Carlos Mezzamico, secretario General del SUPA, analiza la coyuntura en el puerto marplatense con mayores descargas pero de la mano de la flota congeladora. Y se adentra en revelar responsables.
Carlos Mezzamico se deshace en disculpas. El día anterior dejó pagando a este cronista y al reporte gráfico de REVISTA PUERTO en la sede gremial, a pocas cuadras del puerto marplatense luego de haber concertado día, hora y lugar para la entrevista.
Dice estar ocupado en la reconstitución de FEPA, la federación de sindicatos de estibadores a lo largo del litoral marítimo y fluvial de la Argentina, que renueva autoridades en octubre y trabajan en una lista de unidad.
Mezzamico habla de la historia de FEPA, el decreto de Menem que terminó con la desregulación del servicio de estiba, la figura de las cooperativas, subcontratistas y centro de contratación de personal eventual; de la necesidad de unirse para intentar detentar el poder que tiene Hugo Moyano en las rutas, en los puertos.
RP: ¿Toda la estiba vinculada a la pesca es igual en el resto de los puertos que acá en Mar del Plata?
CM: En el sur, en Puerto Madryn, la manejan Román y Murchison. Hay una cooperativa que maneja el SUPA y un centro de contratación del fresco… Pasa lo mismo en otros puertos. En Necochea hay una parada que maneja el gremio y de ahí las empresas de estibaje buscan a la gente. En Bahía hay un centro de contrataciones que maneja el gremio y las empresas los contratan.
RP: La Resolución 220 fija una serie de requisitos en el funcionamiento de las empresas de estiba pero nunca se cumplieron. ¿Cuándo cree que se aplicará?
CM: Este año calculo… hasta fin de año al menos vamos a estar… si al que gana y no le gustan las caras del Directorio, quizás pueda intervenir y nos corran. La 220 se aprobó hace un año porque no estaba aprobada.
RP: Eso no es así, se aprobó en 2009 y siempre estuvo en vigencia. Que no se cumpla es otra historia.
CM: Sí, siempre fue a medias. Pasa que ahora las empresas de estiba no se reinscriben desde hace como cinco años. Desde que los barcos comenzaron a irse al sur, los costos fijos eran muy altos y muchas no podían pagar el canon. El Consorcio da facilidades pero fue pasando el tiempo y no se reinscribieron. Están habilitadas pero no reinscriptas. Recién ahora, hace cosa de un mes, en el Directorio se aprobó para que puedan reinscribirse. No hay condonación pero sí facilidades para pagar. En este tiempo no se pudo fiscalizar porque el Consorcio nunca supo cuántos socios tenía cada cooperativa porque no se reempadronaban. Ahora hay un mes para presentar todos los papeles. Lamentablemente es así…
RP: ¿Cómo califica este año en cuanto a descargas?
CM: Mal, uno de los peores años.
RP: Sin embargo hay 13 mil toneladas más en el primer semestre en relación al mismo período del año pasado.
CM: Hay que saber interpretar la estadística. Acá hay cada vez más congelado y menos fresco. Por eso antes un barco congelador tardaba 40 días y ahora en menos de un mes completan. Pero el que le da trabajo en tierra es el fresquero. En el congelado el pescado lo metemos en cajas y se sube al contenedor y sale; no genera movimiento.
RP: En estos años ¿cuánto ha mermado la actividad en los muelles?
CM: La única manera de reflotar el puerto es que entren los barcos con pescado. Hasta hace cinco años más o menos teníamos un millón de cajones mensuales. Hoy llegamos a los 350, 400 mil cajones por mes. Ahí tenés un comparativo. Esa diferencia es fuerte. No varió el número de estibadores porque siguen siendo los mismos, pero se trabaja mucho menos. Si hubiesen sido empresas, no cooperativas, con 400 trabajadores te alcanza y sobra, pero hoy somos 750 estibadores y compartimos el hambre.
RP: ¿Siguen reclamando que los barcos con langostino vengan a descargar a Mar del Plata?
CM: Hicimos un planteo hace tres años y la Provincia nos brindó un subsidio de 3 mil pesos por unos meses. La estiba la hacen los trabajadores a través de las cooperativas. Cada uno tiene un costo fijo por mes que hay que descargar. Que el langostino se pone feo si llegan a descargar hasta acá es un mito, no sé… el año pasado lo trajeron con el paro del Siconara y no hubo problemas.
RP: Si no es un problema sanitario, ¿operar desde Mar del Plata atenta contra la rentabilidad de la flota fresquera?
CM: Pero si los barcos me dejan seis meses sin trabajo quién se hace cargo del lucro cesante. Más o menos son cincuenta barcos que se van todos los años y nos dejan abandonados. Pero es una discusión política que está visto nadie asume o quiere dar. Pero te digo una cosa, acá todos los problemas de este puerto son políticos. Porque todos los gobiernos lo usaron como moneda de cambio. Mar del Plata sufre la desidia de todos los gobiernos, cualquiera, el que vos elijas, ninguno defendió lo que había que defender.
RP: ¿A qué se refiere?
CM: En cualquier país que tiene caladero propio y una industria capaz de generar exportaciones por más de 2 mil millones de dólares, la flota congeladora no tiene razón de ser. En vez de mantener la flota fresquera, equiparla, mejorarla, darle un subsidio para el combustible para que vengan a descargar acá, no… la dejan parada. Los dejan tirados ahí y traen los barcos congeladores que no le suman valor agregado. Esa flota atenta contra el recurso y contra los trabajadores. Se lo he dicho a todos los políticos. A Pulti, Arroyo, Scioli, Vidal… No a Macri porque me quedaba lejos en la reunión…
RP: Pero esa política también benefició a algunos empresarios.
CM: No tengas ninguna duda. Acá tenemos empresarios que son almaceneros, quién invirtió en el puerto, mirá como está el puerto… pero dicen que la culpa es del Consorcio que hace todo mal. ¡Pero hijo de Dios, la tenés que poner vos porque el puerto es tuyo! El Consorcio no fabrica plata, administra la que vos ponés. Pero acá se la llevan toda y cuando se ponen viejos, venden todo al primero que pasa, como hizo Valastro. Esa es la realidad… no hay otra, no cuidaron al puerto después que les hizo ganar una fortuna… después buscan chivos expiatorios. Esa es otra historia… trabajadores, funcionarios… Macri a los primeros que recibió fue a Moscuzza, Solimeno y Fortunato; ellos le pintaron sus necesidades y siguen actuando en función de esas necesidades, no de los trabajadores ni de quién puede dar más trabajo, reactivar los muelles y la industria. Mañana viene Pichetto, y podría decírselo también porque se los he dicho a todos.
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