nazario. De acuerdo a lo expresado por las voces que surgen del sector y los movimientos de la rosca actual, todo indica que se producirá un quiebre transitorio, durante lo que dure la campaña y sin recelos. Aunque sí con algo de molestia: frente a un delicado contexto nacional, se impone la “pelea” de la campaña.
El clima alrededor de la delegación local de la Central General del Trabajo (CGT) no ha cambiado desde enero, cuando se conformó un triunvirato. La nueva estructura dirigencial elegida para Río Cuarto fue motivada por las divisiones propias del contexto electoral que se avecinaba. Ricardo Tosto (Obras Sanitarias), brazo sindical de Adriana Nazario, juntó los avales necesarios para ser elegido secretario general. Sin embargo, mediaron autoridades nacionales que “zanjaron” la cuestión y prácticamente obligaron a conformar un triunvirato repartido para que las tensiones locales no intervinieran en el “espíritu” de la central. Así, Julio Chávez (Luz y Fuerza) fue elegido co-secretario y los sectores más cercanos a Juan Manuel Llamosas (y Guillermo De Rivas) tenían representación. El tercero fue Ariel Peralta (Panaderos).
Pasaron los meses y llegó el tiempo de campaña. Aunque todavía no hay expresiones oficiales, se avizora un escenario donde la CGT local terminará jugando con cierta libertad de acción. Mejor dicho, que las tres cabezas podrán elegir qué bando asumirán bajo la consigna de no arriesgar los objetivos de la central a nivel nacional.
De esta manera, se repartirán los apoyos. Tosto sigue teniendo un rol fuerte en la campaña de Nazario y Chávez representa a los sectores que responden a la voluntad del oficialismo local, por lo que cada uno trabajará por un candidato diferente. Peralta queda en el medio, con una posición neutral que, a falta de consensos, buscaría mantener el equilibrio necesario para que la CGT no implosione después de las urnas.
Estas posiciones terminan generando una situación de molestia e incomodidad que excede al triunvirato y recae sobre los propios trabajadores, quien ya han expresado inconformidad con las notorias tomas de posición de sus dirigentes. “No era lo que se había acordado”, indicaba un dirigente gremial de la ciudad que recordaba las charlas que se tuvieron durante la conformación del triunvirato. “No hay armonía”, describía de manera tajante. El diagnóstico de estos sectores redunda en una cuestión: los dirigentes que más se la juegan tienen la cabeza puesta en futuros cargos o bancas y no en la actualidad del sector.
Esto ya habría llegado a los altos mandos de la central obrera a nivel nacional. Es por eso que podrían comandar que no se utilice el sello de la central en el contexto de la campaña municipal. De hecho, esto ya ha sido planteado internamente por algunos dirigentes que pidieron pensar “más allá” del 23 de junio. De cumplirse esta situación, será una de las primeras elecciones municipales donde el sello oficial de la CGT no tome protagonismo en la campaña peronista.
“No nos hace quedar bien tener que jugar a que somos políticos en campaña cuando estamos a punto de ir a un paro nacional, que no paran los despidos y que el Gobierno nacional pisa las paritarias, que tenemos a los trabajadores en una situación de pobreza inédita”, le comentó a Alfil otro dirigente, adelantando que esta postura podría quedar expresada de manera pública por medio de un comunicado conjunto.
Aunque todo esto no ha sido expresado en una asamblea, los consultados por Alfil ya dan por sentado que habrá militancia dividida. Muy atrás quedó el pedido que hace no menos de dos semanas publicaron desde la central en conjunto con Las 62 Organizaciones Peronistas de Río Cuarto, donde se solicitaba al Partido Justicialista que arbitre los medios necesarios para que el partido compita en las elecciones con un solo candidato. Si el planteo de “el camino es la unidad” ya parecía poco creíble, hoy se confirma que también era imposible. Más allá de la división, comunicarán una postura conjunta antes que finalice abril.
Por otro lado, “Las 62” -con nuevas autoridades y mayor apoyo político- se reunirán esta semana para delinear su postura de cara a las elecciones locales. Según pudo averiguar Alfil, la agrupación se definirá por De Rivas o por Nazario ya que no se encuentra cruzado por las presiones que sí afectan a la CGT.
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