Más allá de las afirmaciones presidenciales sobre la recuperación industrial y el repunte de la economía, lo cierto es que grandes empresas nacionales y multinacionales confirmaron el fin de sus operaciones en los últimos días, desde la automotriz japonesa Nissan, que abandona el país, hasta la compañía láctea SanCor, que presentó formalmente su pedido de apertura del concurso de acreedores, acumulando una deuda millonaria y con denuncias por “vaciamiento”.
El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) le confirmó a sus afiliados que la automotriz japonesa Nissan decidió dejar de producir en el país y cerrar su planta en la provincia de Córdoba. La automotriz produce la pickup Frontier, pero también (gracias a su integración internacional con Renault) en el mismo predio cordobés se producían los modelos Alaskan, Logan, Sandero y Stepway, de la firma de origen francés. El contrato de vinculación entre Nissan y Renault termina a fin de año, fecha que podría marcar la salida definitiva de la firma japonesa del país.
Desde SMATA informaron que si bien la decisión de Nissan ya estaba tomada, el gremio logró retrasar su salida durante los últimos meses. Pero el desplome de sus ventas en el mercado interno, especialmente durante el último año, decidieron a la firma japonesa a dar el paso. Hoy la empresa, que ya implementó un esquema de retiros voluntarios, estudia la posibilidad de importar al país la pickup desde México.
En ese marco, el gremio que conduce Ricardo Pignanelli comenzó el viernes pasado con un quite de colaboración, hasta tanto se aclaren las perspectivas y la continuidad de los puestos de trabajo (hoy 120 de los 180 operarios de la planta están suspendidos). Según trascendidos, la empresa podría aplicar durante los próximos meses un régimen laboral de una semana de trabajo por dos de paro.
Por otro lado, la SanCor presentó el pedido de abrir concurso de acreedores, por lo que la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) denunció que la empresa que acumula una deuda de USD 400 millones y afirmó que sufriendo un proceso de “vaciamiento”. Hace algunos días se anunciaron despidos masivos, con la empresa responsabilizando al gremio por su crisis.
El conflicto entre Atilra y la empresa viene desde 2017, e incluyó despidos de trabajadores y delegados del gremio, que finalmente fueron reincorporados por orden judicial. SanCor afirma que a pesar de que en la última etapa la empresa “evaluó diferentes alternativas y mantuvo negociaciones con un grupo empresarial interesado en desarrollar un fideicomiso que impulsara su recuperación”, hoy esas iniciativas no prosperaron.
El gremio lechero sostiene que “la empresa rompió una y otra vez” las promesas y compromisos propuestos. En los últimos días se registraron por lo menos 350 despidos en las plantas de Córdoba y Santa Fe, alegando causas de “fuerza mayor”, pero el gremio advierte que el objetivo de la empresa es llegar a por lo menos 500 cesantías. La plantilla actual es de aproximadamente 1350 empleados, de más de 5000 con los que contaba en 2017.
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