El candidato a vicepresidente del macrismo convocó a un grupo con dirigentes en la materia, la plana mayor del escándalo conocida como la «Ley Banelco».
Casi en simultáneo a que el ministro de Economía Nicolás Dujovne confirmara en Estados Unidos que el gobierno planea avanzar con una reforma laboral en caso de triunfar en las elecciones presidenciales, el oficialismo incorporó, gracias a las gestiones de Miguel Angel Pichetto, a un grupo de dirigentes con experiencia en la materia.
Son el ex ministro de Trabajo del gobierno de la Alianza, Alberto Flamarique, y los entonces senadores justicialistas Augusto Alasino, Remo Costanzo, Alberto Tell y Ricardo Branda. Para los millenials: se trata de la plana mayor del escándalo por el presunto pago de sobornos para garantizar la aprobación de otra reforma laboral, que impulsó el presidente Fernando de la Rúa en el año 2000, y que en su momento, a causa de las sospechas que recayeron sobre su aprobación, fue rebautizada Ley Banelco.
La cosecha de “peronistas” que prometió Pichetto a Mauricio Macri para saldar su incorporación al oficialismo como candidato a vicepresidente sigue siendo magra, aunque sería injusto achacarle el senador falta de voluntad o flaqueza en sus esfuerzos.
Por ahora, los gobernadores e intendentes permanecen encolumnados casi sin excepciones detrás de la candidatura de Alberto Fernández; en el Senado, su campo de batalla favorito, transitó en soledad su tráfico al oficialismo; y las rémoras del duhaldismo que se ofrecieron como estructura bonaerense de la aventura no fueron contenidas en el reparto de poder de Cambiemos durante el cierre de listas.
Nada de esto desanimó al rionegrino, que sigue repasando viejas agendas en búsqueda de aliados que engrosen el caudal político de su flamante compañero de fórmula.
Con ese objetivo en mente, el senador pidió que le organicen un almuerzo en el Círculo de Legisladores, tertulia de y para parlamentarios mandato cumplido que preside de forma perenne el operador Daniel “Chicho” Basile, hoy pieza clave del armado pichettista.
Asistieron media centena de invitados, entre dirigentes y militantes de la vieja guardia justicialista, la enorme mayoría de ellos alejados del ejercicio del poder desde hace al menos una década, que escucharon con entusiasmo la arenga del candidato a vicepresidente, que los convocó a redoblar los esfuerzos para conformar un “peronismo republicano”.
No aclaró si esa caracterización responde a un entusiasmo exacerbado por la división de poderes o un homenaje al partido de centroderecha que gobierna en Estados Unidos a través de uno de los principales socios del gobierno, Donald Trump.
Entre la asistencia, con promedio de edad elevado, sorprendió la presencia de la banda de la Banelco. Los cuatro ex senadores Alasino, Costanzo, Tell y Branda, al igual que el ex ministro de Trabajo Flamarique, comprometieron su apoyo a Pichetto, que busca establecer un equipo de dirigentes con carrera parlamentaria para que lo acompañen a partir de diciembre.
En los cálculos del rionegrino, incluso contando con un triunfo del oficialismo, el Congreso será escenario de una puja por el poder contra el espacio que encabezará la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y por eso quiere sacar del retiro a este grupo de experimentados legisladores.
Según dejan trascender desde el gobierno, una de las primeras tareas que recaería sobre este equipo sea la aprobación de una reforma laboral acordada con el FMI. Un tema en el que los convocados cuentan con sobrada experiencia.
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