La central obrera no logró a reunir su Consejo Directivo ayer. A pesar de que Daer adelantó a los gremios industriales el acompañamiento de la CGT, no logra sentar a los dirigentes. La grieta política y gremial.
Por: Jorge Duarte.
Hace 15 días Héctor Daer le daba a los gremios industriales el guiño clave para resuelvan una movilización contra la política económica de Cambiemos. Sería acompañada por el pleno de la CGT y todos imaginaban multitudinaria. La idea era poner en marcha a la central obrera luego de más de 100 días de letargo, y darle respaldo a los industriales que por estas horas cargan sobre sus espaldas el peso más importante de la crisis que todos los días destruye empleos.
El cónclave había sido encabezado por su hermano, Rodolfo Daer (Alimentación) y Antonio Caló (UOM) y había reunido bueno parte de los dirigentes de la industria, incluso aquellos que habían tomado distancia de la conducción cegetista en el último tiempo. También había sumado voluntades entre los empresarios.
Pero lo que iba a ser casi una formalidad, pasó a ser un problema y desafía la conducción del propio integrante del binomio de conducción. Es que Daer en dos semanas no consiguió sentar en la sede del histórico edificio de Azopardo al Consejo Directivo de CGT y empiezan las dudas sobre su capacidad de conducción.
Por estas horas, en concreto, son varios los sindicalistas que dudan de la medida de fuerza. Por un lado algunos se sintieron molestos por la definición del dirigente de Sanidad de compartir esa movilización con otros espacios del ámbito sindical (el moyanismo especialmente) y creen que se está tejiendo un armado vinculado a la construcción del PJ con la que no comulgan.
No casualmente, en paralelo, los gordos, los independientes, el barrionuevismo y los transportistas se sentaron a comer con Roberto Lavagna, mientras que Daer comparte sillas en el Partido con Moyano, Caló, Ricardo Pignanelli (Smata), Víctor Santa María (Encargados de edificios), Omar Plaini (Canillitas), Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores) y Horacio Ghillini (Sadop-Corriente Federal).
En lo que empieza a ser la división de aguas pensando en la política, se puede leer una grieta en la senda gremial. Los cercanos al ex ministro, que esperan el visto bueno del economista para formalizar la mesa sindical Lavagna Presidente 2019. descreen de un acto que pueda estar colmado de la oposición más crítica y que, adicionalmente, les pueda servir a éstos como virtual lanzamiento de campaña con cuestionamientos sobre sus figuras (no olvidan el affaire del atril).
Esta encrucijada lo pone a Daer en una posición similar a la que vivió Juan Carlos Schmid antes de su renuncia a lo que fuera el triunvirato de conducción. Si el órgano de dirección cegetista se vuelve incontrolable y vacía la figura del Secretario General por intrigas varias, poco queda por hacer en ese sillón. Schmid lo resolvió con un paso al costado, Daer todavía batalla para que no lo fagociten.
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