Son tres hombres de confianza que el presidente electo consulta en forma periódica.
Alberto Fernández tiene un triangulo virtuoso en el gremialismo. En los dos extremos de la base, se encuentran Víctor Santa María (SUTERH) y Sergio Palazzo (La Bancaria). En el vértice, Héctor Daer (Sanidad). Son sus hombres de consulta y confianza. Hablan y se reúnen de manera periódica.
El trío es la tara de la balanza para equilibrar al camionero Hugo Moyano.
El ex jefe de la CGT también dialoga con el presidente electo. Es más: Fernández lo invitó a su departamento de Puerto Madero, y el sindicalista le regaló una remera de Independiente, club que preside, a sabiendas que su anfitrión es un caracterizado hincha de Argentinos Juniors.
Alberto Fernández cenó con Hugo y Pablo Moyano en su departamento de Puerto Madero.
La relación con Moyano es más por necesidad que por amistad. Sí se respetan mutuamente.
Tanto el líder del Frente de Todos, como Daer, Palazzo y Santa María, comprenden que el hombre que llegó a creerse -o se cree aún- el "Jimmy" Hoffa argentino, puede romper en cualquier momento la pretendida “unidad sindical”, solicitada por quien el 10 de diciembre será el nuevo jefe de Estado.
Según pudo reconstruir Infobae, el líder camionero no oculta cierto fastidio hacia “el compañero Alberto”-como lo suele llamarlo- porque se acerca el 10 de diciembre y su hijo Facundo está prácticamente afuera de la secretaría de Turismo, cargo para el cual Hugo Moyano hacía lobby.
Igual camino correría Guillermo López del Punta, abogado del gremio Camionero, en otra secretaría que para el ex mandamás de la CGT era clave, la de Trasporte.
El Clan Moyano ya dio algunas señales de mal humor. Mientras Daer, uno de los dos titulares de la CGT; y representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA), por ejemplo José Urtubey, descartaron la posibilidad que se otorgue un bono generalizado de fin año, una práctica habitual durante las tres gestiones kirchneristas; Pablo Moyano, otro de los hijos de Hugo, y secretario adjunto de Camioneros, rápidamente salió al cruce de esas declaraciones al solicitar el pago urgente de un bono de fin de año para trabajadores, integrantes de movimientos sociales y jubilados.
Sobre su gremio fue más allá. Dijo que está negociando con las cámaras empresarias un pago extra de 20 mil pesos, es decir 15.000 pesos más que lo lanzado por el gobierno saliente de Mauricio Macri.
Las palabras de Moyano fueron interpretadas por algunos hombres cercanos a Fernández, y del propio gremialismo, como un “engaña pichanga” para intentar despegarse de Daer y del sector industrial. ¿La razón? Todos los años Camioneros negocia con las cámaras de su sector un bono de fin de año.
“Donde la actividad dé para pedir el bono, el sindicato lo va a pedir, pero la situación económica no es de puja distributiva, sino que las fábricas están en un 50 por ciento paradas”, explicó Daer.
¿Tendría esa misma predisposición si las elecciones generales las hubiese ganado Cambiemos?
El dirigente sanitario representa a un gremio en crisis.
FATSA acordó pagar la suma no remunerativa de 5.000 pesos, pero en dos cuotas, de 2.500 pesos.
La posición de Daer y de la CGT en cuanto al pago no “generalizado” del bono había sido consensuada previamente con Fernández.
José Urtubey, hermano del hasta ahora gobernador de Salta, se expresó en el mismo sentido. Avisó que es muy difícil que la industria pueda pagar el bono (de 5.000 pesos) porque el año termina para la industria y sobre todo para las pymes con “un desastre que era anunciado”.
La posición de La Bancaria sobre el bono es bien distinta a la del resto de los sindicatos. Inclusive al de los camioneros.
Todos los años, el día del bancario (6 de noviembre) sus empleados reciben un sobresueldo que va entre los 50.000 y los 85.000 pesos. Todos los meses, además, reciben una suma de unos 3.500 pesos (varía según la categoría) en concepto de reparto de utilidades.
El sector financiero es una de las áreas que mayor rentabilidad obtuvo, no solo en el gobierno actual, sino también en el anterior.
Como en el gremio de Daer, los encargados de edificio de Santa María tampoco pasan por un momento de esplendor económico. Con esfuerzo también acordaron con los consorcistas dividir en dos el pago del bono no remunerativo.
El titular de la CGT también es un hombre cercano al diputado Sergio Massa, el futuro titular de la Cámara Baja.
El quién es quién del triángulo sindical de Alberto.
Héctor Daer, el pope sindical.
Junto a Carlos Acuña (Estacioneros de servicio), Daer es uno de los dos secretarios generales de la CGT. Su mandato vence el 8 de agosto de 2020.
Fernández ya le sugirió que vería con agrado que siguiese al frente de la principal central obrera del país.
Dentro de la central obrera hay acuerdo para que esto sea así. Pero aún no está definido si el hombre fuerte de FATSA será el único secretario general de la CGT, o la conducción será tripartita, como aspiran algunos “Gordos”.
Está a cargo de su sindicato desde el 26 de noviembre de 1992, es decir, hace 27 años.
Daer es el gremialista que capitanea la deseada “unidad sindical” por el presidente electo. Una de la razones, la amistad que los une desde los tiempos en que Fernández fue el poderoso Superintendente de Seguros de la Nación.
Desempeñó ese cargo entre agosto de 1989 y diciembre de 1995, durante la primera presidencia de Carlos Saúl Menem.
El jefe de la CGT -precedió en el cargo a Hugo Moyano- mantiene una estrecha relación con Sergio Massa -hombre clave para el triunfo electoral de Fernández- y quien compartió listas en el Frente Renovador (FR) fundado por el futuro presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
El sindicalista formó parte del bloque de diputados del FR entre el 10 de diciembre de 2013, hasta esa misma fecha de 2017.
El secretario general de FATSA era uno de los hombres del mundo sindical que se barajaba como posible ministro de Trabajo, pero las suspicacias que generó entre sus pares, derivó a que él mismo hiciera trascender a la prensa que declinaría a esa nominación y que el elegido para ese cargo, era Claudio Moroni, amigo personal de Fernández desde la época en que estudiaban abogacía en la Facultad de Derecho de la UBA; y un ex funcionario que conoce a la perfección los resortes del Estado. También del mundo gremial ya que, entre otros cargos, fue quien sucedió al presidente electo en la Superintendencia de Seguros de la Nación.
“Con Alberto Fernández tengo una larga amistad”, repite ante los medios y en su cuenta del pajarito celeste Daer quien, a solicitud del futuro presidente, fue al último Coloquio de Idea en Mar del Plata para “marcarles la cancha a los empresarios”, o al menos así lo interpretaron ellos. Según pudo saber Infobae, el trazo grueso de sus palabras, había sido consensuada con Fernández, un Fernández, que no acepto el convite de asistir al encuentro y expresarse en un panel.
El posible ministro de Trabajo de Alberto Fernández fue funcionario de Cristina Fernández de Kirchner.
“La CGT está dispuesta a consensuar todo lo necesario para que el país salga adelante. Ese es el mensaje que venimos a dar”, le dijo Héctor Daer al empresariado durante su ponencia.
También les solicitó que muestren los planes de inversión.
-Fernández está impulsando el acuerdo social, político y económico. ¿Cuánta certeza hay para que, en caso de ganar el Frente de Todos, se concrete? -le preguntó a Daer un puñado de periodistas durante un apartado.
-La certeza es total. No hay margen para no tener un gran acuerdo nacional. Por dos lados: por uno, detener la caída y recuperar la actividad económica y después pensar un país con desarrollo. Para esto hacen falta muchas transformaciones. Los empresarios tienen que dejar la fácil de comprar mucha tecnología afuera y empezar a invertir en los desarrollos tecnológicos que le hacen bien a la Argentina -les respondió Daer, que parecía estar hablando de parte de Fernández.
Y así lo hizo.
Como se ve, Daer es el hombre fuerte del presidente electo dentro del gremialismo. Pero tampoco es el único.
Sergio Palazzo, la pata financiera en el sindicalismo.
La relación entre el titular de La Bancaria -de extracción radical- y Fernández no comenzó a través de Cristina Fernández de Kirchner, como sostienen algunos. Se forjó casi por casualidad.
Ambos se cruzaron en un set de TV. Después de saludarse quedaron en tomar un café. Después del café hubo un par de almuerzos en el piso 9 del edificio que La Bancaria tiene en la calle Sarmiento al 300, en pleno microcentro porteño.
Fernández ya no era el jefe de Gabinete de su actual vicepresidente electa; y Sergio Palazzo había escalado al peldaño más alto del sindicato bancario después que su histórico líder, Juan José Zanola, terminara con sus huesos en una celda por el escándalo conocido como “La Mafia de los Medicamentos” y el triple crimen de General Rodríguez por el tráfico de efedrina.
“Hablar con Alberto y escucharlo es un gran ejercicio intelectual. Es un político moderno que sacará al país adelante y con quien desde hace años compartimos ideas”, cuenta Palazzo, quien además reconoce que los almuerzos y cafés se multiplicaron, sobre todo, durante la gestión de Mauricio Macri al frente de la Casa Rosada.
Varios de los técnicos de prestigio que asesoran al sindicato bancario no solo colaborarán con el equipo económico del presidente electo, sino que ya le presentaron un proyecto para reformular a la banca pública, sobre todo al Banco Nación, tal como ya informó Infobae.
Palazzo es uno de los sindicalistas que sostienen que si para afianzar la unidad gremial la CGT debe ser conducida por tres secretarios generales él no pondría reparos.
“Si hoy la alianza de gobierno que llevó a Alberto a la presidencia está sostenida, sobre todo por tres pilares fundamentales, Cristina, Sergio (Masa) y él, cómo me opondría a un triunvirato en la CGT”, razona ante Infobae.
El bancario es otro de los hombres que, junto a Daer, impulsan la unidad sindical.
Palazzo -que está fuera de la conducción cegetista- lidera la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), junto a, entre otros, el gráfico Héctor Amichetti y el piloto Pablo Biró.
Entre otros, de ese Frente Sindical también forman parte el Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE), el Sindicato Argentino de Televisión (SATSAID), la Unión Obrera Molinera Argentina (UOMA), la Federación de Empleados de Farmacia (FENAEMFA), el Sindicato Federación Gráfica Bonaerense (FGB), el Sindicato de ANSES (SECASFPI), y la Federación de Sindicatos de Trabajadores Judiciales (FE-SITRAJU) y entre otros.
“La unidad sindical va a costar”, le confió Palazzo a este medio, advirtiendo que la tarea encomendada por el futuro presidente no será sencilla, más allá de las buenas intenciones, y se diferenció de algunos de los “Gordos” de la CGT, como Roberto Fernández, que aconsejó la emisión de billetes para ponerle dinero en el bolsillo de la gente.
“Hay que armar un programa económico sustentable en el tiempo. Darle a la maquinita es una ficción. No comparto el criterio que él expresó –por el titular de la UTA-. La maquinita puede servir por poco tiempo, nada más. No sirve para resolver los problemas de la economía en el mediano y largo plazo. La maquinita genera más inflación, y eso ya lo aprendimos”, recordó.
De excelente relación con Hugo Yasky, líder de la CTA, Palazzo también brega por la inclusión de los gremios que conforman esa central trabajadora independiente a la CGT.
El bancario, además, es uno de los impulsores del “acuerdo social”, también proclamado por Fernández. De eso hablan e intercambian ideas cuando se reúne con el futuro jefe de Estado.
“No hay margen para salir de la crisis sin las organizaciones políticas y sociales”, refuerza la idea ante Infobae.
Víctor Santa María, boquense y peronista.
El titular del gremio de los encargados de edificios es uno de los pesos pesados en el PJ porteño. De hecho, es el presidente del partido en ese distrito. Fue uno de los impulsores -junto a Juan Manuel Olmos, su rival interno- de la candidatura de Matías Lammens para disputarle a Horacio Rodríguez Larreta la jefatura de gobierno capitalino.
La apuesta por el presidente de San Lorenzo no defraudó, pero tampoco colmó las expectativas. Larreta consiguió su reelección por más del 50% de los votos, es decir sin necesidad de ir a una segunda vuelta electoral.
Santa María es el tercer hombre dentro del sindicalismo con quien Fernández tiene excelente relación.
Ambos tienen un vínculo al menos desde 2005.
El 17 de abril de ese año, el entonces jefe de Gabinete del Néstor Kirchner fue consagrado como titular del Partido Justicialista porteño.
En la conducción partidaria, el actual presidente electo estaba secundado por el entonces secretario de Seguridad, Alberto Iribarne, y el titular del sindicato de encargados de edificios.
Además de Santa María, a Fernández lo acompañaban, entre otros, los ex ministros Carlos Tomada (Trabajo) y Daniel Filmus (Educación). También por el ex secretario de Medios, Enrique Albistur, el famoso amigo que le presta el departamento de Puerto Madero donde vive el futuro presidente de la Nación a cambio del “pago las expensas, impuestos y otros gastos".
Los festejos por la llegada a la titularidad del PJ capitalino se desarrollaron en el hall del Instituto Superior Octubre del SUTERH.
Casi diez años después, en 2014, el que llegó a ese mismo cargo fue el líder sindical. Reemplazaba a otro gremialista, Andrés Rodríguez, el secretario general de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), otro dirigente con quien Fernández tiene muy buena llegada.
Si de algo se enorgullece Víctor Santa María es de haber fundado y desarrollado en 2013 la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), destinada, sobre todo, a capacitar a los hijos de sus afiliados y especializar en distintas profesiones a los encargados de edificios.
El rector de la UMET es Nicolás Trotta, el coordinador de los equipos técnicos del próximo inquilino de la Casa Rosada.
Trotta, abogado, con un doctorado en educación y profesor universitario, fue subsecretario de Tecnologías de Gestión entre los años 2008 y 2009, es decir durante un año de la primera presidencia de Cristina de Kirchner.
A diferencia de alguno de sus pares, Santa María, director de medios del Grupo Octubre, cultiva el perfil bajo, aunque a veces, su amor por la camiseta azul y oro lo obliga a levantarlo.
En las últimas horas, por ejemplo, declinó su candidatura a la presidencia de Boca Juniors por el espacio que lidera junto al senador Santiago Carreras, “Boca Somos Todos”, para apoyar a la lista opositora de Amor Ameal, que lleva como vicepresidente primero a Mario Pergolini, y como vice segundo a Juan Román Riquelme.
Con esa decisión, Santa María intenta facilitar la derrota del actual oficialismo en la conducción boquense que responde al macrista Daniel Angelici -actual presidente Xeneize que no puede renovar- a través de Christian Gribaudo, funcionario de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
En términos futbolísticos, y siempre dentro del Boca de los amores del secretario general de los encargados de edificios -y más allá de los clubes que hacen latir sus corazones-, Daer, Palazzo y Santa María, bien podrían ser para Fernández dentro del sindicalismo sus tres emblemas de lujo del club de la Rivera, como por ejemplo, Diego Armando Maradona, Carlos Tevez y Juan Román Riquelme.
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