Será casi como un cierre de campaña. El Viaducto se vestirá color peronista y la CGT será el gran anfitrión para el impulso del tramo final de una campaña que busca aceitar los tornillos y alcanzar el tan ansiado Balotaje. Será un acto militante, pero con miras hacia el afuera que tendrá como principales figuras a los candidatos Sergio Massa y Axel Kicillof.

El 22 de octubre se acerca y como le dijo Hugo Benítez a Sonido Gremial, el movimiento obrero “se puso la campaña al hombro”. Con la militancia, con las boletas, bancando una campaña que comenzó titubeante pero que fue generando fuerza interior luego del resultado de las PASO. El virtual empate técnico entre las tres fuerzas políticas más votadas le dieron al oficialismo la esperanza de revertir los números.

El Día de la Lealtad será concretamente un acto de campaña. No uno más que represente la mística peronista. No estará Cristina Kirchner, liberando a los verdaderos protagonistas a que le den los últimos minutos de horno a  Massa, Kicillof y cada uno de los candidatos de una boleta que confía tener todavía un mes más de campaña.

La reflexión de Valdez

Aun con el clamor y la efervescencia de la campaña electoral, los pronósticos más auspiciosos y las encuestas aliadas, el secretario general del Vidrio le sacó la frazada a los pies del peronismo, bajándole un tono a la esperanza.

“Yo ya tengo definido mi voto, hay que votar al menos malo”, asegura por Sergio Masa; aunque considera que la “elección está medio terminada”, en favor de Javier Milei. Dice que si eso sucede por el “descredito de la político” y como mea culpa asegura que es porque el peronismo “no supo manejar los tiempos”. “Hay gente muy enojada”, palpita.

Le tira algunas flores al gobernador de la provincia de Buenos Aires, pero no tantas. “Es uno de los que mejor ha estado, obras en la PBA no han faltado, los intendentes la pasaron muy bien”, manifiesta, pero también lo critica: “Aunque quiera cambiar la marcha. Yo no la cambiaría, pero hay que ver si le interesan los votos del peronismo”, dispara con crudeza.

La elección se encamina hacia el tramo final. Con luces de esperanza pero también con cauteloso temor. No es Patricia Bullrich el contrincante a vencer (al parecer). La candidata del PRO pareciera hacer agua en los últimos metros. Se la nota cansada, débil de propuestas y con una mirada desgastada. Es Milei, y con ello, tiempos difíciles para el movimiento político… y obrero.