El sindicato intenta que las empresas de forma individual acepten pagarle al gremio un bono con el mismo monto que las industrias grandes.
Por: Elida Thiery.
El viernes antes de las elecciones legislativas, las cámaras empresariales de la lechería consiguieron cerrar la actualización de paritaria de 2021.
Ante la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA), se acordó una mejora del salario del 25 por ciento respecto a abril último, a pagarse en forma retroactiva y no remunerativa, cinco por ciento más en relación a noviembre, cinco en diciembre, cinco más en enero de 2022, cinco en febrero y los últimos cinco puntos para marzo, llegando así al 50 por ciento en total, sin deterioro para los trabajadores ante la inflación al mes de diciembre.
A esto se agregan dos puntos porcentuales más a pagarse en enero respecto a abril de 2021. En febrero se sumarán cuatro puntos porcentuales y seis puntos más para marzo, adelantando la estimación de inflación para 2022.
Ni el Centro de la Industria Lechera, ni la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas cuestionaron la protección de los salarios ante el marco económico vigente, por lo tanto al bono cerrado en abril de 12.500 pesos, se suman ahora otros 20 mil pesos, que se abonarán de diciembre a marzo en cuotas de cinco mil pesos.
Así los 32.500 pesos que recibirán los trabajadores de todas las industrias del país, queda lejos de lo que recibirá el gremio y de lo que pretende.
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Además de los aportes sindicales tradicionales, de otro fondo solidario y subsidio, del célebre aporte solidario de 1.500 pesos por empleado de las grandes y de 750 pesos por trabajador en las pymes que el gremio recibe por mes de manera directa, se volvió a negociar un bono más para educación y salud gremial.
Las grandes empresas accedieron a pagar en total este año 41.500 pesos a Atilra, con lo cual el CIL hoy da pelea interna por la disconformidad de sus representados, con cuotas de 2.500 pesos en noviembre y 6.500 de diciembre a mayo.
Sobre esto, Apymel referenció que a la situación compleja que vive el sector se debe contemplar una cuestión de envergadura, por lo tanto en un acta asentada en el Ministerio de Trabajo se remarcó esto y se dispuso el pago al gremio de 27 mil pesos, por empleado, con 2.500 pesos en noviembre, 4.500 de diciembre a marzo y en abril y mayo, 3.250 pesos.
Atilra: el método de siempre
Más allá de lo firmado en la cartera laboral, el gremio caminó en estos días una senda que conoce, que es la de la intimidación.
Desde industrias que procesan cinco mil litros, hasta las medianas más conocidas Atilra comenzó a hacer llegar mensajes sobre la necesidad que tiene el sindicato de percibir esos 41.500, como lo harán en las grandes empresas.
El intento no queda en la manifestación verbal, sino que se llama a los empleados a firmar un pedido a los empresarios, e incluso se les pide a los dueños de las plantas que accedan a duplicar el bono sindical por fuera de la representación y acuerdo de las industrias.
Esta modalidad es algo que también se hizo en las últimas semanas dentro de las plantas de SanCor, en la que los trabajadores son invitados a firmar un pedido de acuerdo con el ignoto plan de los empresarios amigos del Gobierno que administrarían un fideicomiso con fondos estatales, situación que de paso viene bastante planchada.
El gremio quiere que las pymes desconozcan el acto colectivo que significa la paritaria, e incluso confunden a los trabajadores, que no tienen en riesgo sus ingresos y que lograron en esta negociación una recomposición merecida, llevando el básico conformado de referencia de 77 mil pesos en abril, a 121 mil pesos en el próximo mes de marzo.
La confusión reina entre empresarios y trabajadores, ante este tipo de actitudes, mientras en nuestro país se reduce cada vez más el mercado de lácteos, se abarata la demanda y la tendencia hacia la concentración se acelera de una manera notable, mientras no se atiende políticamente a la economía y mucho menos a todo este sector productivo.
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