El flamante comprador de Edenor, acumuló una fortuna al quedarse sin licitación con la operación y la provisión de cloro de la megaplanta que abastece de agua a buena parte del Conurbano.
Mauricio Filiberti fue noticia días atrás por haberse convertido Junto a José Luis Manzano y Daniel Vila en uno de los nuevos dueños de Edenor, compañía que adquirió casi a precio de saldo. La operación sacó a la luz a este empresario ítalo argentino y se supo que es el protagonista de un informe de la Coalición Cívica que analiza su opaca relación con José Luis Lingeri, líder del sindicato de Obras Sanitarias y la empresa estatal de agua AySA, que tiene entre sus principales proveedores a su compañía Transclor.
En esta trama aparece otra actor clave. SGBATOS, el Sindicato del Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias, que administra desde hace más de dos décadas la planta potabilizadora de Aysa en Bernal. Allí se producía sulfato de aluminio, uno de los componentes que se utilizaba para potabilizar el agua que luego llegaba por la red a millones de consumidores en la Ciudad y la Provincia.
Cuando Aguas Argentinas fue estilizada durante el gobierno de Néstor Kirchner en 2006, el 90% del capital de la flamante Aysa pasó a manos del gobierno nacional y el 10% restante fue para los ex trabajadores de Obras Sanitarias.
Ese porcentaje "estuvo y está representado" por Lingieri, titular del sindicato, según se explica en el informe elaborado por el bloque de diputados de la Coalición Cívica que coordinó el auditor Juan Calandri. Es decir, Lingeri desde entonces integra el directorio de la empresa estatal.
Filiberti se logró quedar en 2007 con la operación de la planta de Bernal sin licitación, gracias a su extrema cercanía a la rama bonaerense del gremio que lidera Lingeri. Dos años después logró que su compañía Transcolor sea proveedor exclusivo del color necesario para potabilizar el agua. Un negocio millonario.
La cesión de la planta de Bernal a SGBATOS fue renovada el 25 de enero de 2007 y ese mismo día el sindicato eligió a Transclor para que la operara. "Transclor S.A. se hizo cargo de los gastos, costos e inversiones que debían afrontarse para cumplir con lo pactado con Aysa. La contraprestación consistió en el pago de $ 276.000, pagaderos por mes de manera semestral", puede leerse en el documento.
El líder del gremio de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri.
La primera cuestión que llamó la atención de los diputados es que la elección de la empresa no pasó por ninguno de los procesos que rigen para el estado nacional o las empresas públicas: no hubo licitación pública ni tampoco publicidad alguna para la contratación.
Dos años más tarde desde la empresa decidieron cambiar el coagulante para potabilizar el agua, que pasó de sulfato de aluminio a policloruro de aluminio, también conocido como PAC. En 2015 Aysa firmó un acuerdo marco con Transclor para ser proveedor exclusivo de la empresa a cambio de un precio de 469 dólares la tonelada.
"Aysa no podía operar la planta y esa es la excusa para dársela a SGBATOS. Pero el sindicato parece que tampoco puede hacerlo y por eso se la dan a operar a Transclor. Además lo hacen el mismo día que Aysa se las cede, es un pase de manos clarísimo", dijeron desde la CC a LPO. "Filiberti es un proveedor privilegiado del Estado, que tenía la ventaja de poder comercializar el excedente, aunque no se sabe a quién se lo vende ni tampoco a qué precio", agregaron sobre el zar del cloro, como se lo conoce a este empresario.
El negocio para Transclor en redondo: construyó y modernizó su planta gracias a los contratos con Aysa y ese círculo virtuoso la convirtió en uno de sus proveedores exclusivos y cautivos.
Un informe de 2019 de la Dirección de Asuntos Jurídicos de AYSA señala que ante la inexistencia de una compulsa inicial, Transclor ha devenido en una suerte de monopolio, en donde el precio del PAC (cloro) no surge del libre juego de oferta y demanda, y por tanto existen dudas respecto a la competitividad del precio al que AYSA compra el insumo.
El 5 abril 2019, en un informe de la Dirección de Asuntos jurídicos de Aysa explican que "ante la inexistencia de una compulsa inicial y debido a sus importantes dimensiones la relación comercial entre AYSA y Transclor ha devenido en una suerte de monopolio u oligopolio bilateral en donde el precio del PAC no surge del libre juego de oferta y demanda, y por tanto existen dudas respecto a la competitividad del precio al que AYSA compra el insumo."
El empresario figuró en una nota de El Cohete a la Luna como una de las personas que había fugado dinero del país, en su caso 13 millones de dólares.
Filiberti junto a sus hijos antes de viajar a una carrera de autos.
Filiberti es el dueño de un yate de cinco pisos digno de un jeque árabe, de casi 70 metros de eslora y 12 de ancho, con dos piletas y un yacuzzi. En una reseña periodística que describe el barco del empresario ítalo argentino se explica que una de las rarezas de la embarcación es una parrilla, pedido especial del comprador. En la reseña también se cuenta que en la bodega del yate hay congelados 450 kilos de carne para satisfacer la demanda de los pasajeros. También tiene un "ocean club", sauna, gimnasio, sala de masajes y un cine.
En Agosto pasado Filiberti invitó a pasar unos días en su yate a Macri junto a Juliana Awada. El empresario también es amigo de Nicolás Caputo y estas relaciones, llevaron a la Casa Rosada a advertir a Manzano que él debía hacerse responsable de su ingreso a Edenor.
El empresario utiliza esa embarcación para aceitar sus relaciones con el poder. En Agosto pasado invitó a pasar unos días a bordo a Mauricio Macri junto a Juliana Awada. Filiberti también es amigo de Nicolás Caputo y estas relaciones, llevaron a la Casa Rosada a advertir a Manzano que él debía hacerse responsable de su ingreso a Edenor. La sospecha de un acuerdo económico con el amigo y socio de Macri -que ya tiene acciones de Edesur- sobrevuela la operación de la distribuidora eléctrica.
El hijo de Filiberti, Nicolás, también tiene gustos caros. Corrió como piloto de carreras con el auspicio de Transclor y pudo participar de algunas rutas míticas como las 1000 millas sport a bordo de un Porche 911 de 1970. Para desplazarse utiliza los aviones de la empresa Patagonia Jet, que también sería propiedad de su padre, que le habría comprado a la familia del fallecido Luis Nofal.
En su cuenta de Twitter muestra su pasión por el tenis y el golf, además de los autos. Tiene fotos con Roger Federer y también junto a su padre. "La familia primero", aclara.
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