Una disputa desde hace más de una década, se reaviva con un nuevo conflicto en el sector de los choferes. Roberto Fernández, el secretario general de la UTA cada vez más desgastado.
Tras el asesinato del colectivo Daniel Barrientos, el pasado lunes 3 de abril por la madrugada en un intento de robo en la zona de Virrey del Pino en La Matanza, se reavivó la disputa interna en la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
El gremio liderado por Roberto Fernández, un dirigente desgastado por resoluciones judiciales que apuntan contra él y una paritaria ajustada, se enfrenta al sector de Miguel Bustinduy, líder de la agrupación Juan Manuel Palacios, y cuenta con el padrinazgo de Hugo Moyano y de la empresa de transporte de pasajeros DOTA.
Según el periodista Mariano Martín, el secretario general de la UTA promovió un paro circunscripto a la zona oeste del conurbano bonaerense, en las cercanías donde sucedió el asesinato de Barrientos, sin embargo, se sumaron otras huelgas de líneas de colectivos de diferentes regiones del AMBA, algunas de ellas en el área de influencia de Bustinduy.
Los paros fueron masivos en diferentes áreas del Gran Buenos Aires. También hubo repercusiones en varias líneas de las cuales están administradas por la empresa DOTA; en otros casos, hubo choferes autoconvocados, algunos de ellos hicieron retención de tareas y otros establecieron “duelo” por la muerte de Barrientos, asesinado de un disparo en el pecho.
Interna de larga data
El periodista Martín publicó en Ámbito Financiero una historización de la interna de la UTA: en 2011, el histórico líder de la UTA y mano derecha de Moyano en la CGT tuvo un accidente de tránsito que lo llevó a la muerte, y desde ese momento hubo un quiebre importante dentro del gremio de los colectiveros.
Repentinamente, Roberto Fernández al ser el secretario adjunto asumió como nuevo titular de la UTA, y comenzó una fuerte disputa con Bustinduy, el hombre de Palacios.
La puja interna se remonta a 2011 con la muerte en un accidente de tránsito de Juan Manuel Palacios, el histórico líder de la UTA y mano derecha de Moyano en la CGT. Si bien ya se había corrido de la jefatura sindical en 2006 tras una denuncia por la propiedad de un campo a su nombre, su fallecimiento repentino desató el encono de Bustinduy, leal desde siempre a Palacios, y Fernández, quien hasta entonces ocupaba la secretaría adjunta del gremio y asumió como su nuevo número uno.
Tras años de disputa, en diciembre de 2019 cuando asume a la presidencia Alberto Fernández, un grupo reconocido con la oposición ocupó el edificio de la sede central del gremio, y allí se elevó al máximo el nivel de enfrentamiento. Hubo denuncias judiciales pero el año pasado una resolución exculpó a Bustinduy de ese ingreso por la fuerza, y le permitió presentarse a elecciones contra Fernández.
Mientras que las paritarias del sector siempre están mediadas por desembolsos económicos de los gobiernos provinciales y nacional, según afirma el periodista Martín, y en un contexto con “restricciones presupuestarias, los desembolsos públicos para el transporte suelen llegar con demora y eventualmente por valores menores a los necesarios”. A su vez, desde el sector de los colectiveros critican el estado de las prestaciones de la obra social.
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