Trabajadores de la planta de QuickFood (Marfrig/Brasil) vuelven a sus actividades hoy martes 8 tras una resolución ministerial. La Rel conversó sobre este conflicto con José López, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne de los Partidos de Baradero, San Antonio de Areco y San Pedro (STICBAS), en la provincia de Buenos Aires.
-¿Cómo se origina este conflicto?
-Comenzó hace dos meses, desde que la empresa encontró excusas para no pagar la totalidad del salario a la gente contagiada con Covid 19. En noviembre pasado ya habían decidido no pagar los días feriados.
Y luego la empresa planteó que quería sacar personal de la planta mediante un retiro voluntario, al tiempo que seguía con el tema del mal pago. Al final de la conciliación obligatoria no llegamos a ningún acuerdo.
-¿Qué respuesta obtuvieron del Ministerio de Trabajo?
-Si bien el ministerio impuso multas por los no pagos, la empresa siguió en la misma y la cosa empezó a empeorar desde que el gobierno dispuso el cierre de las exportaciones de carne.
Nosotros no somos una planta exportadora, elaboramos para consumo interno salchichas y fiambres, pero la compañía se agarró de eso y empezó a hostigarnos más a nosotros para llegar a un conflicto.
Desde entonces comenzaron con persecución a los trabajadores, violencia laboral, cambios en la organización del trabajo. Desde el miércoles 2 estamos en paro por tiempo indeterminado.
Hostigamiento continuo
-¿En qué consistían los maltratos a los compañeros?
-Primero fue lo del mal pago: todas las quincenas nos hacían descuentos indebidos. Después procedieron a cambios de turnos sin preaviso. Hacían trabajar a compañeros una cantidad enorme de horas seguidas sin los descansos correspondientes y empezar a suspender trabajadores que llegaban algunos minutos tarde.
Todo lo hacían para que los compañeros se cansaran y renunciaran. Tenemos pruebas muy sólidas de esto que estamos denunciando.
-¿Cuántos trabajadores hay en la planta?
-Éramos 480 y ahora somos 336, por el retiro voluntario de muchos debido a las presiones que les generaron.
Se fueron gran cantidad de compañeros que no tenían problemas en el trabajo, no eran de faltar, cumplían bien con sus tareas, pero se cansaron del hostigamiento y las amenazas. Llegamos a tener suspensiones masivas de entre 10 y 12 compañeros por día por llegar un minuto tarde.
-¿Hay también trabajadoras en la planta?
-Han quedado pocas, unas 50, que trabajan en el sector de salchichas. Teníamos mujeres supervisoras que renunciaron porque eran obligadas a maltratar a los otros compañeros y ellas no hicieran.
-¿Cómo resultó la audiencia de este martes 8?
-El Ministerio de Trabajo ya nos había anticipado que iba a actuar de oficio con respecto a la violencia laboral y decidió decretar la conciliación obligatoria, con lo cual volveremos a nuestras actividades sin perjuicio de que si sucede otro acto de esas características tomaremos nuevamente las medidas de fuerza correspondientes.
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