El secretario de Prensa de la Unión Obrera Metalúrgica cargó contra el ex secretario general, a quien acusó de terminar su mandato sin escuchar a las bases. Además, analizó el panorama político actual, tanto nacional como de su Córdoba natal. “La CGT está ausente”, sostuvo sobre el rol de la central obrera en esta coyuntura.
Por: Diego Lanese.
Si como dicen algunos Córdoba es “una república separatista”, el despacho de Rubén Urbano en el edificio del secretariado nacional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) podría ser considerado una embajada. Apenas se ingresa a las oficias en el sexto piso de la calle Adolfo Alsina, el “cordobesismo” dice presente. En la pared, un cuadro de José Manuel de la Sota y un banderín de Instituto le dan la bienvenida al visitante. En el aire, el sonido de Cadena 3, una radio emblemática de la provincia, cuenta las novedades. “Están bien informados, aunque son muy gorilas”, dice Urbano, que además de la tonada cordobesa profesa un inconfundible peronismo. El mismo que lo llevó a acompañar en la gestión al “gallego” De la Sota, cuando participaba de las reuniones organizadas en su oficina. Hoy, alejado de ese experimento llamado “peronismo cordobés”, critica la falta de diálogo de Juan Schiaretti, que asegura hizo que perdiera en las PASO presenciales con Javier Milei.
Urbano recibe a Data Gremial para hablar de la actualidad de su provincia y del país, tanto la sindical como la política. Sin medias tintas, apuntó a la CGT por “no subirse al ring” de la pelea que da Sergio Massa, y pide unidad. Aunque asegura que se debió hacerle un paro a Alberto Fernández. En el plano sindical, defendió la llegada de Abel Furlán a la conducción nacional, y criticó a Antonio Caló: “No estuvo a la altura”.
-¿Cómo vieron desde la UOM la propuesta de Sergio Massa de eliminar Ganancias para los trabajadores y el debate que se dio en el Congreso, en el marco de la media sanción de Diputados?
-Cuando fuimos tomando conocimiento de lo que pasó en la discusión en la Cámara de Diputados, no digo que nos dio gracia, pero sí en la calidad de los dirigentes políticos, que a la hora de discutir este y otros temas no piensan realmente en las necesidades del pueblo. Una cosa importante del proyecto de Massa fue que salió por ley, no por un DNU, que era lo que la oposición esperaba, porque además ellos le deben dar una respuesta a esos trabajadores que después le piden el voto. Por eso creo que en Juntos por el Cambio tienen una confusión con esto que pasó, en especial por este fenómeno nuevo que es Javier Milei. Mario Negri, que los cordobeses sabemos el daño que le hizo a la provincia estando en el gobierno, se dirigió a los sindicalistas en las plateas, buscando un protagonismo, no dijo nada al respecto, y no terminamos sabiendo si estaba a favor o en contra.
-Incluso Negri habló de extorsión.
-No sé cómo pueda de hablar de extorsión si se trató en el Congreso el tema, y menos cuando ellos mismo solicitaron que se enviara a discutir a la legislatura. Es cierto que hay mucha carga impositiva en el país, para las empresas y los mismos trabajadores, que deberían sacarse, pero este impuesto desde hace años que está en discusión, incluso el gobierno de Mauricio Macri ganó diciendo que lo iba a sacar y no sólo lo dejó como estaba, sino que fueron muchos más los trabajadores alcanzados. Es el mismo partido político que está en contra de este proyecto. La medida es de carácter proselitista, como la baja del IVA, lo importante para los trabajadores es que salgan esas medidas, aunque sea de forma tardía.
-Con este paquete de medidas, parece que Massa alineó al movimiento obrero detrás de su candidatura. ¿Los gremios se van a involucrar de lleno en el tramo final de la campaña?
-Sí, sin lugar a duda, entendimos en la gran mayoría del movimiento obrero que no podemos seguir esperando. Nosotros en la UOM tenemos como emblema una vieja frase de Lorenzo Miguel: “no hay solución gremial sin solución política”. Entonces, si no nos metemos a ayudar a los políticos que quieren hacer algo para los trabajadores, nos estamos equivocando. Lo que no podemos hacer, como la CGT nivel nacional, es mirar la pelea desde afuera, hay que subirse al ring.
“La CGT está ausente”
-¿La CGT está bien de afuera todo este proceso?
-La CGT viene sin inmiscuirse en estos temas desde hace mucho tiempo, nosotros le tenemos que exigir a la CGT que suba al ring directamente y pelee por los trabajadores, de qué nos sirve que Massa solamente dé esa pelea. La CGT sigue estando ausente. Si la oposición llega a ser gobierno y nos quieta algún derecho, seguro vamos a estar todos en la calle protestando, pero por qué vamos a esperar que pase eso, hay que involucrarse ahora para que no pase. Es preferible tener un gobierno con quien se pueda discutir una solución, es mucho mejor que tener a alguien que levanta una pared y no permite ni siquiera sentarse a discutir las cuestiones que les interesan a los trabajadores. Acá hay tres tercios, y uno sólo piensa parecido a los trabajadores. Ahora, Massa no es peronista ni es el peronismo puro, lo que si sé es que hay otras dos fracciones políticas que dicen que vienen por nuestros derechos. Si llega Massa al gobierno seguro que vamos a discutir, e incluso hacerle una medida de fuerza, porque no todo será color de rosas.
-¿A esta CGT le faltó más firmeza para reclamar al actual gobierno, faltó una medida de fuerza concreta?
-Obvio que faltó, si la inflación se está yendo a tres dígitos, que hace que ninguna paritaria que alcance, algo tenés que hacer como CGT. Está bien que expresen su apoyo a Massa, pero los trabajadores están bajo la línea de la pobreza, y si la CGT no dice nada no sirve, tienen que entender que en el momento que estamos viviendo tienen que estar peleando constantemente en defensa de los derechos de los trabajadores.
En este contexto, ¿qué análisis hace que algunos dirigentes sindicales se reunieran con Javier Milei?
-Es parte de esta ausencia de la CGT, que no tiene clara la brújula para decir qué tengo que defender. Si eso estuviera claro, ningún dirigente podría sentarse en una mesa junto con Milei, con las cosas que amenaza a los trabajadores, y que quiere dejarnos sin moneda ni soberanía. No sé qué habrán hablado, pero se reunieron y eso causa cierto estupor.
La salida de Antonio Caló
-¿Quedaron saldadas las heridas internas luego de la salida de Antonio Caló del secretariado nacional?
-Está claro que Caló no se fue por la puerta grande, se fue por la ventana, a consecuencia de la gestión que tuvo. Después de 20 años se tendría que haber ido bien, pero cada vez escuchaba menos las bases, al Consejo Directivo, firmaba paritarias a la baja, y hubo compañeros que se cansaron y democráticamente formaron una lista y se lo sacó., si está herido, hay que preguntárselo a él, creo que nunca pesó en esta posibilidad. Creo que estuvo mucho tiempo arriba de una ola de soberbia pensando que era el mejor y no escuchó las quejas que le hacíamos desde abajo, de los trabajadores. Me parece muy bueno que haya cambios generacionales en el sindicalismo. Más allá de las funciones que hayan cumplido, hay que dar paso a los más jóvenes, ya es viejo Pablo Moyano, imaginemos Hugo. Caló debería estar más conforme que herido, porque tuvo un ciclo bastante amplio, suplió a Lorenzo Miguel, algo que no era fácil, pero nunca estuvo a su altura.
-¿La UOM con Furlán buscará recuperar el protagonismo en la CGT?
-Creemos que debe ser uno de nuestros objetivos. Si bien no lo hemos discutido, lo “chanceamos” un poco a nuestro secretario general, pero llegó el momento de ir por ese paso, porque hemos recuperado una credibilidad de la UOM que estaba totalmente perdida.
UOM versus SMATA
-¿Cómo está la situación de la industria metalúrgica, de aquellos años de esplendor a las complicaciones de estos tiempos?
-La peor complicación que tenemos nosotros es la falta de trabajo, es difícil lograr algo cuando hay trabajo a cuentagotas. Acá las multinacionales se aprovecharon y llegan al país y quieren sacar la legislación laboral, que es la mejor del mundo. Les molesta que tengamos tantos derechos. Entonces ofrecen sueldos superadores, pero esclavizan mucho más, y hay gremios hermanos que se prestan para eso. Así como hay dirigentes que se juntan con Milei hay gremios que se prestan a las empresas. El SMATA es un ejemplo de esto, hace convenios por empresas, y nos perjudica. Pero lo hace de acuerdo de las necesidades de la empresa. Hoy tiene más de 40 convenios todos dispares, y eso a nosotros nos perjudica.
-¿Hablaron esto con la dirigencia del SMATA, comparten la Confederación de Sindicatos -Industriales (CSIRA)?
-Lo debatimos, pero no hay contestación. Nosotros tenemos nuestros convenios desde hace muchos años, tenemos que actualizarlo porque hay tareas nuevas, pero eso no significa que tengamos que perder los derechos adquiridos. Cuando se firmó el convenio había talleres de 50 trabajadores, hoy hay talleres de cinco u cuatro, hasta de un trabajador.
-Es decir que están de acuerdo en discutir las leyes laborales.
-Si, tenemos que hacerlo, lo que no puede ser es que lo primero que hace el sector empresarial en esa discusión es buscar su beneficio. Vamos a discutir las cosas importantes, no podemos aceptar que nos dejen sin delegados en las empresas, porque son la voz, los oídos y la voz del gremio en los lugares de trabajo. Por eso muchas empresas buscan los convenios del SMATA, porque es más flexible, y les conviene.
-Ustedes se enfrentaron nada menos que a Techint, una disputa que pareció más política que gremial.
-En otras circunstancias a Techint se le habría parado en forma definitiva, pero como siempre está esa amenaza latente de que levanta todo y se va, hace 40 años que lo dice. Hay que hacer una medida fuerte y ver qué hace Paolo Rocca, que dice públicamente que tienen ganancias en millones de dólares y está discutiendo un punto en la paritaria. Eso es algo caprichoso. Y nosotros hacemos un paro y el trabajador pierde más que ese punto reclamado, pero Rocca pierde más. Es un tema de querer ser “patrón Costa”.
Cordobesismo
¿Cómo vio las elecciones en Córdoba, la sucesión de Schiaretti y la relación del nuevo gobernador con el peronismo nacional y con los gremios?
-El peronismo de Córdoba fue muy vapuleado por el actual gobernador Juan Schiaretti, no sólo por las acciones que tuvo sino por no escuchar a quien fue el verdadero peronista de la provincia que fue José Manuel de la Sota, que siempre marcó bien cuál era el límite: Macri y la “patria contratista”. Lo dejó bien en claro en un montón de lados, que no podía estar por Macri, y no se equivocó. Pero Schiaretti le impuso al nuevo gobernador y al intendente de Córdoba capital compañeros de fórmula del PRO. Schiaretti piensa que puede seguir usando a la gente, y no se dio cuenta del revés que tuvo con la elección a intendente. Incluso la de gobernador la ganó por 2 o 3 puntos. No tuvo en cuenta que muchos peronistas no fuimos a votar.
-¿La relación con el peronismo nacional puede cambiar con el nuevo gobernador, o está muy condicionado por Schiaretti?
-Me imagino que Martín Llaryora entenderá que debe manejar los hilos él, va a tener que ser el presidente del PJ de Córdoba. Acá hay un fenómeno que viene de la época de De la Sota, que las intendencias pueden ser de otro color político, pero a gobernador votan al peronismo. Schiaretti ganó con el 67 por ciento de los votos, y después se tiñó de amarilla, lo que pasó que se montó en un caballo y cerró las puertas del gobierno, dejó de escuchar a los trabajadores. Por eso en su propia provincia no lo votaron en las PASO, le ganó Milei, que ni conocía la provincia. No hace bien en decir que se puede trasladar lo que se hizo en Córdoba a todo el país.
-¿Cómo está el tema de la regional de la CGT de Córdoba, que usted conduce?
-Desde la secretaría del Interior de la CGT nacional, que conduce justamente Abel Furlán, se inició un proceso para poner en marcha la normalización de las regionales, ya vamos 65 en menos de dos años. Lo más importante que muchas de estas regionales llevaban 50 años sin legalizarse, en Córdoba iban 35 años sin regularizarse. En nuestro caso fue jodido porque siempre se metía el gobierno, a quien lo convenía. Algunos sectores quisieron pintarlo como una intervención, pero esperemos que cuando termine el proceso electoral entiendan que los gremios debemos estar todos juntos.
-¿Cómo pasó la provincia de ser la cuna del Cordobazo a ser un bastión del macrismo y de las fuerzas de derecha del país?
-Es todo un espejo, cuando no encontrás referencias a nivel nacional, cuando vemos una CGT desunida, eso repercute en los trabajadores, que no encuentran utilidad en estar en la central obrera. En Córdoba le devolvimos la credibilidad a la regional, y a partir de ahí llevar la idea de que la CGT nacional esté unida. Eso debemos hacerlo para que las generaciones nuevas del sindicalismo los tomen y lo continúe, sino el movimiento obrero estará complicado.
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