Luego de 37 días de huelga en 2024, más de mil trabajadores del gigante tecnológico en el Estado indio de Tamil Nadu retomaron las medidas de fuerza el 5 de febrero ante la suspensión de 17 miembros del sindicato. Se prepara un paro general solidario para el 13 de marzo.
Por: Santiago Mayor.
El 7 de junio de 2024, por primera vez desde la fundación de la empresa en 1969, los trabajadores de Samsung en Corea del Sur fueron a la huelga. Lo hicieron impulsados por el sindicato National Samsung Electronics Union (NSEU), creado en 2021 y el primero en toda la historia de la compañía. Un mes después, profundizarían su plan de lucha. Habían abierto un camino que rápidamente iba a tener repercusiones globales.
El 26 de junio del mismo año, se inscribió en India el segundo sindicato de Samsung en el mundo, el Samsung India Workers Union (SIWU). Sin embargo, su recorrido no iba a ser sencillo.
A pesar de cumplir con los requisitos de membresía y todas las normativas vigentes, el gobierno -en connivencia con la empresa- dejó pasar los 45 días estipulados por ley y no le dio el reconocimiento legal.
Sin embargo, la creación del sindicato no era (y nunca lo es) un capricho, sino que respondía a una necesidad concreta: mejorar las condiciones de trabajo. Fue así que el 9 de septiembre comenzó una huelga que adquiriría magnitudes históricas convirtiéndose en la más grande y más extensa del sector tecnológico en el país.
Los trabajadores instalaron carpas frente a la fábrica de Sriperumbudur, en el Estado de Tamil Nadu y paralizaron la planta. Solo en el primer día, se redujo la producción en un 50%. De los 1800 trabajadores de la planta, unos 1300 se plegaron a la medida de fuerza.
Entre las principales demandas estaba el aumento de salarios, la reducción de la jornada laboral y, por supuesto, el reconocimiento del SIWU. La acción gremial contó además con el respaldo de la central sindical Centre of Indian Trade Unions (CITU), dirigida por el Partido Comunista de la India (Marxista), el partido de izquierda más grande del país.
En concreto, el sindicato exigía un aumento salarial acumulado en tres años (70% en 2024, 15% en 2025 y 15% en 2026) para llevar los sueldos de 300 a 730 dólares. Además pedían ampliar la licencia paternal de 3 a 7 días e igualar el salario de quienes tienen las mismas categorías.
Si bien Samsung comenzó sus operaciones en India en 1995 y cuenta con 200.000 puntos de venta minorista en todo el país, la planta de Sriperumbudur fue inaugurada en 2007. Es una de las dos fábricas de la empresa (la otra está en Uttar Pradesh) en la quinta economía del mundo y en ella se fabrican principalmente electrodomésticos como televisores, refrigeradores y aires acondicionados.
De acuerdo al portal The Hindu, lo producido allí representa alrededor del 30% de los ingresos anuales (12.000 millones de dólares) de Samsung en India, un mercado que la empresa considera clave en su disputa con las marcas tecnológicas chinas.
El triunfo de la huelga y la batalla legal
El 20 de septiembre de 2024, cuando la huelga todavía no había cumplido dos semanas, el sindicato acudió al Tribunal Superior de Madrás para insistir en su reconocimiento. No obstante, el Departamento de Trabajo seguía postergando la decisión y solicitaba repetidas prórrogas.
Ese mismo día el NSEU de Corea del Sur emitió un comunicado de apoyo en el que cuestionó duramente a la empresa. “Una política de no sindicalizar es anti-trabajadores, lisa y llanamente, y viola los derechos básicos. Este tipo de política no debería tener cabida en ningún lugar, ni en Corea ni en el mercado global. Es una táctica de gestión obsoleta que suprime los derechos de los trabajadores e ignora sus voces, todo en aras del beneficio corporativo”, sostuvieron.
Mientras esto sucedía, la patronal continuaba su ofensiva contra los huelguistas. La policía de Kancheepuram arrestó a varios trabajadores de Samsung la medianoche del 8 de octubre. Y al día siguiente, las fuerzas de seguridad desmantelaron la carpa de protesta del sindicato. Los arrestos policiales de trabajadores y dirigentes sindicales continuaron los días siguientes en Chennai y Kancheepuram.
Finalmente, el gobierno del Estado, encabezado por el partido conservador Dravida Munnetra Kazhagam (DMK) decidió intervenir como mediador en el conflicto logrando un acuerdo el 15 de octubre. El mismo consistía en cuatro puntos: los trabajadores debían suspender la huelga y regresar al trabajo inmediatamente; la empresa no debía tomar medidas punitivas contra los huelguista; los trabajadores debían cooperar con la empresa y evitar actividades contra la gerencia; y la gerencia debía presentar una respuesta por escrito al oficial de conciliación con respecto a las demandas de los trabajadores, incluidos los aumentos salariales.
No obstante, quedaba sin resolver el reconocimiento sindical. “Esto va más allá del dinero o la asistencia social. La empresa niega nuestro derecho a formar un sindicato para discutir estos temas”, sostuvo E. Muthukumar, presidente del SIWU, en octubre.
Finalmente, el 5 de diciembre el Tribunal Superior del Estado dio al gobierno seis semanas para que decidiera sobre la solicitud del sindicato. El 27 de enero, día que vencía el plazo, el SIWU fue legalmente establecido.
El líder de la CITU, S. Kannan, calificó el registro de SIWU como “una victoria de la lucha incansable de las clases trabajadoras” y “un golpe a las políticas económicas neoliberales aplicadas por las clases dominantes”. Por su parte el presidente de la central sindical en Tamil Nadu, A. Soundararajan, aseguró que el registro “debería haberse realizado a través de los canales legales normales”. En cambio, “el gobierno se puso del lado de la dirección de Samsung, obligando a los trabajadores a protestar durante 37 días”. “El Departamento de Trabajo primero tuvo cuatro semanas, luego seis semanas, para decidir, pero esperó hasta el último día. Todos los partidos políticos, excepto el BJP [del presidente del país, Narendra Modi] y el DMK, apoyaron a nuestros trabajadores”, completó.
Suspensiones y huelga general
A pesar del triunfo legal de los trabajadores, Samsung continuó con sus prácticas de persecución gremial y entre el 4 y 5 de febrero suspendió a tres dirigentes del SIWU. Estos habían pedido una reunión con el Director General y frente a la negativa, comenzaron una discusión. Por esa “pérdida de tiempo”, la empresa alegó que habían interrumpido la producción. Ante esta situación, comenzó un nuevo cese de actividades que se mantiene hasta la fecha de la publicación de este artículo.
"La dirección de Samsung está tratando de socavar y debilitar al sindicato. Al suspender a los líderes sindicales, cree que los trabajadores volverán a trabajar por miedo", dijo Soundararajan.
Ante el acatamiento masivo de la huelga, la empresa contrató 1500 trabajadores eventuales para realizar tareas violando la Ley de Fábricas de 1948. Consciente de esto, el 11 de febrero les dio el día libre, por temor a una inspección gubernamental.
Decidida profundizar el conflicto, la patronal suspendió otros 14 trabajadores el 20 de febrero. “Intensificaremos aún más nuestra protesta”, respondió Muthukumar luego de que las negociaciones con la patronal fracasaran.
Además, anticipó que la CITU está organizando una huelga general de solidaridad en unas 40 unidades industriales del cinturón de Kanchipuram para el 13 de marzo. “Nos vimos obligados a llevar nuestra lucha a otras empresas debido a la postura rígida de la dirección de Samsung”, completó el dirigente sindical.
La medida alcanzará las instalaciones de empresas electrónicas, automotrices y de la alimentación como Hyundai Motor India, JK Tyres, Yamaha y Britannia, entre otras.
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