El gobernador acordó en paritarias con gremios que responden a la CGT y a las dos CTA. Unión contra el ajuste y la motosierra. Nombres, posturas y alianzas.
Por Juan Pablo Gavazza.
La Intersindical estatal es la agrupación gremial más importante de La Pampa: acordó con el gobierno en paritarias. Foto: www.radiokermes.com
El gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, tuvo su propio “pacto de julio”: un trabajoso y extendido acuerdo en paritarias desactivó el conflicto sindical que asomaba desde hacía semanas y cerró uno de los frentes que mantenía inquieto al gobierno provincial.
Los sindicatos, además, le dieron un espaldarazo a la admnistración peronista, que desde ya no produjo despidos: salieron a reconocer que la oferta salarial supera la inflación del primer semestre (84% de aumento en lo que va del año), pero además hicieron constar en actas su respaldo a la decisión de Ziliotto de ningunear el Pacto de Mayo que el presidente Javier Milei firmó con 18 mandatarios provinciales.
La fumata de esa pipa de la paz con el sindicalismo, le permite al peronismo pampeano un alivio en medio de las urgencias, además de reivindicar su insistencia en favor de un “Estado presente” y mostrar diferencias con la Casa Rosada. Ziliotto también marca distancias fronteras adentro: la Municipalidad de Santa Rosa sigue siendo un polvorín de reclamos laborales.
Scrum sindical en La Pampa
El nuevo pacto para vivir posiciona definitivamente al sindicalismo en la vereda de enfrente de la oposición local, que pone palos en la rueda a la creación de un transitorio impuesto a la riqueza: el rejunte del radicalismo, el PRO y Comunidad Organizada niega hasta ahora el cuórum para tratar esa herramienta, que se extendería por seis meses para recaudar fondos destinados a la emergencia alimentaria.
Haciendo scrum con los partidos nacionales y populares, los sindicatos exigen la aprobación del “aporte solidario obligatorio”. El anuncio de posibles “escraches” a diputados y diputadas que faltan a las sesiones generó una confrontación pública y hasta presentaciones judiciales por parte de dirigentes que se sintieron “amenazados”.
La Intersindical estatal es la agrupación gremial más importante de la provincia, porque se nutre de diversas organizaciones, algunas de ellas parte de la CGT y otras en distintas CTA.
Se amuchan bajo el mismo paraguas la Asociación de Trabajadores del Estado, Luz y Fuerza, los Viales, el personal de la Legislatura, de Salud Pública, el Poder Judicial y de Obras Sanitarias. Resaltan en esas organizaciones líderes que no son parte del oficialismo y le marcan la cancha, pero también reconocen sus avances, como la secretaria general de ATE, Roxana Rechimont, o el secretario general de Luz y Fuerza, Julio Acosta.
Varios años combativos frente al gobierno del entonces gobernador Oscar Mario Jorge, en plena etapa kirchnerista, aceitaron la unidad, generaron una gimnasia de las negociaciones y hasta elaboraron una mística.
CGT de La Pampa: sindicalistas compañeros
Ha tenido vaivenes en el espacio intersindical la UPCN, encabezada en La Pampa por Jorge Lezcano, que sí tiene la camiseta puesta: fue parte neurálgica de la primera gestión de Ziliotto y varias de sus figuras, desde el espacio Identidad Peronista, forman parte de las administraciones provincial y municipal. Su pareja, Patricia George, es diputada provincial.
Otras patas sindicales con alta representatividad en el PJ pampeano, siempre en la CGT, son los diputados provinciales Daniel Lovera (Comercio-General Pico), César Montes de Oca (Telecomunicaciones-Santa Rosa) y la conducción de la UOCRA que lideran Roberto Robledo y su hija, la diputada Liliana Robledo.}
Además del diálogo con la Intersindical, las negociaciones del Ejecutivo tienen un carril docente, donde participan la muy mayoritaria UTELPa, que responde a CTERA; el Sindicato de Docentes Privados y AMET, que representa a docentes de escuelas técnicas.
Desde hace años la docencia pampeana sostiene acuerdos con las políticas oficiales y destaca las mejores condiciones laborales y salariales en comparación con el resto del país: esa postura permitió que germinaran sectores críticos dentro del gremio e incluso espacios “autoconvocados” que pusieron en relativa crisis a la conducción.
Por primera vez en mucho tiempo, en las semanas previas al acuerdo, la UTELPa agitó con seriedad la posibilidad de un paro contra el gobierno provincial.
La motosierra de Javier Milei rebanó una sana costumbre
Antes del desembarco de Milei en el gobierno nacional, se hizo sana costumbre en La Pampa que los salarios estatales siguieran de modo automático a la inflación: nadie ponía en discusión la cláusula gatillo de cada mes.
La motosierra libertaria y la realidad económica de fines del año pasado movieron a Ziliotto a cambiar esa lógica y, si bien la dirigencia gremial se manifestó comprensiva de su táctica, también notó que empezaban a tronar algunos escarmientos en las bases: se tuvieron que parar de manos ante el gobierno cuando hace un mes y medio anunciaron un paro que finalmente se fue postergando hasta diluirse.
Los gremios atendieron el argumento de que Ziliotto no puede estirar la billetera infinitivamente porque el canuto del mentado fondo anticíclico tiene un límite. También admiten que los grandes perjuicios al sector trabajador los ocasiona el gobierno nacional, al que la Intersindical considera “una brutocracia”. Con todo, tensaron la cuerda con la provincia hasta lograr el arreglo que en las últimas horas dejó a ambas partes contentas.
Con el aumento del mes de julio, el mínimo garantizado para un agente con familia tipo a cargo alcanza $770.656. Ya hay previstos además aumentos del 4% en agosto y de otro 4% en septiembre, que serán cotejados con la inflación oficial por si es necesario otro retoque.
El pacto para vivir no es definitivo ni eterno. De hecho, los sindicatos reclaman por el atraso salarial que se produjo con el aumento de precios de fines de 2023 y pidieron una audiencia directamente con Ziliotto para analizar en conjunto “posibles salidas” a la coyuntura económica y social.
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