Por: Christian López. En una imperdible columna de opinión, el dirigente nacional de la seguridad privada, Christian López, dio su mirada sobre la situación actual de inseguridad en la Argentina y la sindicalización de las fuerzas y las tareas que le siguen agregando a los trabajadores de seguridad privada.
Hoy todos los medios hablan de la inseguridad en la Argentina: desde diferentes sectores se echan la culpa los unos a los otros, pero ¿cual es el gran debate de fondo? Sera fundamental que los que se especializan en la materia se cuestionen algunos puntos.
Seguridad: ¿gasto o inversión? Hay un concepto cultural sobre la seguridad donde muchos opinan que es un gasto. Sin embargo, ante su ausencia, el clamor solicitando inversiones en la materia es unánime.
Las preguntas inevitable son: el personal que brinda las tareas de cuidarnos, ¿cuenta con todas las herramientas adecuadas para el trabajo?, ¿Tienen la formación necesaria para poder llevar adelante esa noble función?
Sin lugar a dudas son preguntas que merecen un gran debate y que, lamentablemente, en Argentina hace décadas muchos prefieren evitar.
La seguridad en línea general es integral y debe abordarse desde una mirada amplia, principalmente debe entenderse y tratarse con profesionales en los diferentes sectores de la seguridad ya que tiene muchos matices, desde conceptos culturales , educativos, económicos y hasta humanos, entre otros.
Es un tema que sin dudas debe tratarse con seriedad y con proyectos que deben ser políticas de estado, de lo contrario, simplemente se convertirán en slogans para los medios, slogans que últimamente venimos escuchando y que van desde declaraciones de un alambrado en la frontera norte, hasta el uso de las pistolas tasers. Puro Humo, sin contenido real.
Por otra parte, la discusión en estos días sobre los salarios de las fuerzas de seguridad es una gran deuda de la política. Una de las soluciones, que muchos evitan y se espantan, es la sindicalización de las fuerzas, como ocurre en varios países de la región y en EE.UU.
La organización gremial es un debate que merece ser dado y que negarse a ello, atrasa en vez de encontrar soluciones. Una fuerza agremiada permitiría mayor control, mayor profesionalización para el personal, y contribuiría a brindar herramientas necesarias para su correcto desarrollo: desde armamento y chalecos antibalas adecuados, hasta un servicios de salud y emergencias, representación legal en los procedimientos, que brinde apoyo y contención al personal ante cualquier situación que ocurriese.
En los países denominados del primer mundo, el sindicato de las FFSS es un fiscal mas ante los operativos que llevan adelante las fuerzas, una especie de veedor presente que respalda al policía para que luego no sea castigado por toda una sociedad debido a las órdenes de un solo hombre, ya que ante algunos procedimientos fallidos por errores humanos, el estado, muchas veces un estado responsable de emanar esas órdenes a sus fuerzas, abandona y además condena a una persona que le dio hasta su vida al servicio de la sociedad.
Hay diferentes casos en las últimas décadas y siempre el hilo se corta por lo más fino, por eso no podemos escapar mas a esta opción y amerita sin dudas, un gran debate nacional sobre la sindicalización de las fuerzas, un debate que permita su modernización, que revea desde sus sistemas de formación, hasta el dia a día cotidiano en las comisarías, y que aporte soluciones integrales para terminar con tanta desidia, abandono y falta de protección a la sociedad, donde las fuerzas recuperen la confianza de la ciudadanía, algo que no pasa hace décadas en nuestro país.
Por ultimo, no podemos pasar por alto un gran complemento de las fuerzas de seguridad, la seguridad privada, auxiliar de las fuerzas publicas, donde a pesar de ser un rubro que logró superar ciertos obstáculos como la sindicalización, aun tiene grandes falencias en temas salariales, sanitarios y en especial, en su profesionalización, y donde se imponen cada vez más tareas sin la previa capacitación a su personal, como por ejemplo, diversas leyes provinciales que salieron a la luz recientemente y obligan a los vigiladores a usar armas no letales.
La pregunta que preocupa es: realmente, un trabajador de seguridad privada, ¿esta capacitado para el uso de este tipo de armamento? La respuesta es un rotundo no, sobre todo teniendo en cuenta que en la seguridad privada el curso básico es de 60 a 100 horas cátedras.
La respuesta sigue siendo no, si consideramos también que el trabajador de seguridad privada cumple en muchos casos, funciones simultaneas que van desde tareas administrativas, de control, vigilancia, monitoreo, manejo de tonfas, equipo de radio comunicación, y ahora el uso de armas no letales .
Nuevamente: ¿el trabajador está en condiciones de usar estas armas? ¿Cuales serán los espacios y objetivos regulados para su uso? ¿Es una herramienta para el trabajador, o lo expone ante un enfrentamiento con delincuentes? ¿Quienes serán los responsables en un enfrentamiento por la eventual perdida de la vida del trabajador?
Son muchos los interrogantes que nos da la seguridad en general, creemos que es fundamental establecer una mesa federal para discutir estos temas entre todas sus partes: trabajadores, estado, empresas, gobernadores, intendentes, secretarios de seguridad, fuerzas estatales, y no solo ser la decisión unilateral de algunos que solo promueven parches en los problemas que atañan a la materia. La seguridad debe ser integral en todas sus áreas como se ha logrado en diferentes países de América latina, Europa y América del Norte.
La seguridad debe tener un cambio cultural con modernización, tecnología, pero por sobre todo hay que darle un valor agregado a los miles de hombres y mujeres que todos los días ponen sus vidas en riesgo para proteger a la sociedad, sus bienes privados, las fronteras del país, la industria y los comercios, entre muchas otras cosas. Sobre todo, debe terminar esa visión de algunos que consideran que la seguridad es un gasto y no una inversión en toda su amplitud.
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