Apenas una semana después de firmar la paritaria –sin consultar a las bases- la conducción del gremio amenaza con reabrir un conflicto que no parece tener tiempo en el que desarrollarse.
Por Felipe Osman
El Suoem anunció el viernes, a través de sus redes sociales, que reabrirá el conflicto con el Palacio 6 de Julio, y convocó a asambleas de dos horas por turno a partir de hoy, en todas las reparticiones.
Lo hace apenas una semana después de haber arribado a un acuerdo con la gestión municipal, que llegó al cabo de más de dos meses de un conflicto que, en su última fase, entró en stand by por una conciliación obligatoria dictada por el ministerio de Trabajo a pedido de las autoridades del municipio. Y que tuvo por saldo un reajuste que quedó muy por debajo de las expectativas generadas por el propio Rubén Daniele, que perjuró a sus representados no aceptaría una recomposición que se quedara por detrás de la inflación 2024.
Aquel acuerdo, firmado una semana atrás, fijó un reajuste salarial del 10 por ciento, escalonada en dos tramos de 5 por ciento en los meses de noviembre y diciembre. Al cabo de ese término, las autoridades municipales volverían a convocar a la comisión paritaria del gremio para avanzar en un nuevo acuerdo en el que se trabajaría para dar una recomposición plena de lo perdido en el año. Pero con una condición –hasta donde plantea la gestión municipal- inclaudicable: las recomposiciones nunca deberían poner en jaque a las cuentas de la ciudad, que atravesaron un 2024 sumamente complejo por la caída de la recaudación y la creciente dedicación presupuestaria a subsidiar el boleto de Transporte urbano, a raíz de la decisión del Gobierno Nacional de eliminar el Fondo Compensador del Interior.
Casi en simultáneo con la firma del acuerdo, el municipio consiguió la aprobación del Presupuesto 2025 en primera lectura. Y de él se desprende que la pauta salarial de la ciudad no deberá superar, a todo lo largo del año, el 45 por ciento de los recursos municipales.
Si esa hoja de ruta es respetada por el Ejecutivo, parece difícil que el Suoem consiga recuperar lo perdido durante el año y seguirle el ritmo a una evolución inflacionaria que se ancla sobre un inestable equilibrio macroeconómico.
En cualquier caso, lo más llamativo es que el Suoem vuelve a fallar en el timming.
Si ya habiendo comenzado sus movilizaciones en octubre, el movimiento del sindicato para presionar por una recomposición salarial consistente quedó acorralado contra el calendario por la definición de la cartera que comanda Omar Sereno. Entonces mucho más dificultoso parece que el nuevo “cronograma de lucha” tenga tiempo para desarrollarse, cuando falta apenas una semana para que lleguen las fiestas y dos para que el grueso de las reparticiones municipales entre en fase de ibernación con el receso administrativo de enero.
El comunicado que la conducción gremial lanzó a través de sus redes sociales insta a los municipales a retomar asambleas de dos horas por turno, con la expectativa de resentir el servicio y condicionar al Ejecutivo. El problema es que el propio Daniele reconoce que, para que esta clase de medidas genere el efecto deseado –a saber, alterar a la ciudadanía para que sea ésta la que termine reclamando a las autoridades municipales una solución-, debe mediar un lapso de tiempo de al menos dos o tres semanas. El arribo del receso atenta contra la propia estrategia de los municipales.
Además, la resolución del último conflicto no satisfizo a miles de empleados que, a instancias del gremio, dejaron de marcar horas módulo, materializando de ese modo el “quite de colaboración” que Daniele les pidió cumplir a rajatabla. Esto no fue inocuo para los agentes que dejaron de percibir una parte significativa de sus ingresos para respaldar la medida.
Sin embargo, por contrapartida no sólo obtuvieron un arreglo mucho menor a las expectativas creadas por el cacique del sindicato, sino que debieron suportar recibos de sueldo mucho más magros.
El descontento de las bases es real. Pero parece, cuanto menos, dificultoso que Daniele pueda volver a sacar al gremio a la calle después de haber aceptado –sin consultar a las bases- una oferta prácticamente calcada a la anterior, que había sido calificada como una burla por el secretario general.
Ahora, todavía más que antes, la proximidad del receso y la incredulidad de los municipales pondrá a prueba la capacidad de convocatoria del gremialista.
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