En la antesala de la huelga, la cúpula de la CGT inició la protesta contra la Casa Rosada con una movilización en reclamo de un aumento para los jubilados; fue una marcha orgánica y no hubo incidentes.
Por: Matías Moreno.
El tercer paro general de la Confederación General del Trabajo (CGT) contra el gobierno de Javier Milei comenzó ayer por la tarde con una demostración de fuerza en la calle. Las principales organizaciones gremiales, identificadas con el peronismo y la izquierda, se movilizaron a la plaza del Congreso para exigir al Presidente un aumento de emergencia para los jubilados.
La multitudinaria manifestación callejera, a la que se sumaron distintas las dos ramas de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), agrupaciones políticas de la izquierda y movimientos sociales, sirvió como un prólogo de la huelga sindical convocada para este jueves en reclamo de paritarias libres y para exigir mejoras para las jubilaciones, la actualización del bono e incrementos en los presupuestos de salud y educación.
A su vez, la conducción de la CGT procura paralizar el país en rechazo del acuerdo que está a punto de cerrar el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además, llamaron a parar para repudiar el plan que anunció Milei para avanzar con las privatizaciones de empresas que están en manos del Estado y los despidos en el sector público y privado.
El secretario general de la CGT, Héctor Daer, en medio de la manifestación Santiago Filipuzzi - LA NACION
La reacción de la central obrera se produce en plena crisis interna en el seno del PJ, a raíz de la decisión de Axel Kicillof de desdoblar las elecciones bonaerenses, una jugada que marcó un quiebre en su vínculo con Cristina Kirchner. Mientras los peronistas debaten cómo deben reposicionarse para enfrentar a Milei, los gremios salieron a exhibir poder de fuego en las calles y movieron sus fichas en el tablero del PJ.
De hecho, los lugares que ocupó cada facción en la plaza reflejaban las divisiones en el andamiaje de la oposición más dura al Gobierno. Los líderes sindicales asumen que son horas difíciles para la gestión de los libertarios después de la seguidilla de derrotas que sufrió el oficialismo en el Congreso, el temblor financiero y el estallido del escándalo por la promoción de la criptomoneda $LIBRA. Olfatean que existe un descontento popular con la administración de Milei que el Gobierno no percibe.
Hasta hace pocas semanas, la CGT preservaba una tregua con la Casa Rosada. El punto de inflexión se produjo el 12 de marzo pasado, cuando el fotógrafo Pablo Grillo fue gravemente herido por el disparo horizontal de una cápsula de gas lacrimógeno por parte de un gendarme. Las imágenes de la represión policial empujaron a los gremios a salir a las calles ante el reclamo de sus bases.
Una columna de la UOCRA, en la marcha de esta tarde Santiago Filipuzzi - LA NACION
A diferencia de los violentos enfrentamientos de marzo, la protesta de ayer por la tarde contó con la articulación de los aparatos políticos y gremiales. Al ser una marcha orgánica, los popes sindicales entablaron un diálogo con la Policía para evitar choques e incidentes. “Nos cuidamos entre nosotros. Acá la política no se mete y no hubo ningún inconveniente”, se ufanaba Omar Plaini, jefe de los canillitas, a metros del vallado que separaba a los manifestantes de la avenida Entre Ríos, frente al palacio del Congreso.
El operativo de seguridad estuvo a cargo de las fuerzas federales, que gestiona Patricia Bullrich, y la Policía de la Ciudad. Finalmente, la Cámara de Apelaciones porteña rechazó la orden del juez Roberto Gallardo para que Bullrich no intervenga y aplique el protocolo antipiquetes. Fuentes oficiales indicaron que no se registraron disturbios.
Mientras miles de manifestantes recorrían la Avenida de Mayo e Hipólito Yrigoyen para ubicarse en los alrededores de la Plaza, Héctor Daer, titular de Sanidad e integrante del triunvirato que conduce la CGT, se mostraba conforme con el impacto de la movilización. Ante la consulta de LA NACION, celebró el éxito de la convocatoria y subrayó que la marcha fue pacífica.
Héctor Daer habló con LA NACION Soledad Aznarez - LA NACION
Según el gremialista, los altos mandos de la central obrera no recibieron ningún llamado del Gabinete nacional en la previa del paro general. Por eso, pidió apertura al diálogo por parte de Milei. “Esperamos que el Gobierno reflexione y corrija las medidas que vulneran a los sectores más postergados y a los trabajadores”, puntualizó en diálogo con este medio.
A pocas horas de que comience la tercera huelga contra Milei, los caciques sindicales lucen expectantes. Confían en que harán sentir el peso de la medida de fuerza, pese a que Roberto Fernández, jefe de los colectiveros de la UTA, decidió no adherir después de que el Gobierno lo amenazara con intervenirle la obra social de su gremio. Al contar con el apoyo de Juan Carlos Schmid, que conduce la Confederación de Trabajadores del Transporte, en la cúpula de la CGT aventuran que paralizarán el país. “Mañana va a pasar lo mismo que el 9 de mayo, no va a viajar nadie en los colectivos”, vaticinó Daer.
A pedido de los sindicalistas, que prefirieron ocupar el centro de la escena para apuntalar el reclamo de los jubilados y enviarles una señal a sus bases, pocos dirigentes de peso del PJ se acercaron a la plaza para participar de la protesta. Germán Martínez, jefe del bloque de diputados de Unión por la Patria, fue uno de los que se arrimaron a la calle para acompañar a los manifestantes.
Marcha de jubilados, gremios y organizaciones de izquierda al Congreso de la Nación TOMAS CUESTA - AFP
En un nuevo desafío a Milei en las calles, el titular de Sanidad posó frente a los flashes junto a parte del consejo directivo de la CGT. Estaban desde Andrés Rodríguez (UPCN), virtual número dos de la central obrera; Plaini (Canillitas); Maia Volcovisky (Judiciales); Octavio Arguello (Camioneros); Rodolfo Daer (Alimentación); Pablo Flores (Aefip); Hugo Benítez (textiles) y Vanesa Nuñez (Utedyc).
Entre los concurrentes también estuvo Pablo Biró, titular del gremio de pilotos. En un bar ubicado en el cruce de Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen se lo notó envalentonado con el nivel de adhesión a la marcha. También siguió con atención los últimos movimientos en el tablero del PJ. A sus laderos les pidió novedades del discurso de Kicillof durante un congreso de la UOM en Mar del Plata. Desde allí, el gobernador bonaerense les envió un guiño a los jefes sindicales. Destacó el paro de mañana y llamó a construir un gran frente para “frenar a Milei”. “Es el único adversario”, retrató. Los gremialistas celebraron el mensaje. “Lo de mañana va a ser importante”, se embalaron.
Cerca de las 17, los organizadores de la marcha en reclamo por un aumento de emergencia a los jubilados comenzaron a desconcentrar a los manifestantes. Desde el Ministerio de Seguridad, a cargo de Bullrich, informaron que no se registraron incidentes. Se desplegaron gran cantidad de efectivos de las fuerzas federales para evitar disturbios.
Algunos de los jubilados que marcharon al CongresoSantiago Filipuzzi - LA NACION
Los gremios, las organizaciones sociales y las agrupaciones de izquierda o kirchneristas se repartieron los lugares en la plaza. Además de las principales centrales obreras, asistieron el Polo Obrero, la CCC, Somos Barrios de Pie, UTEP, el Movimiento Evita, Libres del Sur, Nuevo Encuentro y Patria Grande, entre otros. Miles de seguidores del peronismo o afiliados de los gremios salieron a la calle para exhibir su malestar con las políticas del gobierno de Milei. Se escucharon insultos al Presidente y a Patricia Bullrich, los blancos predilectos de los cánticos.
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