Los líderes gremiales que se encolumnan detrás de la candidatura de Alberto Fernández pidieron ayer un diálogo social "que no sea solo por seis meses", al tiempo que sembraron dudas sobre la forma y la urgencia de la reforma laboral ante los cientos de empresarios que se congregaron en Mar del Plata por el coloquio de IDEA.
El secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, el titular de la Uocra, Gerardo Martínez, y el jefe de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, insistieron en la promoción de un "diálogo social institucionalizado" que sea "una política de Estado" y no "un mero congelamiento de precios y salarios".
Pero plantearon interrogantes sobre los alcances que debería tener una eventual reforma laboral integral, que es planteada como urgente por los empresarios.
"La reforma laboral como un dogma de algunos sectores del neoliberalismo, que lo aplican como una cuestión religiosa, no sirve como receta", dijo Yasky, que hizo su estreno ante CEO y ejecutivos y habló sobre su deseo de reunificar su central con la CGT.
"El acuerdo social tiene sentido si, además de los primeros seis meses, nos marca una hoja de ruta que nos diga que el objetivo es ir al empleo. No queremos a los hijos de los trabajadores en un comedor social, ni a una clase trabajadora subsidiada por el Estado", agregó Yasky.
Gerardo Martínez levantó la bandera del "diálogo social institucionalizado". Subrayó: "Estamos hablando de que no es una cuestión voluntaria, no es una decisión de un ministro. Es una política de Estado". Y amplió: "Todos aquí representamos intereses; ustedes, de las corporaciones, y nosotros, de los trabajadores. El Estado tiene que ser un facilitador".
En el mismo panel que los sindicalistas estuvieron el gerente general de Ledesma, Javier Goñi, y el presidente de Toyota Argentina, Daniel Herrero. También la presidenta de la Asociación Argentina de Actores, Alejandra Darín, que aludió a la cuestión de género en el mundo gremial y empresario.
Herrero manifestó: "La reforma laboral ha sido estigmatizada, pero a la luz de lo que viene nosotros tenemos que cambiar". Y agregó: "No sé si hay una reforma laboral que nos aplique a todos, hay que buscar los trajes a medida para cada sector. Soy defensor de los convenios colectivos de trabajo. Los acuerdos se pueden hacer si están los dos partícipes alineados. Hay que tener en claro el objetivo de hacia a dónde vamos".
A su turno, Palazzo, uno de los primeros gremialistas en encolumnarse detrás de la candidatura de Fernández, reclamó mayor regulación de la actividad financiera, en el marco de su cruzada contra las plataformas online.
"Creo que una reforma laboral planteada en términos de qué cede uno y qué cede el otro no va a llegar a ningún puerto. Tenemos que pensar cómo se implementan las nuevas formas de trabajo. Bienvenido sea que uno de los candidatos esté convocando a ese pacto con anterioridad a la elección. Pero no tiene que ser un mero congelamiento de precios y salarios", dijo en alusión al postulante del Frente de Todos.
El titular de La Bancaria no mencionó a Mercado Libre, con la que tiene una disputa pública, pero lanzó que "es injusto que empresas que están valuadas 30.000 millones de dólares paguen menos impuestos que una pyme o un trabajador". "Detrás de cada aplicación online hay un trabajador y detrás de cada trabajador hay un derecho", agregó Palazzo, en una crítica a las apps de delivery y a las fintech.
Gremialistas y empresarios coincidieron en los pasillos de IDEA sobre el título del diálogo social, pero exhibieron diferencias en la letra chica. Sobre todo en lo referido a una reforma laboral integral, que los sindicalistas pretenden postergar y que para los hombres de negocios es urgente.
Algunos sindicalistas se ilusionaban con aprovechar los espacios que se abren fronteras afuera del coloquio poder avanzar en conversaciones informales con empresarios por el pacto que promueve Fernández. Pero los intercambios fueron menos profundos de lo esperado. "No es el ámbito acá", dijeron cerca de uno de los líderes sindicales.
Así y todo, el titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, pudo almorzar en un restaurante marplatense con un grupo de CEO de industriales, metalúrgicas, bancos y consultores. "El acuerdo social es como jugar a la perinola, todos tenemos que poner algo", dijo Caló a LA NACION. "Estamos de acuerdo con los empresarios en que esto lo arreglamos entre todos. No hablé con ellos de salarios o reforma laboral, sino de una actitud", agregó el jefe de la UOM, que en la previa al panel de los sindicalistas charló animadamente con Cristiano Ratazzi, de Fiat Argentina.
Cerca suyo se mostró el secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, Pablo Biró, el combativo sindicalista que amenazó recientemente con un paro aeronáutico.
"El rol del movimiento obrero en la matriz productiva empezó a cambiar", dijo Biró a LA NACION. A su lado circuló Palazzo, que entraba al auditorio principal del coloquio. "¡Miren que nos quedamos para aplaudirlos a ustedes!", bromeó el jefe de los pilotos cuando el titular de La Bancaria se dirigía al escenario para encabezar "el panel sindical".
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