La negociación paritaria del Sindicato de Camioneros atraviesa un momento crítico, con la conciliación obligatoria como único marco que frena un conflicto impredecible.
Mientras el Gobierno mantiene su rígida pauta salarial del 1% mensual para los primeros meses de 2025, los representantes sindicales y empresarios aún no han sido convocados a la mesa de negociación por la Secretaría de Trabajo. El plazo para alcanzar un acuerdo vence el 3 de enero, con una posible extensión de cinco días.
El líder sindical Octavio Argüello, en declaraciones a C5N, advirtió: “Si el Gobierno piensa terminar con las paritarias libres, vamos a terminar en un gran plan de lucha. Habíamos cerrado un 8,5% y un bono de 580 mil pesos. Ellos no quieren firmar más que los 2 puntos que dice la inflación”.
El conflicto se profundizó luego de que el Ministerio de Economía, encabezado por Luis Caputo, rechazara la última oferta de las cámaras empresariales: un aumento del 8% en tres tramos (3%, 2,5% y 2,5%), un bono de $600 mil y un aporte extraordinario para la obra social. La intervención de la Cámara Argentina del Transporte Automotor de Cargas (CATAC) por parte del Ministerio de Justicia complicó aún más la negociación, limitando la representación empresarial a FADEEAC y FAETYL.
Desde el gremio aseguran que están preparados para tomar medidas si no se llega a un acuerdo: “Si no nos pusimos de acuerdo es porque los empresarios no regalan nada y nosotros pedimos lo que corresponde”, sostuvo Argüello, quien dejó claro que las acciones futuras dependerán de cómo avance el proceso de conciliación.
Por su parte, una fuente gubernamental justificó la postura oficial: “El aumento está un poco alto y después la cifra se pasa a los precios; para nosotros no puede superar la inflación”.
La CGT, que reforzó sus contactos con la Casa Rosada, también se encuentra en alerta. Sin embargo, Argüello reconoció que no hay clima para medidas extremas como paros: “El movimiento obrero fue el primero que se paró en la calle contra este Gobierno. Hicimos varias medidas y no hemos tenido la repercusión que uno esperaba. La sociedad está creyendo en este gobierno”, admitió.
El secretario de Trabajo, Julio Cordero, ya ha auxiliado a Hugo Moyano en situaciones tensas en el pasado, pero esta vez su margen político está limitado por las directrices de Caputo. Mientras tanto, el líder de Camioneros enfrenta una presión interna para cerrar un acuerdo que evite tensiones dentro del gremio y no debilite su posición frente a sectores más combativos.
Por ahora, las asambleas informativas realizadas en empresas del sector han sido la única “acción directa”, algo que se percibió como insuficiente tanto por empresarios como por algunos trabajadores. “Hugo zafó porque iba a quedar en evidencia que la gente no tenía ganas de parar”, comentó un empresario del sector.
La cuenta regresiva continúa y la próxima tanda de negociaciones promete definirse bajo la amenaza de medidas de fuerza más contundentes. La paritaria de Camioneros se perfila como un test clave para medir la relación entre el sindicalismo y un gobierno decidido a sostener su política salarial.
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