Radical, sindicalista y diputado electo, Sergio Palazzo ratifica su adhesión al liderazgo de Cristina, considera que Alberto Fernández es la síntesis del Frente de Todos y que las discrepancias internas no son tema para preocuparse. Pondera que la crítica de «los propios» hace a fortalecer al oficialismo. Anticipa que dejará de tener una participación intensa en Independiente para privilegiar su rol de legislador y a la Bancaria.
Por: Luis Autalán.
Enfatiza que la derecha, entre otras «aspiraciones», no soporta la justicia social y que sus referentes más poderosos y «titiriteros» se encuentran en el establishment. Descarta una implosión o explosión en la CGT.
El diputado nacional electo (FdT) y titular de la Asociación Bancaria (AB) comparte el bloque de sindicatos que adhieren, con diferentes tonos, al kirchnerismo. Incluso en ese núcleo se encuentran Hugo y Pablo Moyano. Sergio Palazzo realza a Cristina Fernández como líder sin pudores, sin perjuicio de que con los Camioneros participa de la comisión directiva del Club Atlético Independiente, una función que sus nuevas responsabilidades legislativas reducirá. «Si uno asume la responsabilidad de ser parte del Congreso de la Nación y un sindicato como éste, las prioridades están muy claras, más allá de la pasión que nos genera Independiente».
Define a la era Moyano en el club como «una muy buena gestión». Palazzo además toma ventaja desde su pasión futbolística en la charla con InfoGremiales y nos apunta que, respecto al historial de clásicos con el Racing Club, el número de la camiseta del «Dibu» Martínez en la Selección Nacional ofrece un dato duro: «23». Y a identidades futbolísticas manifiestas como un DNI, nos dedica «ése el número de clásicos que les llevamos a ustedes». Ahora en la vocación de consensos que proclama, apuntamos que uno de nuestros máximos ídolos es Ricardo Bochini y la charla deja la grieta de Avellaneda para rendir culto al notable jugador.
En cuanto al párrafo dedicado a los «cables a tierra» vinculados a los afectos, realza que su familia siempre lo acompañó. Cita en ese agradecimiento a su esposa y a sus 5 hijos, asume que no pasa con ellos «todo el tiempo que me gustaría» por sus obligaciones. Pero también apunta que poder hablar de política con sus hijos es una gratificación que nunca imaginó en cuanto a la intensidad de esas conversaciones. Y si de diálogos se trata es tiempo de iniciar la entrevista:
«Los que denostan la política en realidad pretenden que sólo los ricos hagan política»
Sergio Palazzo
-Llegó desde Mendoza, lidera la Asociación Bancaria en tiempos de furia económica y bajo los eternos lobbies financieros, acaba de ser electo como diputado, se deben mezclar varias sensaciones. ¿Si tiene un minuto para detener el tiempo y mirar hacia atrás, qué ve y piensa?
-Qué pregunta…
-No está mal un poco de revisionismo.
-Pienso en mis inicios dentro de la actividad sindical como también en lo personal. Mi ingreso a un banco fue después de cumplir los 20. Llegaba allí luego de desempeñarme en una industria química como empleado administrativo. Lo que equivale a decir que tenía muy en claro las falencias que representaban trabajar en la actividad privada. Me tocaba ver, por ejemplo, a compañeros quemarse con ácidos y ser nosotros los que teníamos que brindar algún tipo de curación de emergencia.
Cuando llegué a un banco en 1984 vi que había un buen terreno para militar gremialmente, sobre todo porque yo venía del radicalismo. En las elecciones de 1987 la UCR pierde la provincia de Mendoza, eran tiempos donde ya comenzaba mi labor sindical como delegado de la Tesorería del Banco de Mendoza. Fueron momentos para armar equipos de trabajo, de jugar en equipo, con compañeras y compañeros. En poco tiempo, 3 años, logramos ganar la representación de una delegación sindical bancaria con 1.800 compañeros que nunca había tenido a radicales llegando a esa responsabilidad.
-Radicalismo y sindicalismo en los 80’s, casi un oximorón.
-Estamos hablando de un radicalismo diferente, porque era alfonsinista. Con una mirada más progresiva de la que podía tener el sector que se encolumnaba con las ideas de Ricardo Balbín. Y que no tiene nada que ver con el radicalismo orgánico que existe por estos días en la Argentina. Más allá de mi juventud e inexperiencia atesoré el valor de que si uno puede mantener la capacidad de indignarse y actuar en consecuencia frente a la injusticia. Algo así como un diamante en bruto -que con los pulidos necesarios- se convertirá en un buen dirigente sindical. De ahí que muchos compañeros y compañeras terminaron trabajando en diferentes puestos de la estructura del sindicato bancario. Esas cualidades de ellos fueron determinantes para que yo mismo lograra mejorar por medio también de la capacitación y el estudio.
Llegar a la cúpula de la seccional Mendoza de la organización gremial tuvo que ver con esos factores que te comento, ampliar conocimientos, la gravitación del trabajo en equipo y la capacitación. A tal punto se conjugó lo que describo que tuvo lugar algo que valoro desde siempre: la construcción de consensos. Fijate que junto a un sector del peronismo llegamos a ocupar esa cúpula bancaria y mendocina, a través de una lista de unidad. Con el tiempo arribamos a la estructura nacional ocupando la secretaría de Acción Social y Deportes lo cual me permitió recorrer todo el país y además -algo fundamental- el contacto con los afiliados/as en forma directa.
-¿Y en cuanto a lo personal, qué realza?
-Desde esa intimidad valoro la posibilidad de superación, no lo digo desde el ego o siendo presuntuoso, sino por provenir de un hogar humilde, te diría que al extremo. Mi viejo era colectivero, mi mamá lo que hoy se denomina como trabajadoras de casas particulares. Resulta casi obvio que por cuestiones de la economía familiar tuvimos dificultades incluso para estudiar, y pese a todo transitamos un camino muy extenso. Fue con alegrías, sinsabores, desafíos y otros condimentos. Un camino que hoy nos deposita en una banca de la Cámara de Diputados de la Nación. Eso me permite decirte que una cuestión aspiracional o lo que se define como «movilidad ascendente» se puede concretar en la Argentina después de muchísimos esfuerzos.
«Uno puede mantener la capacidad de indignarse y actuar en consecuencia frente a la injusticia. Algo así como un diamante en bruto que con los pulidos necesarios se convertirá en un buen dirigente sindical»
-Lo personal y lo íntimo se conjugan al llegar a La Bancaria bajo crisis terminal.
-Nos hicimos cargo de esta conducción gremial en el momento institucional más difícil de su historia. Sin dejar de mencionar los tiempos de la dictadura con nuestros compañeros desaparecidos, torturados y cesanteados, apunto a la crisis institucional propiamente dicha de la Asociación Bancaria, la cual se pudo sortear sólo por la madurez de los dirigentes pero sobre todo porque hubo laburo en equipo. Entiendo la verticalidad del sindicalismo y que las decisiones finales corresponden a una persona, para el caso el secretario general de cada organización. Ahora si se llega a ese punto con los debates necesarios, por más intensos que sean, la búsqueda de los consensos y la horizontalidad correspondiente, esa decisión final se hará más llevadera, más fácil. Sin perjuicio de que los triunfos y logros se socializan y las derrotas serán del que firme y tome la última decisión. Me remito a los últimos tiempos donde gobernó Mauricio Macri, como además en la pandemia para resaltar el aporte de nuestros compañeros y compañeras, aún de aquellos que a la hora de una elección y definir su voto puedan tener una visión distinta a la nuestra. pero a la Asociación Bancaria la acompañaron en cada una de sus luchas, con lo cual pudimos construir muchísimo en esta organización. Tomo como uno de esos ejemplos la labor de quienes nos acompañan en esta mesa (integrantes del equipo de comunicación de la AB y otros colaboradores directos). Ellos y ellas han desarrollado una enorme tarea para instalar esta asociación como referencia en el mundo sindical.
-El Indio Solari dice en «Encuentro con un Angel Amateur» que «en la resistencia está todo el hidalgo valor de la vida». ¿Lo suscribe usted también?
-Es una frase magnífica dentro de todas las enseñanzas que nos deja el Indio. Porque fijate que vos tenés que resistir aún cuando sos oficialista.
-¿Hasta que duela, dice usted?
-No sé si hasta el dolor, pero corresponde resistir, esto es así. Vos podes hacer oficialismo cumpliendo tu anhelo para que llegue al poder un gobierno afín a tus ideas, pensamientos y convicciones. Pero también vas a encontrar que el poder siempre existe del otro lado. Y ese poder no tiene descansos, se mantiene activo las 24 horas, busca a las personas más poderosas de la Argentina ya sea para que los representen a través de estudios jurídicos o con millonarias pautas publicitarias en algunos medios. El poder siempre está. Te va a atacar con mayor intensidad cuando les toca ser gobierno a través de quienes ejercen políticas afines al establishment. O con menor intensidad, pero siempre atacando para quitarte derechos cuando hay un gobierno popular. Corresponde entonces que vos tengas esa voluntad de resistencia para que, aún respaldándolo, ese gobierno popular no quite nunca su mirada protectora de los trabajadores y trabajadoras.
-Charlando en 2010 usted me dijo: «no se equivoque Autalán, esto no es sólo por plata».
-Claro (sonrisa y pausa), ellos siempre vendrán a buscar o sumar más poder…
-Hay estrategias globales para instalar de que «todo es por dinero». Y pensadores, como Alejandro Dolina, me advirtieron una vez: «doy fe que existen personas que serían mucho más prósperas fuera de la política y sin embargo asumen esa responsabilidad pública».
-Sí claro, muchas veces cuando se denosta a la política, aquellos que la denostan en realidad lo que pretenden es que sólo los ricos hagan política. Porque de esa manera, con ausencia popular, el campo queda libre para avanzar en los proyectos que se les antojen. Esto es parte de una cultura, en la Argentina el neoliberalismo caracterizado en la figura de Cambiemos, Juntos por el Cambio, y atención que no solo apunto a Mauricio Macri, sino también a los libertarios como José Luis Espert, Javier Milei y otros posicionados en la derecha con distinto pelaje, hacen a la conducta liberal por la dominación. La cual se contrapone con la propuesta de los partidos populares, las organizaciones sindicales y los movimientos sociales. ¿En qué se basan? En tomar el lado de la grieta más fértil para llevar adelante sus políticas. Arrancaron desde «Civilización o barbarie», con la aplicación de la política racial más absurda en toda la historia de Latinoamérica matando hermanos paraguayos por doquier. Hablo de la «Guerra de la Triple Alianza» con hermanos latinoamericanos con sus manos llenas de la sangre de otros hermanos. Continuaron con «La Conquista del Desierto» que en realidad fue la exterminación de los pueblos aborígenes y originarios de la Argentina. Mientras tanto los terratenientes pasaban quedándose con las tierras. Tenemos al Yrigoyenismo y los anti cuando por Ley Saénz Peña por primera vez hubo elecciones sin fraude y un gobierno popular pudo llegar al poder hasta que lo detonaron con el golpe de estado que tuvo a José Félix de Uriburu a la cabeza. Necesitaban tener el manejo de la cosa pública léase el manejo del Estado. Y después peronismo-antiperonismo. Porque en forma proporcional a la quita de los privilegios del poder empresario se le otorgaron justos derechos a trabajadores y trabajadoras. Fue el momento donde ellos decidieron que eso era inadmisible y comenzaron a construir esa grieta que hizo explosión con otro golpe de Estado.
¿El más reciente? Bueno está a la vista, el discurso de dominación neoliberal para dividir a los argentinos/as hace a la premisa del kirchnerismo y el antikirchnerismo. Algo que bien graficó la vicepresidenta Cristina Fernández, la presidenta del corazón de los argentinos, cuando dijo que «ya no necesitan armas y tanques para dar un golpe porque ahora apelan a los fierros mediáticos y al poder financiero».
«El Frente de Todos comenzó a dar señales en cuanto a la apertura de la economía y el inicio de una recuperación se aprecia. Con la ayuda del Estado se van a generar puestos de trabajo, se incrementará la producción y se van a generar nuevos derechos. Eso le va a permitir revalidar en las urnas el Gobierno Nacional, la Provincia de Buenos Aires, e incluso ganar intendencias y gobernaciones en 2023»
-¿Usted considera que, con otras notas, la canción siempre es la misma?
-Esa cultura de dominación que impera en el neoliberalismo contraviene en forma directa con los principios de un gobierno popular. Porque éste tiene que asentarse en forma inexorable con base en lo social. La cual se constituye en los movimientos sociales, las organizaciones políticas afines y el Movimiento Obrero, allí se sustentan las bases de gestión para un gobierno popular.
-Una pregunta que le hicimos a todos los entrevistados de este ciclo. ¿A Cristina una gran parte del sindicalismo le pasa factura por su condición de mujer, o es más grave todavía?
-Me parece que a Cristina, en términos generales y más allá del sindicalismo se la ataca por su condición de mujer. No tengo la más mínima duda y lo hacen también porque pertenece a un espacio nacional y popular, porque tanto ella como Néstor Kirchner, rescataron de la pobreza a muchísima gente. Me dirán de la pobreza estructural, del impacto de la pandemia, bien. Lo que digo es que ella le devolvió la dignidad a muchos argentinos y argentinas. Su gobierno empoderó a los sectores populares, y esto a la derecha aclarándote que no solo hablo de la política sino también del establishment, el cual es el verdadero titiritero de la dirigencia política de la derecha, a ellos les molesta una sociedad emponderada y con derechos. Que un pibe tenga una notebook como lo hizo Cristina durante su gobierno o que cualquier argentino/a tenga el derecho a un plato de comida a través de las organizaciones sociales, esto molesta. ¿Y sabés por qué? Porque con derechos la gente puede pensar y no someterse a la dominación de la derecha. A Cristina la atacan mucho más por ser mujer, mucho más por ser de un partido popular y mucho más por haber sido inclusiva en la Argentina. No sólo porque consagró derechos sociales sino también civiles.
-Sin embargo los neoliberales, libertarios y la derecha captan votos y adhesión entre trabajadoras y trabajadores militando contra derechos laborales. ¿Eso le duele, le da bronca, considera que hay que cambiarlo?
-Las tres cosas que me marcás. Lo primero es que hay que cambiarlo porque si esto pasa es que nos están ganando la batalla cultural. Nadie puede ser seguidor de su verdugo hacia la horca. Lo segundo es que me da bronca, porque llegan con ese mensaje y al segmento social de los trabajadores/as a través de la penetración de los telefonitos, redes sociales, pantallas de televisión. Y todo ese sistema de empresas comunicación está dominado por grupos hegemónicos. Y sobre todas las cosas duele, porque desde su enojo con algún gobierno popular mucha gente termina condenándose a mayor pobreza.
-No le es ajeno que, pasando por su nominación como candidato del Frente de Todos y su buena relación con el kirchnerismo esto genera envidias, recelos y más. ¿Lo condiciona?
-Mirá, hay una fantástica definición de Néstor Kirchner, y a esta altura ya es un clásico. «Nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio». No sólo que no niego, sino que reafirmo mi adscripción al liderazgo que ejerce Cristina Fernández dentro de la coalición de gobierno. Participo de la misma, no sólo por mi labor dentro de la Asociación Bancaria y el reconocimiento que se le brinda a esta organización sindical, sino porque la considero una líder en este espacio. Cristina es una líder natural que genera agenda, no va detrás de la que se intenta marcar desde algunos medios, y debo decir que muchísimas veces la política sigue los puntos que le marcan los medios periodísticos. Dicho esto, considero que en este espacio común del Frente de Todos los tres ejes que lo constituyen tienen que tener una continuidad en el ejercicio del poder. Para dejar en claro un montón de cosas, evitar tensiones internas que igualmente no es algo que nos tenga que preocupar. Tensiones internas las hay en todos lados, seas oficialista u opositor. Creo en el liderazgo de Cristina Fernández en este espacio como también que hay un Presidente de la Nación, Alberto Fernández, el cual es la síntesis del espacio.
«A Cristina la atacan mucho más por ser mujer, mucho más por ser de un partido popular y mucho más por haber sido inclusiva en la Argentina. No sólo porque consagró derechos sociales sino también civiles«
-¿Aunque una coalición política hace a intentar caminar con los zapatos puestos al revés?
-No creo que eso sea así. Porque las coaliciones tienen que ver con la búsqueda de consensos y a establecer un proyecto. Las fuerzas que las componen en algún momento donde se trabaja para plasmar ese proyecto, pueden ser piedras en un zapato que quizás te molesten un poco más o un poco menos. Pero de ninguna manera una coalición hace a caminar con el calzado puesto al revés.
-Hablando de los ejes del Frente, algunos incluso allí no tenían buena percepción sobre los resultados de las elecciones legislativas. Con ese factor incluído, ¿algo cambió el domingo 14?
-Sin dudas, el domingo hubo un punto de inflexión. Porque todos auguraban un «lunes negro». Incluso en forma irresponsable, un ex Presidente (Mauricio Macri) habló de «transición», no tuvo reparos en expresarlo sabiendo lo que significa crear esa sensación de desgobierno en una sociedad. Lamento que haya dicho eso, porque en 2019 si Alberto Fernández y Cristina Fernández hubieran tenido dichos similares, a partir de las PASO, el país hubiera tenido una crisis profunda, sumada al daño que generó la gestión de Cambiemos en el poder. Alberto y Cristina decidieron ser tan responsables en sus palabras como lo son en el ejercicio del Gobierno. Y el punto de inflexión es que el escenario de desgaste al que ellos pretendían llevar al Gobierno para generar una crisis institucional, bueno, no tuvo lugar. Ahí tenemos un dato alentador, el segundo en el mismo sentido es que luego de 4 años de lo que nos dejó el gobierno de Mauricio Macri te topás con una pandemia donde tenés que atender a los más desprotegidos, reforzar cuanto servicio de salud exista, no lograste controlar la inflación porque no pudiste controlar a los formadores de precios y más. Acoto de allí que el congelamiento dispuesto hasta enero, aunque sea, es acertado. Y con todas las cosas adversas que incluyen el enojo de la gente por el encierro, de los comerciantes por el mismo factor y que fue una medida necesaria, y la lista podría continuar, te ganaron la elección por 1 punto.
-Ahora, celebraron todos el domingo…
-No voy a entrar en esto de quiénes deben festejar y quiénes no. Porque parecería ser que todos ganamos y en términos técnicos en la Provincia de Buenos Aires nos ganaron por un punto. Ahora en cuanto a lo que se votaba respecto a la estructura de poder, es muy claro que el triunfo es del Frente de Todos. ¿Qué pudo ser todavía mejor? Seguro, pero eso es otra cosa. Si vos te quedás con la primera minoría en la Cámara de Diputados, con la primer minoría en Senadores Nacionales, recuperaste la mayoría para poder dictar leyes en la Provincia de Buenos Aires donde no te dejaban pasar una, si no acordabas con ellos las leyes no se trataban. Los bancarios tenemos un proyecto pendiente que motorizó el gobernador Axel Kicillof para la recuperación de derechos de los trabajadores/as del Banco Provincia y la oposición nos dijo «hasta después de las elecciones eso no se trata». Por esto te reitero, en términos de la estructura de poder hay un triunfo del Frente de Todos.
-¿Y rumbo ya a 2023 qué depara ese punto de inflexión que usted marca con las elecciones?
-Quedan dos años, la Argentina es un país muy dinámico. Nadie pensaba que Mauricio Macri iba a gobernar sólo por 4 años y su mandato terminó en forma estrepitosa dejando al país en la forma que lo dejó. Creo que el Frente de Todos ya comenzó a dar señales en cuanto a la apertura de la economía y el inicio de una recuperación se aprecia. Con la ayuda del Estado se van a generar puestos de trabajo, se incrementará la producción y se van a generar nuevos derechos. Con eso y otros factores estimo que le van a permitir revalidar en las urnas el Gobierno Nacional, la Provincia de Buenos Aires, e incluso se pueden ganar intendencias y gobernaciones 2023.
-Hablando de Cambiemos y gremios, a Isela Costantini la eyectaron de la presidencia de Aerolíneas, entre otros factores, por su buena relación con los sindicatos. ¿A Carlos Melconian le sucedió algo similar cuando “le dieron salida” del Banco Nación?
-Ellos ejercen el poder como en una empresa. Su concepción tiene que ver con lo que plantean para una compañía privada, cuando llegan a un cargo público no lo hacen como un dirigente político. En cuanto a la búsqueda de consensos que mencionamos antes, que implican buscar mejores posiciones desde ese diálogo para consolidar un acuerdo y concretar un proyecto como puede impulsar el Poder Ejecutivo. Ellos actúan como empresarios sólo para dar órdenes, no les gustan determinadas cosas. Está muy claro que Isela Costantini pagó caro su buena relación con los gremios aeronáuticos. En cuanto a lo de Melconian es más complejo, más allá de que teníamos una buena relación tanto personal como institucional, incluso logramos buenos acuerdos con el Nación, tanto para el sector financiero como para los trabajadores y trabajadoras. No es menos cierto que Melconian también estaba en disconformidad con algunas políticas de Macri. El fue el único dentro de esa gestión, que estaba en contra de de los préstamos UVA y sacó una línea propia desde el Banco Nación, una línea de crédito dentro del promedio del salario, fue cuando Federico Sturzenegger desde el Banco Central obligó a todas las entidades a dar los UVA y ahí comenzó el derrotero de Melconian. Eso no quiere decir que suscriba las políticas que propone, estoy en las antípodas de su pensamiento económico y su posición política. Incluso considero que con algunas declaraciones, a santo de intentar aparecer con un tinte popular, comete errores en la comunicación. Más allá de eso creo que le hicieron pagar también su buena relación con nuestro sindicato.
«Existe una avanzada muy fuerte de Juntos por el Cambio, Espert, Milei y otros, contra los derechos de los trabajadores. Y no alcanza con la primera minoría en el Congreso para frenarlos sino que se necesita la fuerza del Movimiento Obrero»
-Vale otra letra del Indio Solari entonces, “juegan a primero yo, y después a también yo” como canta en “El Tesoro de los Inocentes”…
-Hagamos una similitud de Macri como Jefe de Estado con lo que fue su gestión como presidente de Boca. Macri se peleó con Diego Maradona, el ídolo máximo de los xeneizes, con Carlos Bianchi el entrenador más exitoso en ese club y con Juan Román Riquelme, ni más ni menos. Es decir no soporta, no tolera la presencia de liderazgos que no están en sintonía con las instrucciones que él da. Y no es sólo Macri, estamos ante una concepción empresaria con la que pretenden administrar el Estado y la cosa pública cuando son funcionarios.
-No es sólo por plata…
-Absolutamente, es poder.
-Hablando de poder dentro de todo lo que puede decir y se dice de la nueva CGT, ¿cabe la alternativa de que Azopardo pueda estallar por los aires en cualquier momento?
-No creo que implosione o estalle, se alcanzó un acuerdo en donde todos hemos resignado algo, pusimos todos la mejor voluntad. Se priorizó tener un movimiento obrero fuerte, y hay dos cuestiones: en primer lugar que este Gobierno necesita del respaldo sindical por todo lo que venimos describiendo y analizando en esta charla. Hablo de recostarse en los sectores populares para desarrollar proyectos y gestión. Y por otro lado porque existe una avanzada muy fuerte de Juntos por el Cambio, Espert, Milei y otros contra los derechos de los trabajadores. Y no alcanza con la primera minoría en el Congreso para frenarlos sino que se necesita la fuerza del Movimiento Obrero. No creo en una implosión de la CGT porque con madurez se alcanzó una acuerdo. Ojalá en algún momento pueda consagrarse un sólo secretario general que exprese la síntesis del movimiento de los trabajadores y trabajadoras.
-¿Se imagina en ese lugar?
-Nunca me gustó hablar en términos personales de ese tipo de cargos.
Comentá la nota