Qué hacer con los llamados "trabajadores informáticos" es la nueva preocupación del sindicalismo local: ya son una masa de 240.000 personas sin representación.
La pelea por los trabajadores del futuro no se detiene. Incluso en estas épocas de vacas flacas, el sector IT tiene algunas ventajas respecto del resto de la economía. Un crecimiento de sus puestos de trabajo de casi 5% año contra año y la sensación de que para ellos sí existe el pleno empleo, con una rotación cercana al 40% son algunos de los datos que la distinguen de otros sectores en crisis. El hecho de que gocen, en ocasiones, de otros beneficios como vacaciones extendidas, refrigerios gratuitos e ilimitados y juegos en las instalaciones -como mesas de ping-pong o "fichines" ayudan a levantar la moral-. La posibilidad de acceder a "stock options" en las empresas que en el país lo permiten también ayuda a levantar la moral en un contexto de contracción del empleo a escala nacional.
Sin embargo, un estudio realizado por Conicet y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) a fines de 2017 pone en perspectiva estas buenas nuevas. A pesar de que las empresas se beneficiaron directamente de la Ley de Promoción de Software y sus exenciones impositivas -y lo harán de ahora en adelante con una ley de estímulo hecha a medida- y de un tipo de cambio competitivo que impulsó la venta de servicios de al exterior, los trabajadores del sector no siempre han recibido aumentos de sueldo por encima de la media paritaria en el país.
Para muestra basta un botón: según el mismo informe, en los últimos años los empleados de Transporte vieron crecer sus salarios 55% mientras que los empleados de la industria del software perdieron 20% en valores nominales, es decir sin tener en cuenta la inflación.
En parte, este desequilibrio se debe a la falta de un interlocutor válido. Un grueso de los trabajadores informáticos hoy entra dentro del convenio colectivo del Sindicato de Comercio que dirige hace 30 años Armando Cavalieri. Y mientras que los desarrolladores prefieren ceñirse a una filosofía meritocrática que les permite negociar "paritarias individuales" basadas en objetivos y bonos, muchos nuevos empleos de baja calificación -como el de Data Entry- se encuentran todavía en un limbo sindical. La pelea no es menor: entre cuota sindical, obras sociales y dinero que depositan las empresas, son unos $7.500 millones al año.
Esa cifra podría aumentar, incluso, en los próximos años. Las profesiones ligadas a la computación y a la informática no son un tema solamente de las empresas de tecnología sino también de tantos otros sectores cuyo negocio requiere, cada vez más, de un batallón de programadores, desarrolladores y SysAdmins para funcionar.
Elizabeth Peger, editora de Política, Internacionales y Opinión de El Cronista, se luce en la nota de tapa de este mes de Infotechnology contando la historia -complicada- entre diferentes actores sindicales. Hoy son 12 los sindicatos que están metidos en una pelea que reproduce las divisiones históricas del sindicalismo argentino.
Esta edición, además, viene con un plato fuerte adicional: el Quién es Quién de IT. Una guía de CIOs, empresas de Sistemas y Proveedores que se guarda todo el año. Este 2019 viene en versión condensada pero muestra, como hace 22 años, cuáles son las empresas más significativas del sector IT local.
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