Un comunicado de la mayor central obrera mundial causó rechazo en el sindicalismo local por agitar una conflictividad que los gremios habían pactado acallar hasta después de las elecciones.
Un conflicto inesperado y, para peor, fogoneado desde el exterior surgió en el sindicalismo argentino y sacudió la calma chicha que imperaba entre la dirigencia más tradicional en plena campaña electoral. Con todas las miradas puestas en los comicios generales de octubre, un pronunciamiento bajo la consigna #FueraMacri de la Confederación Sindical Internacional (CSI), la mayor central obrera del planeta, tomó por sorpresa a la CGT y a las CTA y causó malestar entre los gremialistas más cercanos al candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández.
El documento, que lleva la firma de Sharan Burrow, secretaria general de la CSI y que insta a la adopción de protestas alrededor del mundo frente a representaciones diplomáticas de la Argentina contra la gestión de Mauricio Macri, abrió un frente de tensión que al menos las cúpulas de la CGT y de la CTA de los Trabajadores habían acordado con el Frente de Todos evitar. Como informó este diario el grueso del sindicalismo tenía resuelto postergar cualquier atisbo de protesta o manifestación callejera hasta después de las elecciones para evitar concederle al Ejecutivo argumentos para rivalizar.
Tras una instancia inicial de celebración del tono del pronunciamiento, los dirigentes confirmaron primero ser ajenos a su publicación y luego comenzaron a tomar distancia. Sobre todo por el énfasis en una consigna como “Fuera Macri”, que en medio de un proceso electoral puede leerse como una invitación a desplazar al mandatario. De hecho fue en la CGT, afiliada a la CSI al igual que las CTA de los Trabajadores y la Autónoma, donde lamentaron que el texto se prestara a esa interpretación.
Pero el mayor malestar lo disparó la convocatoria a dos días “globales de acción” el 12 de septiembre y el 16 de octubre para promover movilizaciones a embajadas y “misiones argentinas” alrededor del mundo para realizar protestas. “No es raro que el movimiento sindical internacional tome medidas de este tipo en solidaridad con trabajadores y trabajadoras de un país”, le respondió a este diario Víctor Báez, secretario general adjunto de la CSI.
El dirigente paraguayo ratificó que la CSI está “al tanto de las denuncias diarias de persecución antisindical, de represiones y recortes” entre otras acusaciones que involucran al Gobierno argentino: “a través de nuestra oficina en Washington hacemos un seguimiento diario de lo que hacen y dicen el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, del acuerdo (con el FMI) y de sus consecuencias”, amplió.
La dureza del comunicado de la CSI ameritó una respuesta del Ejecutivo. Desde el Ministerio de Producción y Trabajo distribuyeron un posicionamiento en el que le reclama al organismo multilateral ser “prudente al hablar de persecución sindical” por entender que se trata de “una práctica gravísima que han padecido muchos países que vieron afectadas sus democracias y su derecho a ejercer la libertad de participación y expresión”. En sentido contrario, la cartera que encabeza Dante Sica mencionó haber participado en foros como los de la Organización Internacional en los que la Argentina “no estuvo incluida en la lista de naciones llamadas a brindar explicaciones por incumplimientos de convenios internacionales, ni tampoco tuvo que atender quejas existentes por parte del Comité de Libertad Sindical de dicho organismo por causas de persecución sindical”.
En tren de sostener el comunicado en sus aspectos más duros Báez amplió: “es el pueblo argentino el que decidirá si Macri se va o se queda, pero es nuestro deber hacer conocer al mundo las nefastas consecuencias económicas y sociales de su gobierno”. Como parte de su último congreso en Dinamarca, la CSI pactó entre sus sectores internos un direccionamiento más confrontativo respecto de las derechas internacionales con expresiones como Donald Trump en Estados Unidos, el Brexit en el Reino Unido o Jair Bolsonaro en Brasil y Juntos por el Cambio en la Argentina.
Luego de conocerse el texto apenas Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores, salió a respaldarlo y envió una carta de agradecimiento. En cambio la CGT optó por minimizarlo y de paso ocuparse de que trascendiera un cierto malestar por la manera al parecer inconsulta de darlo a difusión.
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