La máxima dirigencia cegetista debatirá el martes venidero sus próximos pasos, en medio de las nuevas tensiones entre duros y dialoguistas. Cuál es la expectativa de los funcionarios libertarios. La unificación de las dos CTA, una forma de buscar capacidad de presión
PorRicardo Carpena
Tras la solución del conflicto en Aerolíneas Argentinas, la CGT se descongelará la semana próxima y probablemente se avance en la postergada mesa de diálogo tripartito con el Gobierno y los empresarios del Grupo de los 6. No es casual: la agenda política y sindical estuvo acaparada las últimas semanas por la pelea de los sindicatos aeronáuticos y la Casa Rosada, que se reflejó casi milimétricamente en la interna gremial entre duros y dialoguistas. Ahora, se abre otra etapa en la que unos tendrán menos motivos para protestar y otros, más argumentos para sentarse a negociar.
Ese será el telón de fondo de la reunión que la mesa chica cegetista tendrá el martes próximo por la tarde en la sede de UPCN. A poco más de un mes de su último encuentro, los máximos dirigentes sindicales debatirán su estrategia futura: previsiblemente, los dialoguistas propondrán ponerle fecha al inicio del diálogo con el Gobierno y los empresarios, pero otros dirigentes, sobre todo los del transporte, reclamarán que se convoque de urgencia al Consejo Directivo para definir qué hacer.
Los funcionarios libertarios estuvieron atrapados en las últimas semanas por el conflicto en Aerolíneas y por eso en la agenda no había espacio para ningún otro tema gremial. Ahora, en el entorno del secretario de Trabajo, Julio Cordero, esperan que se reactiven los llamados con los dialoguistas de la CGT para concretar finalmente el espacio de negociación tripartita. “La relación con los sindicalistas de ese sector es excelente”, aseguran en el oficialismo.
Quedó en el aire la creación de una comisión técnica con abogados sindicales y empresariales para tratar de consensuar la reglamentación del artículo anti-bloqueos de la Ley Bases. La reunión citada para debatir ese punto, hace tres semanas, fue suspendida por pedido de la CGT ante los conflictos en Aerolíneas, la ex AFIP, la Aduana, las universidades y AYSA, desatados por anuncios oficiales con el signo del ajuste y los despidos.
En esos días, además, se perfilaba el paro de 24 dispuesto por la Mesa Nacional del Transporte para el 30 de octubre. No parecía el mejor momento para la CGT sentarse con el Gobierno mientras había sectores que pasaban a la ofensiva contra Javier Milei. Hoy, la distensión que provocó el acuerdo en Aerolíneas favorece las posibilidades de que por fin debute la mesa de diálogo tripartito. Claro que ese objetivo debería debatirse primero en la mesa chica de la CGT, donde no hay unanimidad.
Los sindicalistas, incluso los más combativos, admiten que el Gobierno está pasando por un buen momento. La economía, con una inflación a la baja, es una de las claves de una etapa en la que, excepto en algunos sectores muy postergados o afectados por los recortes, no hay ánimo masivo de salir a la calle a protestar. ¿Qué estrategia seguir desde la CGT u otras expresiones del gremialismo?
Hugo Yasky y Hugo "Cachorro" Godoy, juntos hacia la unidad de las CTA
A algunos sectores les resulta más sencillo: las dos CTA, su expresión kirchnerista, liderada por Hugo Yasky, y su fracción combativa, encabezada por Hugo “Cachorro” Godoy, están a las puertas de su unificación. Ya no tienen diferencias políticas, porque ambas tienen a Milei como su gran enemigo, y su falta de protagonismo en la escena sindical los obliga fusionarse para tener capacidad de presión. Lo intentarán demostrar con una “gran movilización” donde esperan sumar a todas las expresiones sindicales, políticas y sociales que no hoy encuentran contención ante la pasividad de la CGT.
Para los dialoguistas se presenta un desafío: deberán demostrar que del diálogo con el Gobierno surge algo concreto y no una galería de fotos de combustión instantánea. Pero aquí aparece un interrogante aún sin respuesta: en este escenario donde los planetas (o algunos) se alinean para la administración Milei, ¿por qué los libertarios le darían espacio a un sindicalismo que, aun en su versión moderada, es una máquina de presionar y reclamar? ¿Cuál es el precio que pagaría hoy el Presidente por avanzar con su gestión sin esperar ningún acuerdo corporativo con el sindicalismo y el empresariado?
De las respuestas dependerá si el diálogo tripartito que busca la CGT se termina efectivizando. Y, además, si se mantiene la grieta eterna en la central obrera o si los moderados estrecharán filas con los combativos.
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