La Regional cordobesa quedó formalmente normalizada bajo la conducción de Edgar Luján (Camioneros), Ricardo López (Sanidad) y Rubén Urbano (UOM), y pidió lugares en la lista provincial del PJ. Pihen mantiene el apoyo de gremios de peso, pero se quedó afuera de la CGT. Las 62-O buscan contraste con trabajo territorial, y sostienen el pedido de un lugar en la próxima Legislatura.
Por: Felipe Osman.
La secretaría del Interior de la CGT Nacional puso punto final al proceso de normalización de la CGT, que comenzó a principios de mayo de 2022, cuando Horacio Otero desembarcó en Córdoba con la misión de conformar una Comisión Normalizadora que alumbrara una nueva conducción.
En rigor, la Regional ya había atravesado un proceso electoral a fines de 2019, cuando José Pihen preparó su reelección ante la mirada disconforme de Rubén Urbano (UOM), Pablo Chacón (Agec) y los demás sindicatos que integran el Movimiento de Trabajadores de Córdoba (MTC), que prometieron entonces ir por la normalización de la regional una vez que la CGT nacional quedara normalizada.
Aquellas objeciones planteadas por el MTC fueron finalmente escuchadas por la CGT Nacional, y el jueves de la semana pasada se consolidó una nueva conducción liderada, al igual que a nivel nacional, por un triunvirato. Los triunviros que dirigen la Regional Córdoba son, desde el jueves, Edgar Luján, secretario general de Camioneros, Ricardo López, titular de Sanidad, y Pablo Chacón, líder del sindicato de Comercio.
La asunción del nuevo triunvirato cierra un proceso al que sus detractores calificaron como una “intervención” y sus partidarios como un “proceso de normalización”. En cualquier caso, desde el jueves el sello de la CGT salió del limbo en que había quedado, a consecuencia de la disputa entre los gremios que se alinearon detrás de Pihen y su Movimiento Obrero Peronista y los que se alistaron detrás del MTC de Chacón. Los últimos prevalecieron.
Acto seguido, reclamaron al peronismo lugares en la lista legislativa, develando el motivo real -al menos en el plano local- del proceso que se condujo desde Buenos Aires para desplazar a Pihen. El motivo formal, a saber, la “mayor unidad posible del movimiento obrero”, terminó dejándose de lado.
La conquista de la CGT Regional por parte de los detractores de Pihen implica un golpe para el conductor del SEP, que asistirá al cierre de listas sin el control de la central cordobesa y que, además, se prepara para poner en juego su propio sindicato, que intentará legar a su actual adjunto, Sergio Castro.
El contexto en el que se precipitará la sucesión del SEP no es cómodo para Pihen. No sólo por la situación de la CGT, sino también por las heridas que el gremio arrastra del conflicto de Salud del año pasado, cuando la Provincia excluyó a parte de sus representados de lo que concedió al personal de Salud.
En ese escenario, la Junta Electoral del SEP resolvió rechazar a las dos listas que se presentaron para disputarle al oficialismo la conducción del gremio. El fundamento de ese rechazó fue, en líneas generales, que las listas opositoras no habían presentado candidatos a cubrir la totalidad de los cargos en disputa. Las listas rechazadas recurrieron ante el Ministerio de Trabajo de la Nación y todas las partes fueron citadas por sus autoridades el próximo miércoles.
Se desconoce a qué resolución se llegará. Lo que sin embargo parece evidente es que el oficialismo no se siente seguro de ganar o, al menos, de ganar con cierta comodidad. De lo contrario, lo mejor hubiera sido legitimar su triunfo frente a un retador. O mejor aún, frente a dos, con un voto opositor dividido.
Las 62 Organizaciones Peronistas son, en esa escena, el tercer espacio sindical que apuesta a hacerse con, al menos, un lugar expectable en la lista del oficialismo. En esa carrera, y buscando un golpe de efecto, Ricardo Moreno, secretario político de la organización, montó el jueves, en paralelo al acto de la CGT, otro en Villa El Libertador, corazón de la seccional décima, en donde reunió a dos centenares de dirigentes y militantes PJ. La intención fue demostrar que su espacio, además de congregar gremios, puede aportar despliegue territorial. No está claro si el oficialismo quiere ese aporte o si, por el contrario, es la manera que la organización encuentra para condicionarlo. En cualquier caso, resta ver si es efectivo.
La primer pista para desentrañar sobre qué sistema gremial se apoyará el llaryorismo llegará con la confección de las listas. Luego, y si el peronismo se hace con la victoria el 25J, se verá como gestiona un tablero gremial local sin una conducción univoca, con gran injerencia de la CGT Nacional, y con el kirchnerismo desparramado.
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