Por Andrés Klipphan

El 7 de agosto, día de San Cayetano, los movimientos sociales agrupados en la Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), gremios de la CGT, organismos de derechos humanos y las dos CTA se movilizarán desde el santuario del patrono del pan y el trabajo, ubicado en el barrio porteño de Liniers, hacia Plaza de Mayo, para protestar contra las políticas del gobierno de Javier Milei.

Los organizadores prometen que será la protesta más numerosa -después de la marcha en defensa de la educación pública- para expresar el descontento por la crisis económica, la pérdida de derechos, la falta de alimentos en comedores comunitarios y “un agravamiento brutal de las condiciones de vida de la gente”, según la definición de un dirigente del gremio de la economía popular.

Como todos los años, desde 2016, en el santuario de San Cayetano se bendecirán herramientas antes de la peregrinación hacia Plaza de Mayo

Si bien los detalles de la marcha y concentración aún no se definieron, un representante de la UTEP le explicó a Infobae las razones por las cuales, a menos de dos semanas del acto, aún no se difundió la convocatoria, como sí ocurrió en años anteriores. Existen dos razones fundamentales: el protocolo antipiquetes implementado por el Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich; y la sugerencia de diversas figuras de la Iglesia, entre ellos obispos, que le hicieron llegar a algunas agrupaciones por su temor a enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerza federales y la Policía de la Ciudad en un día tan caro para la feligresía católica. Los antecedentes preceden los temores, como los incidentes registrados frente al Congreso durante los debates de la Ley Bases en las cámaras de senadores y diputados.

“Cómo ocurre desde la primera gran marcha que se realizó el 7 de agosto de 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri, se van a bendecir las herramientas en la iglesia de San Cayetano, después se va a realizar una peregrinación con imágenes religiosas que va a estar encabezada por el Movimiento Misioneros de Francisco”, que lidera el ex secretario general de la UTEP, y dirigente del Movimiento Evita, Esteban “Gringo” Castro.

El dirigente social explicó: “La peregrinación no va a ser grande para respetar el protocolo de Bullrich y después habrá una convocatoria a Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, para expresar democráticamente nuestra disconformidad con las políticas del gobierno de Milei” y agregó: “Nosotros vamos a seguir defendiendo nuestros derechos y vamos a luchar contra la política de entrega de este gobierno de ultraderecha”.

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Todos los dirigentes consultados por este medio aseguran que, a diferencia de organizaciones de izquierda como el Polo Obrero, la Unidad Piquetera y “Territorios en Lucha”, no buscarán enfrentarse con las fuerzas de seguridad. Es más, cuando se establezca el recorrido y la modalidad, se lo comunicarán a la cartera de Seguridad.

En ese marco, el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Rodolfo Aguiar, recibió en la sede nacional del sindicato a las máximas autoridades de la UTEP: el secretario general, Alejandro Gramajo; la secretaria Adjunta, Norma Morales; la secretaria gremial, Johanna Duarte; y del Frente de Jubilados, Ricardo Godoy, entre otros.

“Estamos viviendo en una Argentina con el 55% de pobreza, casi el 20% de indigencia, un desempleo creciente que roza el 10%, y jubilados que no pueden comprar medicamentos”, sostuvo Gramajo, también dirigente del Movimiento Evita.

El martes también se realizó una asamblea multisectorial en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA donde se discutieron no solo los aspectos de la marcha del 7 de agosto, sino la elaboración de un documento para exigir la libertad de las dos personas que aún permanecen detenidas después de los incidentes en el Congreso el 12 de junio, Daniela Calarco Arredondo y Roberto María de la Cruz Gómez.

El lema de la peregrinación y la posterior concentración será: “Pan, Paz, Tierra, Techo y Trabajo”. Los organizadores entienden que esos ejes “se ven fuertemente afectados por el avance de La Libertad Avanza contra los sectores populares y del trabajo”.

A diferencia de otros 7 de agosto, este año el Consejo Directivo de la CGT decidió comprometerse a jugar un papel “muy activo” en la marcha por San Cayetano junto a los movimientos sociales que integran Unión por la Patria. La decisión es una muestra más del endurecimiento de la CGT contra el Gobierno nacional. En esa misma reunión se decidió que no participará del “diálogo social” que promueve el Ejecutivo junto a empresarios del Grupo de los Seis (G6).

En una conferencia de prensa realizada tras la reunión, el cotitular cegetista Héctor Daer (Sanidad) afirmó: “El Gobierno no ha dado una respuesta positiva a dos temas que para nosotros eran fundamentales”, que fueron el reclamo por la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y el pedido para que el Poder Ejecutivo retire la apelación ante la Corte Suprema contra la suspensión del capítulo laboral del DNU 70.

Marchar junto a movimientos sociales y no asistir al diálogo convocado por La Libertad Avanza será una manera de expresar el malestar de los trabajadores en las calles tal como lo proponía el ala más dura de la central obrera que encabeza, entre otros, el camionero Pablo Moyano.

También es una señal de fortalecer los lazos de unidad con las organizaciones territoriales como el Movimiento Evita, que se referencia en Emilio Pérsico, un dirigente de muy buen diálogo con Daer; el Movimiento de Trabajadores Excluidos, vinculado al ex precandidato presidencial de Unión por la Patria, Juan Grabois; Barrios de Pie, liderado por Daniel Menéndez; y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), referenciada en Juan Carlos Alderete. Todos ellos, además, son los organizadores de la primera marcha de San Cayetano contra la administración Macri y que irrumpieron con el nombre de “Los Cayetanos”. Marchaban -lo hacen aún- bajo la consigna que levanta el papa Francisco: “Tierra, Techo y Trabajo”, o “las Tres T”.