El exfuncionario trabaja con los equipos de Milei y de Macri en organizar el discurso público, sus voceros, los actos de campaña y la fiscalización.
Por Mariano Martín
Jorge Triaca, el primer ministro de Trabajo del gobierno de Cambiemos, reapareció en los últimos días como articulador del acuerdo sellado entre Mauricio Macri y Javier Milei. El exfuncionario lleva el encargo del expresidente de encarrilar la campaña del libertario en parámetros más tradicionales y darle las herramientas de las que carece La Libertad Avanza por su poca trayectoria en el escenario local.
Aunque nunca abandonó la política tradicional ni el espacio del PRO, Triaca se vio obligado a un rol en las sombras luego de su cese en la cartera laboral luego de tres años de gestión en noviembre de 2018 (dos meses antes ya había sido degradado de ministro a secretario de Estado) en medio de un escándalo por la contratación de la empleada de su casa en el Sindicato de Marítimos (SOMU), una de las varias intervenciones judiciales y administrativas que impulsó Cambiemos en gremios nacionales que no le respondía o le resultaban estratégicos.
En los últimos días, el hijo de Jorge Alberto Triaca, un reconocido líder del sindicato plástico que sirvió para la administración de Carlos Menem en la privatización de empresas públicas, quedó al frente de cuatro tareas propias de la coordinación de la campaña de Milei en línea directa con Macri y sus equipos técnicos. Una de ellas es el pulimiento de una narrativa ordenada, con énfasis en los temas considerados ideas fuerza de LLA y tendiente a evitar la proliferación de otros ejes que no forman parte del corazón económico de la propuesta libertaria y que, para el macrismo, solo espantan al electorado indeciso, como la venta de armas y órganos.
Relacionado con la narrativa, el encargo a Triaca incluye la sugerencia de voceros calificados para sostenerla ante los medios de comunicación. De ahí que en los últimos días la oferta de entrevistados libertarios se redujo al propio Milei; su candidata a vice, Victoria Villarruel; la diputada electa Diana Mondino y el operador Guillermo Francos, el referente de mayor experiencia política en el espacio.
Los otros dos abordajes del exministro en la campaña son de orden práctico y territorial: por un lado, organizar la fiscalización electoral, un rubro que LLA soslayó en las PASO y que en las elecciones generales quedó en teoría a cargo del sindicalista gatronómico Luis Barrionuevo, aunque como declaró el propio Francos, con una participación del todo minoritaria respecto de su promesa de aportar 200 mil militantes. Triaca confía en los nexos que todavía resguarda en otras organizaciones gremiales para solicitar su colaboración en este aspecto. Y, finalmente, quedó asignado en el área de "logística" para la organización de actos, recorridas, el debate y el búnker de los libertarios.
En cambio, Triaca evitará inmiscuirse en intentar un puente entre Milei y el sindicalismo, adonde el candidato parece desdeñar las relaciones públicas. Más allá de su alianza y precoz rompimiento con Barrionuevo, el otro dirigente al que entrevistó fue Gerardo Martínez, con eje en el mecanismo indemnizatorio de la construcción. Con otros referentes de peso en la CGT, como Oscar Mangone (empleados del gas), el contacto le fue cedido a Francos. Mangone fue, de hecho, el padrino fundamental para el nombramiento de Triaca como primer ministro de Trabajo de Macri pero en la actualidad les aclaró a sus interlocutores que su apuesta electoral pasa por Sergio Massa.
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