La flamante Secretaria General fue la encargada de arrancar la batalla con el gremio de los municipales. Perfil de mano dura, pasado delasotista, fanatismo por el Excel y cómo juega en la interna del sindicato.
La tregua acordada sobre el final de la semana entre el Municipio y el Suoem por el aumento del 4,29% para el salario de diciembre sirvió para calmar un poco las aguas en la relación entre la nueva gestión y los estatales municipales. Pero, para algunos, es solo un mensaje transitorio; y tanto fuentes del Palacio 6 de Julio como así también en el seno del siempre poderoso sindicato, no son pocos los que creen que la tensión volverá. Cuando el intendente Martín Llaryora empezó a delinear el equipo, allá por junio del año pasado, supo que una de las cuestiones más complejas a desentramar sería la relación entre el Suoem y el Municipio. Con UTA debilitado -a partir de la intervención primero y de la incidencia luego de la cúpula nacional en la elección de autoridades en Córdoba- y tras lo que ocurrió meses más tarde con el Surrbac, la apuesta estaba en negociar con el gremio que desde hace unos años conduce Beatriz Biolatto. Y ese rol lo asumió la Secretaria General, Verónica Bruera, funcionaria que tiene un pasado por la administración provincial en gestiones de José Manuel de la Sota, que se sumó el llaryorismo en su carácter de técnica, pero que en cuestión de meses se convirtió en lo que en los pasillos del Palacio 6 de Julio definen como “una soldado de Llaryora”. La ordenadora. De origen delasotista, durante las gestiones del fallecido exgobernador estuvo en la Lotería de Córdoba, se desempeñó como Secretaria de Gestión y Auditoría y fue parte de uno de los últimos cambios que introdujo un gabinete delasotista cuando la impulsaron como ministra de Gestión Pública y reemplazó en ese lugar al actual vicegobernador Manuel Calvo, que arribaba al ministerio de Infraestructura. “Siempre, en todos los lugares que estuvo, la pusieron para ordenar. Cuando llegó a la Lotería había un desbalance importante, sobre todo porque llegan tipos que son poco ‘mostrables’ y los mandan al freezer. Entonces, algunos se descontrolan”, admitió un peronista de la capital que conoce el camino recorrido por Bruera. “En aquel momento, cuando llegó a ministra desplazó a Mónica Zornberg”, agrega el hombre. La gestión llaryorista la tiene en el eje que integra junto al Secretario de Finanzas, Guillermo Acosta, y la Secretaria de Modernización, Alejandra Torres. Los tres forman el lote de escuderos de Llaryora, pero a diferencia de los otros dos, la gestión de Bruera condiciona el buen desempeño de lo que puedan hacer Acosta y Torres, y no al revés. “El eje está aceitado y funciona bien: Acosta es el encargado de ordenar y aumentar la recaudación; Torres de modernizar el obsoleto Estado municipal; y Bruera tiene que controlar la planta. Por eso, la relación de ella con los estatales va a repercutir en las áreas de los otros dos”, admiten en el Municipio. Atada al Excel, leales y detractores destacan el rol ejecutivo de la funcionaria. “Lo que pide el ‘1’, lo tiene, al margen de que traten de promocionarla como la dura de la gestión, la encargada de dar las malas noticias”, reconoció a PERFIL CORDOBA una fuente que conoce a Bruera. La mira puesta en el gremio. Las dos semanas que pasaron fueron de mucha negociación entre el Palacio 6 de Julio y el Suoem. La tensión desatada por la ordenanza de emergencia económica, sumado a la cesantía de casi 300 empleados puso en pie de guerra al sindicato que lidera Biolatto pero que tiene como secretario adjunto a otro duro como Daniel “Chiquito” Fernández. Los dos fueron los encargados de hablar con Bruera y bajar el mensaje a las bases que se calmaron con el acuerdo por diciembre, aunque anticipan que en marzo se volverá a vivir con tirantez. En el sindicato ven a Bruera como la persona que, desde el Municipio pero alineada con la Provincia, trata de perforar la resistencia del Suoem. Más en este 2020, que será año de elecciones internas en el gremio. “Podemos tener diferencias, igual para la lucha estamos todos unidos”, advierten desde el Suoem. A pesar de la omnipresencia que para muchos representa Rubén Daniele, el histórico sindicalista no estuvo en las charlas que el Municipio mantuvo con el gremio. Quién sí estuvo respaldando a Bruera fue el presidente del Colegio de Abogados, Ignacio Segura, que lidera la entidad que tiene a la funcionaria municipal como vicepresidenta. La presencia de Segura abrió un interrogante en el seno del gremio y lo tuvo al presidente del Colegio de Abogados como testigo del primer portazo que dieron, primero Fernández y después Biolatto, en medio de una tensa reunión durante las últimas horas del 2019. Con este clima, el calendario marca una negociación que tiene en agenda la cláusula gatillo que el Municipio quiere dar de baja -ahora la actualización del salario es bimensual por inflación y el Ejecutivo quiere llevarlo a que sea cada cuatro meses- y la elección que podría ser entre junio y julio. Anticipando así un semestre de pulseada entre Bruera, la dura del llaryorismo, y el siempre poderoso Suoem.
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