Mercado laboral: 6 de cada 10 argentinos están disconformes con el lugar en el que trabaja

Mercado laboral: 6 de cada 10 argentinos están disconformes con el lugar en el que trabaja

Influyen en el mercado laboral las posibilidades de desarrollarse profesionalmente (léase: alcanzar un puesto con más beneficios) pero también otros aspectos.

Un relevamiento realizado por una compañía dedicada a la búsqueda, selección y gestión de personal como un servicio para empresas, aportó un dato acerca del mercado laboral, que indica que la mayoría de los argentinos que tienen trabajo estarían dispuestos a cambiarlo por uno que les ofrezca más oportunidades de desarrollo profesional e incluso por uno que les ofrezca un mejor balance entre trabajo y vida personal.

El estudio fue llevado a cabo en agosto sobre la base de 2.000 consultas y arrojó resultados que destacan que la estabilidad en un mismo empleo es importante para los argentinos pero no determinante.

Según el relevamiento, el 57% de los encuestados afirmaron que cambiarían de trabajo si pudieran acceder a mejores oportunidades de desarrollo profesional o alcanzar un balance más satisfactorio entre su vida laboral y personal.

Un mercado laboral distinto

El trabajo da cuenta que lejos quedaron los deseos de entrar a una empresa y quedarse hasta la jubilación. Hoy las personas que cuentan con empleo formal sostienen que prefieren ser nómades, con el fin de contar con más experiencia y conocer de diferentes aspectos el mercado.

Además, en la actualidad, las empresas estén orientadas a cuestiones más cualitativas que cuantitativas. Cuando se llega a un cierto piso salarial que garantiza estabilidad económica los trabajadores buscan otro tipo de beneficios como mayor flexibilidad, modalidad híbrida, pago de servicios, beneficios extra, etcétera.

Las mujeres siguen postergadas

A su vez, en otro estudio realizado por el mismo grupo se reflejan cuestiones que aún requieren de cambios y tiene que ver con el rol de la mujer en el mercado laboral.

No solo por la diferencia de salarios con el sexo masculino: en el estudio se ve que hay una clara tendencia a que el trabajo no remunerado (como se denomina a las tareas domésticas y de cuidado de personas como la limpieza del hogar, la compra de los alimentos y el cuidado directo de personas) son mayormente de mujeres.

Lo mismo ocurre en la distribución de esas tareas dentro del hogar, con las mujeres dedicando en promedio dos horas más que el hombre. Hay más: de acuerdo con números oficiales, las mujeres tienen más probabilidades de quedar excluidas del mercado de trabajo, particularmente cuando pertenecen a los quintiles de ingreso más bajos, tienen hijos de menos de 6 años, alcanzan niveles educativos menores y son más jóvenes.

Incluso cuando logran insertarse en el mercado laboral, las mujeres enfrentan peores condiciones de trabajo. Ellas están más expuestas al desempleo (11%), la subocupación demandante (13%) y la informalidad laboral (36%) que los varones (8%, 9% y 31%, respectivamente).

Mercado laboral: las mujeres siguen afrontando dificultades para acceder a lugares jerarquizados.

Las mujeres se enfrentan con “paredes de cristal”: participan más en los sectores menos dinámicos y peor remunerados de la economía. 6 de cada 10 mujeres trabajan en el servicio doméstico, comercio, educación y salud, mientras 6 de cada 10 de ellos lo hace en el comercio, la construcción, la industria y en actividades empresariales, inmobiliarias y de alquiler. Esta segregación tiene implicancias para la brecha salarial.

Acciones para cambiar

Según Laura Guimpel, licenciada en administración y miembro de la comisión de Género y Diversidad del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires (Cpcecaba), el tema ya está siendo abordado por muchas organizaciones, que ya han implementado acciones concretas.

“Entre otras: implementación de políticas de compensaciones igualitarias, revisión de composición de rangos y escalas salariales, revisión de políticas de contrataciones e incorporación de personal, autoevaluaciones y análisis de brechas y sesgos inconscientes, licencias por paternidad, incorporación de temas de equidad de género en el código de ética y como parte de los valores declamados»;», enumeró.

También se refirió a «realización de charlas, capacitaciones y generación de espacios de contención; acciones de publicidad y marketing que visibilizan sesgos de feminización o masculinización de tareas”.

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