Festejos y algunas caras largas dejó ayer entre la dirigencia gremial el resultado de las primarias abiertas, todo un reflejo del fenómeno de fragmentación que el sector atraviesa en los últimos tiempos, pero que –a la luz del objetivo por reposicionar su poder de presión– el sindicalismo prevé revertir en un proceso de reunificación tras los comicios de octubre.
“Como espacio político vamos a trabajar por la unidad del movimiento obrero que es fundamental”, prometió anoche el dirigente Héctor Daer (Sanidad), quien integra la lista de Massa en representación del grupo de los llamados “gordos”. Ese espacio sindical forma parte de la CGT oficial de Antonio Caló, que reprobó el acuerdo de los “gordos” con el Frente Renovador y ratificó su alineamiento con el kirchnerismo, pese a que solo logró colar al dirigente de Smata Oscar Romero en la nómina del FPV en Buenos Aires.
En diálogo con este diario, Daer aseguró que desde ahora el sindicalismo deberá profundizar la estrategia de reunificación “sin que prevalezca nadie” por efecto del resultado electoral, y subrayó el compromiso de Massa de trabajar junto al conjunto de la dirigencia gremial para consensuar una serie de proyectos destinados a atender las principales demandas del sector.
También con cierto entusiasmo se paseó el propio Caló junto a otros referentes de la CGT oficial en el Hotel Intercontinental, donde el kirchnerismo se reunió a la espera de los resultados de la elección en la provincia de Buenos Aires, que finalmente marcaron el triunfo de Massa sobre su candidato, Martín Insaurralde. El líder metalúrgico renovó allí su respaldo a la presidenta Cristina Fernández y hasta se animó a pronosticar que el Gobierno logrará ampliar su representación legislativa en las elecciones de octubre.
No hubo festejos, en cambio, en el sindicalismo opositor, que encarna Hugo Moyano, quien no logró hacerse fuerte en la arena electoral mediante su alianza con Francisco de Narváez. El camionero aguardó los resultados en sus nuevas oficinas de San Juan y Jujuy rodeado de un puñado de dirigentes de su entorno y evitó mostrarse por el bunker del Frente Unidos por la Libertad y el Trabajo.
Desde el moyanismo meditaban anoche sus próximos pasos y admitían la necesidad de apuntalar las conversaciones por la unidad del sindicalismo.
El sabor amargo fue mayor aún para uno de los históricos laderos del camionero, el dirigente de los judiciales Julio Piumato, que tuvo un deslucido desempeño como precandidato a diputado por la ciudad de Buenos Aires y no logró el piso necesario para poder competir en las elecciones de octubre.
Mejor performance tuvo el líder de Uatre, Gerónimo Venegas, en el territorio bonaerense. El dirigente y primer candidato a diputado por el frente Unidos con Fe superó la barrera del 1,5% de los votos y competirá en octubre por una banca en la Cámara baja.
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