El líder de Agec y el MTC, Pablo Chacón, recibió a empresarios del C20 para analizar las consecuencias económicas de la pandemia y estudiar estrategias para superar la crisis. El hombre de Sergio Massa en Córdoba busca obrar la alquimia que lo lleve de gremialista a dirigente político.
Por Felipe Osman
El mapa del sindicalismo cordobés conserva, a grandes rasgos, la configuración que tenía a principios de año, después de pasados tanto los comicios provinciales como los nacionales, y con el nuevo Gobierno Federal ya asentado detrás de los puestos de mando. La CGT Regional mantiene su unidad, aunque con un ala más allegada al kirchnerismo cobrando preponderancia. La CGT Rodríguez Peña sigue a la deriva, con sus líderes complicados ante la Justicia. El Movimiento de los Trabajadores de Córdoba (MTC) mantiene sus reproches a las elecciones que sostuvieron a José Pihen al frente de la central cordobesa. Y las 62 Organizaciones Peronistas siguen mostrando adhesión plena al Gobierno Provincial.
Pero que el esquema se mantenga no implica que dentro de cada espacio no existan movimientos, intereses en tensión y expectativas de crecimiento. Desde luego las hay. Y por estos días el espacio que se ha mostrado más activo es el MTC, dirigido por el secretario general de Agec (Comercio), Pablo Chacón.
El tercer candidato a diputado por el Frente de Todos que -por poco- no llegó a la Cámara Baja, y que debió su lugar en la lista al actual presidente de Diputados, Sergio Massa, lejos de deponer sus expectativas políticas redobla por estos días esfuerzos para romper el molde de “gremialista” y obrar la alquimia que lo convierta en un dirigente político exento de las limitaciones que la política partidaria y los prejuicios del electorado suelen imponer a los referentes de extracción sindical.
El pasado miércoles en la sede de Agec Chacón, junto a otros referentes del Movimiento de Trabajadores de Córdoba, recibió a empresarios agrupados en el C20. La reunión tuvo por objeto crear un ámbito en el que gremialistas y empresarios analicen conjuntamente la crisis inducida por la pandemia, las dificultades que conlleva la situación, y las posibles vías de acción para superar tales adversidades. Algo muy similar a lo que viene sucediendo a nivel nacional, donde la CGT y los grandes empresarios del país, enrolados en la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), mantuvieron una reunión de Zoom la semana pasada inaugurando un espacio que los aúne para definir propuestas concretas al Gobierno Nacional.
El lema de la reunión entre el líder de Agec, participes de su espacio gremial, y algunos de los principales empresarios de Córdoba -“sin trabajadores no hay empresas, sin empresas no hay Estado”- marca el tenor del encuentro, y muestra a un Chacón dialoguista, predispuesto a convertirse en el artífice de un acuerdo entre el sindicalismo y el empresariado cordobés. Una imagen muy diferente a la que asume, por caso, el gremialismo más estrechamente referenciado en CFK, que plantea posiciones indefectiblemente confrontativas.
En resumidas cuentas, un Chacón que asume el rol de un dirigente político, que intenta ser más el arquitecto de un pacto que el representante de una parcialidad. Un Chacón a medida de Massa, que busca en él su referente cordobés. A alguien que pueda “vender” en Buenos Aires como un dirigente político de extracción sindical, y no como un sindicalista con pretensiones políticas. La diferencia no es menor.
Mientras Chacón trabaja para interpretar las partituras de Massa, en la CGT Regional quienes respaldan al Gobierno Nacional mientras miran con recelo al Centro Cívico comienzan a sentir propia la conducción de la central, a pesar de que José Pihen siga en la silla principal.
Entre estos referentes gremiales empieza a observarse una contienda amistosa, casi agonal, por destacar entre el resto, probablemente pensando en la sucesión del secretario general del SEP. Se descuenta que quienes parten con ventaja, por encabezar sindicatos con peso propio dentro de la conducción de la central son Juan Monserrat, titular de la UEPC, y Federico Cortelletti, líder de Agepj (Judiciales).
Al otro lado del espectro están las 62 Organizaciones Peronistas, abocadas de momento a las tereas de contención social que les encomienda el PJ Capital, en tratativas para sumar nuevos sindicatos que den cuerpo a la organización, y -desde luego- estrechamente alineadas con el Gobierno de Juan Schiaretti.
La CGT Rodríguez Peña, finalmente, permanece en un “coma inducido”. Ninguno de sus máximos referentes parece tener interés en activar el espacio. Y, dada la situación judicial que atraviesan, cuesta creer que algún espacio político esté interesado en recibir su aval.
De momento -y probablemente de manera definitiva- la central “Nacional y Popular” guarda la más estricta cuarentena.
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