La agrupación “Unidad, Dignidad y Trabajo”, presidida por el radical Aldo Cabello, elevó un reclamo para que se convoque a elecciones dentro del sindicato. El timming complica a Daniele, que aún no tiene una rehabilitación definitiva para postularse, y que deberá blanquear su juego frente a una lista Verde balcanizada.
A pesar de su atribulado presente y la memoria fresca de los sacudones y derrotas que el gremio sufrió durante la pandemia, la conducción del Suoem venía contando con una ventaja relativa, con un elemento que -por defección- le garantizaba estabilidad: la falta de una oposición.
Sin importar cuan duras fueran sus caídas ni cuantas, los municipales todos parecían resignados a dejar su suerte atada a los designios de Rubén Daniele, general al mando en decenas de victorias pasadas, y también conductor real del sindicato en los tropiezos de los últimos años.
Pero esa pasividad parece empezar a agotarse.
Ayer, la agrupación “Unidad, Dignidad y Trabajo” que preside el radical Aldo Cabello, presentó ante la Comisión Directiva del Suoem y el Ministerio de Trabajo de la Provincia un reclamo para que el sindicato -cuyas autoridades persisten en sus cargos, a pesar de haber agotado sus mandatos en enero de este año, por una prórroga otorgada por la secretaría de Trabajo de la Nación- regularice su situación y convoque a elecciones para definir una nueva conducción.
Este reclamo viene al caso porque la mencionada prórroga, extendida hasta agosto en función de los riesgos que conllevaba la realización de un acto eleccionario durante la pandemia, no fue renovada por la cartera dirigida por Mario Meoni, y todas las asociaciones gremiales cuyas autoridades se encuentren caducas deberán elegir nuevos conductores en los próximos meses.
Ahora bien, ¿por qué instar el llamado a elecciones con la mayor celeridad posible? En rigor, ni la lista Verde ni la oposición están cohesionadas, y a ninguna de las dos parecería convenirles acortar los tiempos de una definición.
La respuesta es “para incomodar”. En off, algunos allegados a la agrupación que conduce Cabello admiten que aún no están dadas las condiciones para derrotar a la lista Verde, pero reclamar elecciones lleva a una consecuencia para quien no quiere concederlas: debe explicar por qué.
Así, los armadores de la incipiente lista “Violeta” apuntarían a condicionar a Daniele a develar su juego. El histórico capolista de la Verde -que aún no está completamente rehabilitado para postularse a la Secretaría General del Suoem por seguir pendiente la revisión de situación por el Tribunal Superior de Justicia- deberá decir por qué no llama a elecciones. O, en su caso, convocarlas aún sin tener la certeza que ofrece la “cosa juzgada”, resolución final de su entredicho con el ex intendente Ramón Mestre por su capacidad para ocupar cargos en la conducción del sindicato o la falta de ésta.
Por lo demás, ese no es el único flanco que los “violetas” esperan tocar. Más allá de la postulación (o no) de Daniele a la Secretaría General, la configuración de la lista Verde en su totalidad es complicada. Ahí está, por ejemplo, la disputa entre el actual secretario adjunto, Daniel “Chiquito” Fernández, y Ariel Quiñone, otrora titular de la opositora lista Naranja. Daniele apuntaría a cerrar un acuerdo con Quiñone para sumarlo a la lista Verde, pero quienes conocen a Fernández aseguran que jamás compartirá una lista con el delegado de Recursos Tributarios.
Beatriz Biolatto, secretaria general “regente” de Daniele, por su parte, también mantiene profundas diferencias con Fernández, delegado de las Áreas Operativas, y ya se adivina una disputa abierta entre ambos dirigentes si Daniele finalmente decide hacer el intento de volver a la Secretaría General. ¿Quién saldría entonces de la foto, Biolatto o Fernández? Como dijimos, el asunto es complicado.
Trascartón, Cabello -ex subsecretario gremial de los CPC- apunta a conseguir el voto radical de los municipales por dos motivos: el primero, su pertenencia al partido de Alem; el segundo, la reciente implosión de la Agrupación Radical, otrora columna vertebral de la lista Verde.
En suma, plantearle batalla a una lista Verde que la última vez que pasó por las urnas -a fines de 2017- cosechó más del 90 por ciento de las adhesiones no parece en absoluto una empresa sencilla pero, tras dos años de vacas flacas, empieza a aparecer un espacio dispuesto al menos a intentarlo.
Por Felipe Osman
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