El cotitular cegetista llamó a las delegaciones del interior a reunirse el lunes en la sede de Azopardo, sin el aval de sus colegas, para organizar la movilización ante el Senado cuando se trate la Ley Bases. Qué papel jugaron Cristina Kirchner y su hijo Máximo
PorRicardo Carpena
Una vez más, la interna de la CGT se puso al rojo. Y nuevamente es Pablo Moyano el detonante de intrigas, sospechas y broncas: hay un creciente malestar porque el dirigente de Camioneros se cortó solo y convocó por su cuenta a las regionales de la central obrera para este lunes, a las 15, en la sede de Azopardo 802, para decidir la participación de los sindicatos en la movilización ante el Senado que el kirchnerismo está impulsando cuando se realice la sesión por la Ley Bases.
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Esta iniciativa no cuenta con el aval del sector dialoguista de la CGT, donde dejaron trascender un dato impactante: los verdaderos inspiradores de la rebelión de Pablo Moyano fueron Cristina Kirchner y su hijo Máximo, que buscan que el dirigente de Camioneros vuelva a formar parte de su estrategia política, en este caso desde la cúpula cegetista, para hostigar con más fuerza al Gobierno.
Para ese objetivo, deslizan los moderados de la CGT, la ex Vicepresidenta se reunió con dos de sus alfiles sindicales, Mario Manrique (SMATA) y Abel Furlán (UOM), para pedirles que lo convencieran a Pablo Moyano de agitar la movilización contra el Gobierno desde la CGT, que hasta ahora había acordado dar libertad de acción a los gremios para sumarse o no a la concentración callejera.
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Esa última postura había quedado en claro en una reunión de la mesa chica de la CGT, hace dos semanas, y se ratificó en el encuentro que varios líderes sindicales mantuvieron esta semana con Sergio Massa en la sede de la UOCRA. Allí, luego de que los dialoguistas Héctor Daer (Sanidad) y Gerardo Martínez (UOCRA) insistieron en la postura de permitir que cada sindicato decidiera qué hacer ante la movilización ante el Senado, el dirigente camionero aclaró que él iba a sacar a la calle a sus afiliados, sin anticiparles a sus colegas que haría campaña por su cuenta desde la CGT.
La jugada de Pablo Moyano, funcional al kirchnerismo, reabre viejas fisuras en la central obrera que parecían haber entrado en un compás de espera. De todas formas, falta saber qué postura adoptará Hugo Moyano, el titular del Sindicato de Camioneros, todavía peleado con su hijo mayor, pero los dialoguistas de la CGT ya prevén llamarlo para advertirle que su hijo volvió a alinearse con los K.
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La tensión interna de la CGT reaparece justo cuando el sector moderado, mayoritario dentro del Consejo Directivo, dispuso una virtual tregua sin medidas de fuerza luego del paro general del 9 de mayo a la espera de que el Gobierno los convoque a alguna instancia de diálogo.
Cristina Kirchner, con Pablo Moyano, Mario Manrique, Omar Plaini y Norberto Di Próspero
Ni los dialoguistas ni los combativos, en realidad, quieren que se sancionen la Ley Bases y el paquete fiscal, pero los más combativos (moyanistas y kirchneristas) impulsan un endurecimiento de la central obrera para hostigar al gobierno de Javier Milei porque, según consideran, están apareciendo señales de desgaste en el oficialismo y graves problemas en la gestión que puede aprovechar la oposición.
En la fracción moderada se entusiasmaron con el ascenso a jefe de Gabinete de Guillermo Francos, uno de sus mejores interlocutores en el mundo libertario, que podría sacarlos de la encrucijada de no realizar paros generales tan seguidos mediante un nuevo llamado al diálogo cuando quede en claro si las leyes que Milei considera clave para su gobierno pudieron sancionarse o se frustraron.
No es la primera vez que Pablo Moyano actúa de manera unilateral e inconsulta. Ya cuando asumió como titular de la CGT, en noviembre de 2021, faltó al congreso normalizador con la excusa de un problema de salud y desde ese momento se diferenció de sus colegas a través de reuniones con Cristina Kirchner y su hijo Máximo y críticas a los encuentros de los dialoguistas de la CGT con empresarios de la UIA y de AEA. También lo hizo a través de contactos con sindicalistas combativos como los del Neumático, del Partido Obrero, o los metrodelegados, cercanos al kirchnerismo.
El secretario de Trabajo, Julio Cordero (Foto Nicolás Stulberg)
Julio Cordero, secretario de Trabajo, tratará de tender puentes hacia la CGT cuando viaje en las próximas horas a Ginebra para participar de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Aunque sabe que Gerardo Martínez organizó un coloquio para desplegar una visión muy crítica de Milei y de “los gobiernos de extrema derecha”, como anticipó Infobae, buscará convencer a los sindicalistas, a orillas del lago Leman, de que se integren a 3 instancias de diálogo tripartito que abrirá en breve, piloteadas por la ex subsecretaria Liliana Acosta de Archimbal: lucha contra la violencia y el acoso laboral, inteligencia artificial y modernización de la legislación del trabajo. Para Cordero, integrar a la CGT a esas comisiones permitirá superar el estado de enfrentamiento permanente.
En medio de las fricciones internas, será difícil que la CGT acepte cualquiera de las invitaciones oficiales a dialogar. Sin embargo, también es consciente de que no puede hacer otro paro general de inmediato. El peor desafío para los sindicalistas sigue siendo uno: qué hacer con Pablo Moyano.
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