El dato surge de la comparación con Chile y Brasil. En el gobierno confían en la gastronomía y la hotelería para que en el último trimestre se acelere la recuperación del empleo.
El desempleo es, junto con la pobreza, el indicador que más afecta la dimensión económica de un año electoral: la falta de trabajo y la inflación, son los grandes determinantes del poder adquisitivo. En este sentido, este viernes Alberto Fernández aseguró que " hoy mismo estamos generando miles de puestos de trabajo" y auguró un 2022 con mejores condiciones económicas.
Los datos del Indec sobre desempleo se publican con tres meses de rezago: los del segundo trimestre de 2021 no estarán hasta el 28 de septiembre. En cambio, los de ingresos se publican con más proximidad y, con la inflación ganándole a las paritarias, el Gobierno va a hacer eje en la recuperación de los puestos de trabajo. Y también en la preservación de los empleos.
Frente a los altisonantes porcentajes de creación de puestos de trabajo que se vieron en los países vecinos en la segunda mitad del año pasado, los de Argentina fueron más bien magros, en buena medida porque la destrucción de los puestos fue notoriamente menor. Y esto, que lo destacan los funcionarios de la OIT en foros internacionales, también lo subrayan desde el Ministerio de Trabajo.
En efecto, el último informe técnico publicado por el área de Estadísticas de la cartera de Claudio Moroni, la prohibición de los despidos no impidió que el empleo se redujera, pero sí consiguió que se acotara al 3% la destrucción de empleo privado y no promediara en 15% de países vecinos. En concreto, permitió que unos 700 mil argentinos conservaran sus puestos.
Así se desprende de la comparación con "con dos países que presentan características económicas comparables, Brasil y Chile, pero que tienen modelos de relaciones laborales diferentes y que no aplicaron acciones para proteger el empleo registrado de una magnitud semejante a las instrumentadas en nuestro país". Mientras que en países vecinos se destruyeron el año pasado más del 13% de los puestos de trabajo privados en la comparación con febrero de 2020 (16,6% en Chile y 13,6% en Brasil), en Argentina la destrucción del empleo registrado privado en su peor momento fue del orden del 3,2%.
En otras palabras, si el país hubiera tenido una pérdida de empleos similar al promedio de estos países vecinos (14,9%), se habrían perdido 712,5 mil puestos de trabajo más.
En consecuencia, la recuperación de puestos de trabajo también fue más lenta. Hasta mayo, 1,6% de los empleos asalariados no se habían recuperado; pero en Chile y en Brasil, los datos eran incluso más acuciantes: 7,2% y 11,4% respectivamente.
Sin embargo, esta política de contención no revirtió la tendencia de larga data de una tasa de salida más alta que la tasa de entrada de las empresas privadas. En los primeros meses de este año se había revertido y eran más las incorporaciones que las bajas de personal y el empleo privado crecía. En abril, esta relación se revirtió.
Así, en mayo y junio, la recuperación del empleo se estancó, lo que dejó un saldo en los primeros cinco meses del año de creación de 83.000 nuevos puestos en relación de dependencia en el sector privado, como lo refleja el último informe del Ministerio de Trabajo.
"De este modo, el número de trabajadoras y trabajadores en esa modalidad ocupacional es mayor en un 1% a abril de 2020, el primer mes en el que la pandemia impactó fuertemente en el empleo, e inferior al 1,6% en relación al inicio de la pandemia en la Argentina, en febrero de 2020", señala el informe técnico publicado en la víspera de San Cayetano.
En este escenario preelectoral, el foco ya está puesto en la recuperación del empleo formal, en particular del empleo fabril tras la implementación de los programas de Desarrollo Productivo. El otro eje visible del discurso oficialista está en el cambio de tendencia precisamente en esos sectores. Es que hasta 2019 construcción e industria mostraban cifras declinantes; y desde 2020 incluso con la pandemia muestran cantidades de trabajadores en aumento.
La expectativa también está en la recuperación de puestos de trabajo en los sectores que estuvieron más restringidos hasta el momento: hotelería, gastronomía y turismo. Y también en los servicios interpersonales que crecen a la luz de mayores niveles de actividad económica y más ingreso disponible en los bolsillos de los trabajadores.
Así y todo, la promesa electoral de recuperación de los ingresos quedó para 2022. Por el momento, los últimos datos de desempleo del Indec mostraban que la desocupación venía contrayéndose al 10,2% en el primer trimestre tras el récord del 13,1% al comienzo de la pandemia.
Por Marcia Dell'Oca
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