El rompecabezas gremial complica la gestión de las empresas aerocomerciales, que deben negociar con muchos interlocutores que incluso compiten entre sí. El caso Latam, el reflejo de un modelo que condiciona la actividad
“Ya estoy cansada de pelear con los sindicatos, no hay con quién hablar”. Lo que le pasó a quien efectuó esa queja, Rosario Algelt, CEO de la aerolínea Latam en Argentina, no es casual ni aislado. El complejo mosaico del sindicalismo aeronáutico tiene múltiples caras, pero una actitud común que ha condicionado a gobiernos de cualquier signo político y a las empresas desde hace décadas. Ni qué hablar de cómo le ha trastornado la vida a tantos pasajeros que terminaron como rehenes de medidas de fuerza dispuestas con arbitrariedad.
La fuerza que mantienen los gremios del sector, cuya intransigencia es uno de los motivos por los cuales Latam justificó la decisión de irse del país, se basa en una obviedad: hasta la más pequeña organización que realice una protesta logra paralizar los vuelos. Esa característica se potencia por la cantidad de sindicatos que hay en el sector: en total son 14. Sólo en Aerolíneas existen ocho y en Latam se suman tres sindicatos de empresa que conviven con los que representan a los trabajadores de la actividad y tienen la personería.
¿Qué ocasiona esta inédita atomización sindical? Para las empresas es muy difícil negociar con tantos interlocutores, no sólo por la cantidad de reclamos disímiles sino también por la fuerte competencia interna entre los gremios. Para quienes protestan contra el modelo sindical argentino porque concentra el poder en un único sindicato por rama de actividad, la experiencia aeronáutica demuestra que la multiplicidad de sindicatos en un mismo sector puede resultar una pesadilla a la hora de negociar y de buscar acuerdos.
Pablo Biró, secretario general de APLA
La gran presencia en el mercado aerocomercial argentino es, por supuesto, la de la empresa Aerolíneas. Su importancia en términos económicos, operativos y hasta simbólicos condiciona a toda la actividad por las ventajosas condiciones salariales y laborales que mantienen sus trabajadores, que terminan estructurando un modelo privilegiado que no es fácil de replicar ni financiar desde las compañías de la competencia.
Los directivos de Latam ponen muchos ejemplos de firme resistencia sindical a decisiones que hubieran mejorado la productividad o que hubieran aliviado la crisis que ocasionó la cuarentena. Pero en este caso y en otros tantos hay un complejo conglomerado que incluye las siguientes organizaciones:
* La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), que agrupa a los pilotos de Aerolíneas, American Jet y Andes, está liderada por Pablo Biró, alineado con el kirchnerismo (antes de 2012 era moyanista) y milita en la Corriente Federal de Trabajadores, conducida por el bancario Sergio Palazzo. Tiene unos 1.500 afiliados.
* La Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), que representa a los tripulantes de cabina de Aerolíneas, Austral, Latam Argentina, American Airlines, Andes y Avianca, está encabezada por Juan Pablo Brey, uno de los nuevos dirigentes surgidos del semillero de Facundo Moyano, que se impuso al sector kirchnerista de Alicia Castro. Está enrolado en el moyanismo. Sus afiliados son unos 3.700.
* La Asociación del Personal Aeronáutico (APA), donde está encuadrado el personal de tierra de Aerolíneas y Austral (maleteros, sector de rampa, administrativos, reserva, free shop y check-in, entre otros), cuenta con unos 8.000 afiliados y su secretario general es Edgardo Llano, kirchnerista y enrolado en la CTA de los Trabajadores, que pilotea el diputado del Frente de Todos Hugo Yasky.
Juan Pablo Brey, titular de Aeronavegantes
* La Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), cuyo secretario general es Ricardo Cirielli, un ex aliado de Luis Barrionuevo que fue subsecretario de Transporte Aerocomercial del gobierno de Néstor Kichner, representa a los técnicos de mantenimiento y reparaciones. Tiene unos 4.000 afiliados.
* La Unión Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA), que nuclea a unos 1.000 empleados jerárquicos, es conducida por Rubén Fernández, quien proviene del moyanismo y en 2018 se acercó al Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), coalición de gremios que se oponían al macrismo.
* La Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad Aeroportuaria (ATEPSA), con 1.100 afiliados, está conducida por Jonatan Doino y agrupa a los controladores aéreos. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) compite en minoría con la Coordinación de ATE ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil)
* La Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA) es el sindicato de los pilotos de Austral (que desaparecerá tras la fusión de esa empresa con Aerolíneas), tiene 350 afiliados y es encabezada por Cristian Erhard.
El líder de APTA, Ricardo Cirelli
* La Unión Personal de Aeronavegación de Entes Privados (UPADEP), que nuclea al personal de limpieza y seguridad de los aviones, está encabezado por Jorge Sansat, quien mantiene el cargo desde 1975.
* La Unión Pilotos Aviadores de Latam (UPAL), dirigido por Fabián Pérez, fue creada en 2019 por un grupo de pilotos que renunciaron a APLA por discrepar con la conducción de Biró.
* La Asociación de Tripulantes de Cabina de Pasajeros de Empresas Aerocomerciales (ATCPEA), que representa a los tripulantes de cabina de Latam Argentina, está conducida por Natalia Fenchuk.
* La Unión Industrial de Trabajadores Aeronáuticos de la República Argentina (USTARA) es la organización donde se encuadran los técnicos y despachantes de Latam Argentina y su titular es Guillermo Cruz Quival.
La efervescencia sindical complicó la gestión de Latam
* La Asociación Sindical de Trabajadores de Flybondi Líneas Aéreas, la Unión de Empleados de Norwegian y la Asociación Sindical de Trabajadores de Jetsmart surgieron el año pasado con el avance de las aerolíneas low cost, alentados por la administración macrista y con fama de “sindicatos amarillos” (proempresas).
Este cuadro se completa (y se complica) con las representaciones sindicales de las empresas tercerizadas que prestan servicios para las aerolíneas y en donde se hizo fuerte la izquierda en los últimos años.
De todas formas, siete organizaciones se unieron durante el gobierno anterior para conformar Sindicatos Aeronáuticos Unidos, conocido coloquialmente como “El Bloque”, y en donde pesan fuerte la militancia camporista y los enemigos de la política de cielos abiertos del macrismo. Allí figuran APA, APTA, UPSA, UALA, APLA, ATCEPEA y ATEPSA, pero no AAA, cuyo titular, Juan Pablo Brey, se mantiene autónomo de este grupo.
Este verdadero rompecabezas es otro factor que complica a la actividad aerocomercial y que puede contribuir a poner en riesgo la sustentabilidad de las aerolíneas, en jaque por la pandemia. La máquina gremial de impedir se mantiene intacta en la Argentina y Latam es apenas un ejemplo de cómo funciona. O de cómo puede dejar que algo no funcione.
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