En la discusión del presupuesto nacional 2017, el magro aumento del 2,8 por ciento destinado al ministerio de Agroindustria encabezado por Ricardo Buryaile asestaba un duro golpe a los organismos que dependen de la cartera agrícola nacional, entre ellos el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El borrador de este presupuesto estipulaba un recorte de 1.142 millones de pesos en los números del INTA, con un impacto directo en 330 puestos de trabajo de planta no permanente y 300 contratos temporarios, que afectarían al 14 por ciento de los trabajadores de planta no permanente. El presupuesto finalmente fue aprobado por el ejecutivo y, luego de arduas negociaciones, los gremios que representan a los trabajadores de investigación y desarrollo consiguieron un incremento de 1.280 millones de pesos, de los cuales 300 millones serán destinados al INTA.
El alcance real de este incremento se puede medir en dos direcciones. Por un lado, permitirá sostener durante 2017 los puestos de planta no permanente y temporaria, en un escenario en donde los despidos en el ámbito público fueron moneda corriente.
Más allá de este incremento, la partida presupuestaria para el INTA, un organismo con fuerte presencia en la provincia de Buenos Aires, continúa por debajo de sus necesidades. Los números hablan por sí solos, y de los 6.523 millones de pesos necesarios para un funcionamiento sin sobresaltos, se recibirán 5.412 millones. En el transcurso de los próximos doce meses, deberán salir adelante con 841 millones de pesos menos.
Desde APINTA, el gremio que nuclea a los trabajadores de este organismo, advirtieron que a partir de octubre del próximo año, podría verse afectada la capacidad operativa, en relación a investigación y desarrollo. Y esta situación tiene fecha de vencimiento, porque estos rubros –si no se consigue una fuente externa de financiamiento en los próximos meses- podrían quedarse sin dinero en el último trimestre del próximo año.
En este apartado, para un funcionamiento óptimo, se requieren 704 millones de pesos, pero el presupuesto nacional finalmente les asignará 562 millones. Este déficit de 142 millones de pesos significa que en estos ítems, el INTA funcionará durante todo 2017 con un 20 por ciento menos de fondos.
El próximo año presentará serios interrogantes al Instituto, que si bien podrá mantener su personal, verá mermada su capacidad operativa en zonas sensibles de su funcionamiento. Desde el gremio anticipan un 2017 “muy complicado”, y señalan que desde el INTA apuntarán a obtener financiamiento que permita sobrellevar esta situación.
En el transcurso de esta negociación, el diálogo entre el gremio, los directivos del INTA y las autoridades de Agroindustria fue muy reducido. En el caso de Amadeo Nicora, el presidente del Instituto, se limitó a manifestar que analizaría el alcance de este recorte, mientras que Buryaile, a través de su jefe de Gabinete, Guillermo “Willy” Bernaudo, intentaba calmar los ánimos asegurando que no faltarían fondos para el funcionamiento del INTA.
Comentá la nota