La sociedad argentina votó por un modelo de país que ponga fin a los privilegios y beneficios de la “casta” política y gremial. Aunque, lamentablemente, hasta ahora la promesa de campaña de Javier Milei no se cumplió, los argentinos piden a gritos un cambio de rumbo del país.
En este sentido, hay un sindicato que puede marcar un importante precedente en la vida gremial argentina y es observado con mucho interés por parte de dirigentes políticos y sindicales.
Así es el caso de la UPSRA, el sindicato que agrupa a los trabajadores de seguridad privada, conducido por Ángel García, un sindicalista de mas de 80 años, que ocupa el cargo desde hace mas de 4 décadas y es la síntesis de todo lo que los argentinos dijeron basta cuando votaron al actual gobierno: un gremio totalmente ausente y socio de la patronal, con dirigentes millonarios, trabajadores pobres, sin respaldo ante el abuso de las empresas, sin beneficios gremiales, y hasta privados de una cobertura de salud digna. Y no es todo: gracias a la complicidad de algunos funcionarios de varios gobiernos, en especial de la cartera laboral, la UPSRA no realiza elecciones para renovar sus cargos desde el año 2012.
Hoy, el sindicato vive un momento histórico: por primera vez desde su conformación en los años ’70, un debilitado Ángel García enfrenta una oposición real. Las elecciones en el sindicato de seguridad privada son mucho mas que un proceso electoral: es la reivindicación de la tan mentada democracia sindical. Las elecciones en UPSRA pueden ser el puntapié inicial para terminar con una casta dirigencial que se atornillo en su terruño de poder, se enriqueció con las banderas de los trabajadores, y olvido su premisa mas importante: la defensa de sus representados.
Lejos de la realidad, emborrachado por el poder y amparado por la impunidad que la caja proveniente del patrimonio de los trabajadores le proporciono las ultimas cuatro décadas, García intento proscribir a la oposición y hacer una elección con lista única donde solo participarían su club de amigos. Así lo hizo siempre. Así quiso hacerlo una vez mas, pero no pudo. Así por lo menos, lo intento con el sector opositor de Christian López, un joven dirigente de la seguridad privada, con fuertes vínculos en el moyanismo.
Cuando López conformó la Lista Azul para competir por la conducción de UPSRA, Ángel García intento impugnar la lista opositora, argumentando a través de una junta electoral viciada de favoritismo por el bando oficialista, que sus integrantes, entre ellos López, no eran afiliados del sindicato, lo que le valió al dirigente opositor, amplias presentaciones en la Secretaria de Trabajo y la Justicia, validando con irrefutables pruebas, su condición de afiliado a la UPSRA.
SI bien la cartera laboral fue la primera en recoger el guante y convalidar la lista de López, ahora la justicia hiso lo propio y emitió sentencia definitiva: condenó a la conducción de Ángel García a “cesar inmediatamente con la práctica antisindical que se deriva de imponerle a los coactores, el no reconocimiento de calidad de afiliados de la entidad, conminándola a que reconozca a favor de los accionados por su calidad de tal” e imponer sanciones varias al octogenario gremialista “por práctica desleal”.
La noticia del fallo judicial fue celebrada por el entorno del dirigente moyanista, quienes expresaron que “una vez mas la justicia prevaleció por encima de la impunidad de los poderosos. Hoy triunfó, nada mas ni nada menos, que la democracia sindical”.
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