Según el legislador, las autoridades del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se negaron a proporcionar información sobre la salida de oro del país, operación presuntamente ordenada por el ministro de Economía, Luis Caputo, y coordinada desde el propio BCRA.

“Tomamos conocimiento de dos salidas de oro durante el mes de junio y ahí consignamos un pedido de información en base a la ley de información pública. Luego tomamos conocimiento de otro cargamento que salió en el mes de julio, principios de agosto. Ahí hicimos otro pedido de información», relató Palazzo, dejando claro que la opacidad en torno a este tema es preocupante.

El diputado no se quedó allí y denunció la salida de un tercer cargamento la semana pasada, concretamente el 13 de agosto. “Son cinco cargamentos de oro que se han llevado a un valor promedio de 150, 300 millones de dólares cada cargamento. Estamos hablando de 1500 millones de dólares aproximadamente, que es más de un cuarto de la reserva de oro de la Argentina», afirmó con preocupación.

Palazzo fue tajante al manifestar su inquietud tras recibir una respuesta del BCRA en la que se le negaba toda la información requerida. «Preocupa la respuesta ya que esto significa que los activos a los que hacen referencia los pedidos de información pública están en riesgo y están ratificando que son pasibles de embargo por alguno de los juicios que Argentina tiene en el exterior”, advirtió.

En el mismo programa, Palazzo también arremetió contra la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei, y criticó duramente al ministro encargado de los cambios, Federico Sturzenegger. Según el legislador, Sturzenegger “no debería preocuparse tanto en trabajar la reforma laboral porque en la Cámara de Diputados, los radicales Martín Tetaz y De Loredo están a la derecha de él con los proyectos que presentan en la Comisión de Legislación Laboral y le hacen el trabajo sobradamente”.

Palazzo advirtió que lo que realmente buscan con la reforma es implementar un «banco de horas», que permitiría a las empresas disponer del tiempo de los trabajadores según sus necesidades, sin pagar horas extra y devolviendo el tiempo trabajado cuando mejor les parezca. “Esto deja al empleado o empleada completamente a merced de los deseos y necesidades de la empresa, sin tener en cuenta sus propios derechos”, concluyó.