El gobernador cerró el encuentro con sindicatos de La Plata, Berisso y Ensenada. "En esta elección nos jugamos la vida", afirmó.
Por: Jorgelina Naveiro
En el sprint final de la campaña, Axel Kicillof encabezó este jueves un masivo acto en Ensenada en el que recibió el espaldarazo de los sindicatos cegetistas, de las dos CTA y de los movimientos sociales de La Plata, Berisso y Ensenada a su reelección. «En estas elecciones nos estamos jugando la vida», resumió antes de pedirle al movimiento organizado que vayan casa por casa y fábrica por fábrica para convencer hasta al «último bonaerense» de ir a votar el 13 de agosto y «reventar las urnas» con la boleta de Unión por la Patria.
Con los clásicos «Axel, mi buen amigoooo, esta campaña volveremos a estar contigo» y «Axel, querido, el pueblo está contigo», una multitud de trabajadores de diversos sindicatos de la región capital recibió a Kicillof, quien fue el último en hablar en el acto organizado por los intendentes de Ensenada, Mario Secco, y de Berisso, Fabián Cagliardi, junto a los ministros Andrés Larroque (Desarrollo de la Comunidad) y Walter Correa (Trabajo). Ambos son integrantes de la famosa «mesa» política de Ensenada. Compartieron también el escenario el ministro de Obras Públicas de la nación, Gabriel Katopodis; el intendente Jorge Ferraresi y el ministro de Justicia y DD.HH., Julio Alak, quien se candidatea para volver a gobernar La Plata.
De cara a la multitud que copó el polideportivo con banderas y pancartas pidiendo por su reelección, la de Secco y Cagliardi, Kicillof se mofó de los «consultores extranjeros» que desaconsejan los actos masivos de campaña y aseguró que la convocatoria «duplicó» la capacidad del espacio ubicado en pleno corazón de Ensenada. «Pueden seguir recomendando lo que quieran. Acá está el movimiento obrero: esto es el peronismo y esta es la campaña que necesitamos», lanzó mientras desde el público lo vitoreaban. Los estatales de ATE y UPCN, los municipales de Ensenada, los docentes de SADOP, AMET, UDOCBA y SUTEBA, los telefónicos del SOEESIT, el Sindicato de la Carne, Barrios de Pie, FETRAES y UTEP marcaron fuerte presencia en el acto.
Sin vueltas, Kicillof sostuvo que la campaña de cara a las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias es «excepcional» porque no se elige sólo un gobierno nacional, provincial y municipal, sino lo que ocurrirá en los próximos 15 ó 20 años en el país. «Nos estamos jugando la vida, el trabajo, la educación, el futuro de nuestros hijos», advirtió.
En la misma línea de los últimos días, el mandatario repitió que el partido decisivo para el kirchnerismo se juega el 13 de agosto y no el 22 de octubre, en la elección general. Y llamó a votar en las PASO, de manera de torcer la tendencia a la baja participación que ya se dio en otras provincias y que es hoy una preocupación central para UP. «Esta elección es decisiva, es un parte agua. Sabemos que muchos están pensando que esto se resuelve en octubre. Venimos a decirle que hasta el último bonaerense tiene que ir a votar a las PASO. El 13 de agosto es cuando tenemos que reventar las urnas», dijo, y sostuvo que la boleta de Unión por la Patria «es un escudo que va a defender al pueblo de la derecha, de los oligarcas, de los vendepatrias, de los especuladores».
El gobernador llamó a defender todo lo conseguido en estos cuatro años en materia educativa, de salud, de obra pública, de recuperación del salario y repitió que «ya es conocido» el plan que viene a ejecutar la oposición. En este punto, alzó la voz y advirtió: «No se toca la salud, no se toca la educación, no se toca la producción, no se toca el trabajo, no se toca la dignidad del pueblo».
Luego dedicó varios tramos de su discurso a respaldar también a los candidatos locales, tanto a Secco como Cagliardi que buscan ser reelectos, como a Alak que se postula para la intendencia de La Plata y es la apuesta más fuerte del gobernador. «Necesitamos recuperar nuestra capital para un proyecto de desarrollo e inclusión», dijo y criticó la gestión del intendente de Juntos, Julio Garro, al desafiar a los presentes a «encontrar una baldosa sana» en las calles de la capital provincial.
En el final, volvió a pedirle a los presentes que hagan campaña para que «ni un trabajador que vote a la derecha». Dijo que el peronismo enfrenta a un «enemigo poderoso», que además tiene el apoyo «de los medios porteños», pero se mostró convencido de que lo van a derrotar. «Me voy de acá con la convicción de que el movimiento obrero y el pueblo sabe bien para qué lado quiere seguir avanzando, que no va a entregar ni un centímetro de lo obtenido y que va por más, por nuevas conquistas, por lo que nos falta», señaló y volvió a pedirles: «No paremos de militar hasta que se llene la urna de votos. El domingo nadie se queda en la casa, nadie se queda sin votar».
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