Los dueños de SCT Patagonia, con 25 años de trayectoria en el sur, fueron golpeados por un grupo de dirigentes en una sede sindical. Su actividad está frenada porque el gremio amenazó con paralizar a las empresas que trabajen con ella
Por
Ricardo Carpena
La supervivencia de la empresa SCT Patagonia, con sede en Río Negro y 25 años de trayectoria en la fabricación, reparación y mantenimiento de cintas transportadoras, está en riesgo. Su inconveniente no tiene origen en el aspecto económico porque al sur del Río Colorado es casi la única empresa que brinda ese servicio a compañías mineras, areneras, yeseras, alimenticias o frutícolas. Su problema comenzó por un conflicto con el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, que incluyó golpes e intimidaciones a sus dueños por parte de un grupo de dirigentes y derivó en amenazas de paralizar las compañías que sigan trabajando con esta pyme familiar.
Natacha y Cristian Fernández son los propietarios de esta empresa de 27 empleados, continuadora de una pyme similar creada por su padre, Raúl, en 1998, que surgió 10 años después para trabajar en el mantenimiento de las cintas transportadoras de una planta de arena de YPF en Añelo, Neuquén. Aunque sus empleados estaban encuadrados en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), los hermanos aceptaron que en la nueva firma pasaran a estar afiliados al Sindicato de Petroleros Privados, tal como se obliga a toda empresa que preste servicios en cualquier sede de la firma petrolera, lo cual implicó mejoras salariales para los trabajadores, además de otros adicionales y beneficios.
El conflicto se inició el domingo en que la Argentina ganó el Mundial de Qatar y los propietarios de SCT Patagonia se enteraron esa noche que el sindicato había resuelto que al día siguiente los trabajadores de la actividad no iban a cumplir sus tareas en la planta de YPF. “El gremio decretó asueto arbitrariamente y nos obligaban a parar -relató Natacha Fernández a Infobae-. El lunes, cuando el Presidente decretó el feriado nacional, mi hermano se comunicó con YPF porque teníamos una parada de planta programada y la empresa nos dijo que debíamos asistir sí o sí. Como no está prohibido trabajar un feriado, a la gente se le iba a pagar doble. El martes, el delegado de Petroleros de Añelo, Ricardo Jara, llegó a la planta de YPF para tener una reunión informativa con nuestros empleados y los obligó a quedarse ocho horas sentados en el comedor. Más tarde, Jara nos citó a una reunión informativa en la sede de Petroleros Privados de Neuquén para el miércoles a las 14″.
La empresaria contó que fue al encuentro junto con su papá y su hermano y que los hicieron esperar 40 minutos. Ese lapso le provocó sospechas y por eso decidió grabar la conversación sin que se dieran cuenta. “Nos recibieron cinco personas -afirmó Fernández-, entre quienes estaban el segundo del sindicato, (Ernesto) Inal, y los dos delegados de Añelo, los dos delegados de la sede de General Roca, Fernando Valenzuela y Guillermo Leyton, y el delegado de Añelo, Ricardo Jara, que nos dijeron que nos habían citado porque habían detectado irregularidades en la planta, que no eran tales”.
En la charla entre los empresarios y los sindicalistas, que duró sólo 6.23 minutos, la tensión se instaló luego de que discutieron sobre las condiciones laborales en el establecimiento de YPF y Cristian Fernández les dijo a sus interlocutores: “Si quieren, los invito algún día a que se acerquen (a la planta) después de tanto tiempo”. Uno de los dirigentes, enojado, le contestó: “Bajá un cambio, nos estás tratando como que no tenemos idea”. Luego discutieron por las horas de trabajo, en un tono más exaltado, hasta que un gremialista le dijo: “No te vengas acá a hacer el atrevido. Si no pagaste, andate a la mierda”. Allí surgieron los insultos, gritos de “Tomátelas” dirigidos a los empresarios y en la grabación pueden escucharse los gritos de Natacha Fernández: habían comenzado a golpearlos.
“Cuando mi hermano se para como para decir ‘nos vamos’, Inal le pega un empujón y lo vuelve a sentar en la silla -relató la dueña de SCT Patagonia-. Ahí ya tenía tres tipos encima. Le pegaron una piña en el costado del cuerpo y, cuando me interpongo para protegerlo, me terminan golpeando a mí. Quedé con el pómulo hinchado. En un momento incluso nos tiran a los dos al piso, mi hermano de espaldas y yo arriba de él. Así me lesiono la mano derecha y, como se me rompe el pantalón, también la rodilla. A mi papá lo empujaron y terminaron rompiéndole la chomba. En un momento les pido que me devuelvan mis pertenencias porque mis anteojos volaron al piso. Terminamos los tres, golpeados, en el ascensor. Enseguida fuimos al estudio de nuestros abogados, de ahí al hospital a constatar las lesiones y el jueves presentamos las denuncias penales en la fiscalía de Neuquén”.
El empresario Cristian Fernández muestra las heridas por la agresión sufrida en el Sindicato de Petroleros Privados
La situación conflictiva no terminó en ese momento. “Cuando estábamos saliendo de la fiscalía -siguió la empresaria-, mi hermano recibió el llamado de uno de los gerentes de un cliente, que le contó que lo había llamado el gremio petrolero y le había dicho: ‘Sacá a SCT de ahí adentro porque te vamos a parar la planta’. ‘No, si yo no lo tengo’, les comentó. ‘Bueno, si lo llevás te paramos la planta’”.
Según Fernández, otras cuatro empresas recibieron la misma amenaza del Sindicato de Petroleros Privados. Incluso cuando empleados de SCT fueron a la planta de Añelo a llevarse herramientas que habían quedado, tuvieron que irse rápido porque los dirigentes gremiales se enteraron de que estaban. “Hubo que cargar todo y salir por el medio del campo para no encontrarse con estas personas -agregó la empresaria-. Había que llegar al menos a Río Negro porque si nos pasaba algo estábamos en nuestra jurisdicción. Porque ese es el otro problema: Neuquén está manejada por ellos”.
Uno de los certificados médicos que constataron las lesiones que tenían los empresarios de SCT Patagonia
El 90% de la facturación de SCT Patagonia provenía de sus clientes petroleros. Por eso la empresaria admitió: “Estamos sin poder trabajar. De los 27 empleados que tengo, ahora me alcanzan 10 para atender al resto de los clientes. Estoy rogando que se le corte una cinta transportadora a cualquiera de las empresas y que YPF tenga que parar porque no tiene arena. Entonces el país se va a enterar de que Vaca Muerta está parada porque el Sindicato de Petroleros Privados nos pegó a nosotros”.
El gremio, que es el más poderoso del sector, de unos 26.000 afiliados, fue liderado durante 37 años por Guillermo Pereyra, ex senador nacional del Movimiento Popular Neuquino (MPN) y secretario adjunto de la CGT, quien se retiró a fines de 2021. En su lugar, con el 86% de los votos, resultó elegido Marcelo Rucci, ex secretario administrativo del sindicato, de un perfil más combativo.
Los hermanos Fernández recurrieron a la ayuda del Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB), que preside Verónica Razzini, para que los asesoraran ante este conflicto que, en caso de que persista, los llevará a una drástica reducción de la actividad y a despedir a casi la mitad del personal. A la dueña de SCT Patagonia se la escucha angustiada, pero firme: “Sentimos mucha impotencia. Somos gente de trabajo. Lo único que sabemos es trabajar, nadie nos regaló nada y da mucha bronca tener que achicarnos porque estas personas se manejan así. Estamos todos cansados de la corrupción que hay en este país, pero nadie se levanta y dice: Bueno señores, acá se termina. Todos los empresarios privados nos tendríamos que unir y hacerle frente a esta gente. No podés someterte a ellos”.
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