En el marco del paro convocado por la CGT Nacional, las dos centrales cordobesas se manifestaron ayer contra le Ley Ómnibus y el Decreto de Necesidad y Urgencia del Javier Milei. En el caso de la central que nuclea a los empleados públicos, también se deslizó una crítica al Gobierno Provincial.
Por Felipe Osman.
La división del gremialismo de Córdoba volvió a convertirse en una postal ayer, cuando ambas centrales, la CGT Córdoba y la CGT Regional, se movilizaron por separado para manifestar su rechazo a las políticas desplegadas por el Gobierno Nacional, en general, y a la Ley Ómnibus y el Decreto de Necesidad y Urgencia de Javier Milei, en particular.
La primera en hacerlo fue la CGT Córdoba, históricamente comandada por José “Pepe” Pihen, y actualmente conducida por un triunvirato integrado por Federico Corteletti (Judiciales), Ilda Bustos (Gráficos) y Andrés Colazo (Empleados del Jockey Club).
Las columnas de cada uno de los sindicatos que integran la central concentraron en distintos puntos de la zona céntrica durante la mañana y confluyeron, cerca del mediodía, en la intersección de Vélez Sarsfield y Bv. San Juan. Allí se emplazó el escenario desde el cual los dirigentes dieron lectura a un documento antes de desconcentrar. Esta movilización, que también fue integrada por movimientos sociales, colectivos relacionados a la producción cultural y la asociación de inquilinos, fue la más nutrida de las dos.
En cuanto al posicionamiento de la central, el documento difundido tras el acto da cuentas de que las principales críticas fueron dirigidas al Gobierno Nacional, aunque en un apartado final también se lanzaron dardos contra el Centro Cívico.
Debe recordarse que el Gobierno Provincial viene de atravesar semanas de máxima tensión con los estatales, después de que decidiera aumentar los aportes que los agentes públicos hacen a la Caja de Jubilaciones y al Apross, desconocer la cláusula gatillo firmada por Schiaretti y dar por caídos cientos de contratos. Estos últimos sería repuestos luego, en el marco de la negociación del nuevo acuerdo paritario entre la Provincia y el SEP.
En cualquier caso, la misiva de la CGT Córdoba apuntó contra el Gobierno Nacional expresando “su rechazo absoluto a las medidas que dispone el DNU 70/23 y la denominada Ley Ómnibus, redactados por los representantes de los grupos concentrados de la economía; en especial, en lo referente a las cuestiones laborales”, y denunciando que “la pérdida de derechos y el debilitamiento de las organizaciones sindicales sólo apunta a consolidar un modelo corporativo, excluyente y desigual”.
La central cuestiona también el regreso a políticas “que fracasaron en los 90”, “el desmantelamiento del Estado”, y “la formación de oligopolios especulativos”.
En el pasaje que reserva al Panal, la CGT Córdoba asegura que la provincia “no ha sido ajena al ajuste desatado por el Gobierno Nacional”, destaca que el movimiento sindical dio “una muestra de unidad (…) rechazando la baja de contratos del Gobierno Provincial”, y vuelve a rechazar el aumento de los aportes a la Caja de Jubilaciones y al Apross.
Horas más tarde, las columnas de los sindicatos que integran la CGT Regional confluyeron en calle Yrigoyen, en las inmediaciones de Plaza España, donde otro escenario esperaba. Allí estarían los triunviros de la central que actual en sincronía con la CGT Nacional, Ricardo López (Sanidad), Edgar Luján (Camioneros) y Rubén Urbano (UOM), junto a Abel Furlán, secretario del Interior de la central nacional, Horacio Otero, delegado normalizador de las delegaciones del interior, e integrantes de las conducciones de otras delegaciones del interior provincial.
El único orador del evento fue Furlán, que dio lectura a un documento que cargó exclusivamente contra el Gobierno Nacional, en duros términos.
La carta, que también apuntó desde el primer párrafo contra el DNU y la Ley Ómnibus de Milei, asegura que “Cada una de las normas que se quieren derogar no es el privilegio para una organización o un sector determinado, por el contrario, atraviesa todas las familias argentinas, quienes estructuran su cotidianeidad y su proyecto de vida en torno al trabajo” y que “son cristalizaciones de procesos de lucha, discusión y consenso expresados en momentos históricos de nuestra nación”.
Después, carga contra “la casta financiera que cíclicamente saquea la Argentina” para luego “hacer creer que el problemas es el trabajo en blanco, la protección laboral, las indemnizaciones, las obras sociales y la seguridad social, la huelga y la protesta”.
Termina recalcando “la obligación histórica de detener este ciclo saqueador y decadente, de desprotección, empobrecimiento y despidos, sin renunciar jamás a la lucha constante por el progreso y bienestar de las y los trabajadores”.
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