Radiografía sub 30: el desempleo juvenil duplica el promedio nacional y predomina la informalidad en las contrataciones

Radiografía sub 30: el desempleo juvenil duplica el promedio nacional y predomina la informalidad en las contrataciones

La realidad económica de la juventud muestra mayores dificultades para insertarse en el mundo laboral respecto de otros grupos etarios. Con ingresos deteriorados, deben tener al menos tres empleos para subsistir.

Por

EUGENIA RODRÍGUEZ

Los datos del mercado laboral difundidos esta semana por el Indec dan cuenta de un deterioro en los principales indicadores relevados, con una suba general del desempleo respecto de un año atrás. Sin embargo, si se pone la lupa en cada segmento de la población, se detecta que la situación se agrava en el caso de la población joven, ya que la franja de a 14 a 29 años alcanza un porcentaje de desocupación de dos dígitos, que duplica el nivel general. 

En relación directa, dicha franja etaria tiene tasas de actividad y empleo que están entre 10 y 20 puntos por debajo del promedio general, en tanto que más de la mitad (57%) trabaja en la informalidad, todo lo que afecta sus derechos y calidad de vida, y configura un panorama de clara desigualdad para este segmento con respecto al resto de la población activa.

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En relación, si se mira la inserción en el mundo de trabajo formal sobresale una menor estabilidad y un peor nivel de ingresos, lo que además genera mayores dificultades para el acceso bienes esenciales, a una vivienda y hasta para la continuidad de estudios. Desempleo, informalidad y precariedad están así entre las problemáticas centrales para la juventud argentina, todo lo que parece agravarse en la coyuntura actual de recesión y pulverización salarial generalizada. 

Trabajo y desempleo de la juventud

Las y los jóvenes de entre 14 y 29 años (según la segmentación de las mediciones oficiales), registran históricamente tasas de actividad y empleo más bajas que las de la población total y, en directa relación, esa menor estabilidad laboral va de la mano de mayores niveles de desocupación: en Argentina tanto en mujeres como en varones jóvenes llega a duplicar el desempleo de la población general.

Los últimos datos disponibles de Mercado de Trabajo difundidos esta semana por INDEC, dan cuenta de la persistencia de esas brechas en el tiempo, sumado ahora también al impacto de la recesión económica de estos meses que tiende a profundizar esas desigualdades. En lo concreto, la tasa de desempleo de las mujeres de 14 a 29 años fue de dos dígitos (17,3%) en el primer trimestre de este año, lo que implica 0,4 puntos más que en igual trimestre del 2023, y se ubicó 9,6 puntos por arriba del nivel de desocupación total (7,7%; +0,8 puntos vs 1T23).

 Por su lado, los varones jóvenes de igual franja etaria registraron un nivel de desempleo del 14,1%, esto es 1,3 puntos más que en el primer trimestre del 2023, siendo este segmento etario el que evidenció el mayor incremento interanual en la población desempleada al inicio del 2024. La tasa juvenil masculina quedó 6,4 puntos por arriba de la general, en este caso.

 

 

Por su parte, la tasa de actividad de las y los jóvenes se ubicó en los primeros meses de este año en 52,6% entre los varones (-1,7 p.p. vs 1T23) y 41,1% entre las mujeres (-2,8 p.p. vs 1T23), esto es 16,8 puntos y 11,1 puntos por debajo de las tasas totales para varones y mujeres, respectivamente. En cuanto al empleo, también se observó un deterioro en los niveles registrados comparado con un año atrás: tasa de 45,2% para varones (-2,2 p.p. vs 1T23) y 34,0% para las mujeres jóvenes (-2,5 p.p. vs 1T23). Respecto de los registros totales para varones y mujeres en el primer trimestre de 2024, se ubicaron 19,3 p.p. y 13,8 p.p. por debajo. 

Se trata de un grupo poblacional que supera los 7 millones de personas, llegando a ser casi el 25% de la población relevada en la Encuesta de Hogares del Indec. En detalle, 2,4 millones tienen entre 14 y 18 años, 2,2 millones entre 19 y 23, y 2,5 millones se ubican entre los 24 y 29 años. Se trata de jóvenes que estudian, trabajan y cuidan, aunque no lo hacen en las mismas condiciones que la población de mayor edad. 

Sobre ello, otro punto central a considerar respecto de la realidad laboral tiene que ver con la informalidad, una de las problemáticas que más atraviesa a la juventud. De acuerdo con datos difundidos a fines del 2023 por el Ministerio de Economía de la Nación, el 57% de las mujeres y el 56% de los varones jóvenes no percibían aportes jubilatorios por su trabajo en nuestro país al punto de que, de cada 5 trabajadores informales, 2 son jóvenes.

En relación, sobre las actividades en las que logran insertarse laboralmente, la principal tanto para mujeres como varones jóvenes es el comercio (emplea a un cuarto del total), y de entre los jóvenes que trabajan de forma asalariada en este rubro, el 66,4% lo hace informalmente. Otros sectores con fuerte presencia joven son la industria manufacturera (50,7% de informalidad entre asalariados jóvenes), los servicios financieros, de alquiler y empresariales (38,9% de jóvenes asalariados informales), la construcción (82,9% de jóvenes informales), los servicios comunitarios (73,3%), y hoteles y restaurantes (62,8% de asalariados informales), según los datos oficiales disponibles.

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Se agrega como otro punto relevante la situación de los ingresos para la subsistencia, que tienden a ser inferiores a los del conjunto en el mercado de trabajo. Si bien trabajan, en promedio, casi las mismas horas que la población general, perciben ingresos totales un 31% inferiores y en el caso de la ocupación principal, ya sea por un empleo asalariado o independiente, los ingresos de las y los jóvenes son, en promedio, un 28% más bajos que los de la población total. La generación de 18 a 33 años tenía, a finales del año pasado, una media de 3 empleos, para llegar a fin de mes.

En ese mismo sentido, un dato que sobresale de la radiografía laboral del primer trimestre de este año tiene que ver con el incremento de las y los ocupados demandantes de empleo (creció 2,8 puntos) es decir, se incrementó la cantidad de personas que busca aumentar la cantidad de horas de trabajo para poder subsistir dado el deterioro de los salarios en, al menos, los últimos ocho años.

Brechas entre los géneros

Al igual que lo que ocurre en el conjunto de la economía, las brechas de género laborales, por ingresos y por tiempos de cuidados también se reproducen en la población juvenil. 

Pese a que toda la población joven tiene una tasa de actividad y empleo menor a la general, al abrir por sexo se observa que los varones jóvenes registran, una tasa superior a la del total de mujeres. En detalle, la brecha laboral por género en el nivel de actividad de la juventud es de 11,5 puntos a favor de los varones y en el caso del empleo ellos las superan en 11,2 puntos. 

En contraste, las mujeres encabezan el porcentaje de desempleo juvenil estando 3,2 puntos por arriba, según los datos oficiales difundidos. Ello explica, en gran medida, por qué las mujeres, están sobrerrepresentadas en los deciles de menores ingresos (6 de cada 10), en un contexto donde, a su vez, la población juvenil de 14 a 29 años representa casi la mitad del total de dichos deciles.

 

 

Sobre lo anterior, la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) reflejó que las mujeres jóvenes destinan 5:23 horas diarias al trabajo no remunerado, mientras que los varones jóvenes destinan sólo 3:06 horas al día a estas actividades. Además de dedicarle una mayor intensidad horaria, las mujeres jóvenes participan en mayor proporción: 83% frente al 67% de los varones.

En relación, un factor que juega un papel central son los estereotipos de género que asocian a las mujeres con los cuidados tanto en el plano doméstico como en el mercado laboral, mientras que los varones se emplean en ramas de actividad más dinámicas y estratégicas, y esto se repite también entre la población joven. Al menos 4 de cada 10 mujeres trabajaron en actividades relacionadas con los cuidados (trabajo en casas particulares, enseñanza y servicios sociales y de salud).

En materia de ingresos, las brechas entre las y los jóvenes son aún mayores. Si en el conjunto de la economía se ubican en torno al 27%, en este grupo poblacional suben hasta un 34%, y descienden, en parte, al mirar a jóvenes informales, ubicándose en 31%. Uno de los efectos a largo plazo de la informalidad laboral en general, pero en especial para las mujeres que enfrentan el conjunto de desigualdades mencionadas, es que finalmente cuentan con menos años de aportes que los varones: el 80% de las mujeres jubiladas lo hace por medio de moratorias.

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