El cuarto piso del edificio de Azopardo fue el lugar de encuentro entre los funcionarios de confianza de Alberto Fernández y la cúpula de la CGT. Rosca, camaradería y poco fervor peronista. Además, un saludo entre Hugo Moyano y Armando Cavalieri que sorprendió a varios.
Lejos del fervor peronista y rodeado de gran parte del Gabinete nacional, el presidente Alberto Fernández fue el único orador del acto que se realizó en la sede de la CGT para conmemorar el fallecimiento del ex mandatario Juan Domingo Perón, en el cual se terminó colando la interna oficial.
El jefe de Estado arribó al edificio de la calle Azopardo minutos antes de las 18 y se dirigió al cuarto piso, donde compartió una breve charla de tinte netamente político junto a dos de los titulares de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña
El tercero de ese triunvirato, Pablo Moyano, no estuvo presente por encontrarse en la provincia de Chaco en la inauguración de una sede de camioneros.
La llegada tarde del Presidente no sorprendió. Era lo esperado. Al encuentro militante se sumaron el jefe de Gabinete, Juan Mazur, los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires), Jorge Capitanich (Chaco), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Ricardo Quintela (La Rioja), además de algunos integrantes del Gabinete como el canciller Santiago Cafiero y el ministro del Interior Eduardo de Pedro.
El clima de camaradería político – sindical hacía prever un discurso que llame a la unidad del Frente de Todos y que invite a bajar las tensiones. De hecho, fue lo que hicieron el mismo día varios que tenían en duda su presencia (incluso algunos que habían definido no ir) y resolvieron participar como señal de paz.
En las conversaciones íntimas, que llegaban en medios de las fotos interminables con celulares, llamó la atención una entre dos pesos pesados: Armando Cavalieri y Hugo Antonio Moyano. Se saludaron amablemente y cruzaron una breve conversación que fue seguida de cerca por todos.
Minutos después de las 18:45, más de una hora después del horario previsto, Fernández bajó al primer piso para ingresar al salón Felipe Vallese a dar inicio a su discurso, en el cual buscó resaltar la figura de Juan y Eva Perón además de realizar un llamado a la unidad que terminó siendo el trampolín una serie de mensajes picantes hacia el interior del Frente de Todos.
Desde las primeras filas de butacas lo escucharon atentamente cinco gobernadores que dijeron presente, además de los ministros Martín Guzmán (Economía), Aníbal Fernández (Seguridad), Claudio Moroni (Trabajo), Martín Soria (Justicia), Gabriel Katopodis (Obras públicas), Juan Zabaleta (Desarrollo Social), Juan Cabandié (Ambiente) y el titular de la AFI, Agustín Rossi, entre otros.
En las primeras filas, a su derecha, se ubicó el líder camionero Hugo Moyano, además de los dirigentes sindicales Gerardo Martínez (Uocra), Jorge Sola (CGT), Amadeo Genta (SUTECBA), Mario Calegari (UTA) y Antonio Calo (UOM), entre otros.
En representación de los movimientos sociales asistieron los dirigentes del Movimiento Evita Emilio Pérsico y Daniel Menéndez, quienes compartieron la tercera fila junto al piquetero Luis D Elía.
Bajo una constante llovizna, que por momentos se tornaba más intensa, alrededor de 300 trabajadores identificados con chalecos de la UOCRA Capital escucharon el discurso del jefe de Estado a través de una pantalla que se montó en la intersección de Avenida Independencia y Azopardo. No hubo convocatoria de otras organizaciones ni trabajadores que se hayan acercado por su cuenta.
«Los sindicatos son de Perón» y la entonación de la marcha peronista fueron algunos de los pequeños momentos que permitieron rememorar la liturgia peronista, además de las clásicas parrillas callejeras en las que se podía comprar un choripán o sándwich de bondiola.
En la actividad partidaria estuvieron presentes figuras históricas del peronismo como dirigente Lorenzo Pepe y Carlos Pascual, más conocido como «el Tula», quien hizo sonar su bombo en el salón Felipe Vallese del edificio de la central obrera.
«Gracias Tula por tu bombo. De verdad me pone muy contento verte aquí», expresó el jefe de Estado al verlo sentado en la séptima fila.
Una vez terminada la actividad, gran parte de los funcionarios nacionales se retiraron sin hablar con los medios de comunicación que se encontraban en el lugar, en medio de un clima poco festivo.
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