Con o sin triunvirato al frente de la CGT, los Moyano preparan un masivo acto en la ciudad de Buenos Aires bajo el sello de la Multisectorial 21F para relanzar la embestida contra el Gobierno nacional, lo que anticipa nuevas protestas y más conflictividad social para fin de año.
Padre e hijo camioneros no le temen a la falta de consejeros que ratifiquen las elecciones normalizadoras del 22 de agosto: si este jueves el Consejo Directivo extiende el mandato tripartito por mayoría o convoca al Congreso Central Confederal, a ellos les da igual. "El enemigo no está adentro de la CGT, está en la Casa Rosada", le dicen a sus seguidores.
Con esa premisa y más allá del poroteo en Azopardo 802, los sectores integrantes del 21F entronizarán el próximo 26 de julio al binomio Pablo Moyano-Sergio Palazzo como futuros conductores de sindicalismo abiertamente opositor. En el moyanismo niegan por ahora la opción rupturista que sirven sus rivales y confían que temprano o tarde (agosto o diciembre) volverán a alinear a toda la CGT en la lucha contra la gestión de Mauricio Macri. Hablan de una "CGT combativa". La amenaza de armar otra central paralela, con nuevos estatutos y autoridades, no surgió de las usinas camioneras.
En las últimas semanas, los Moyano consiguieron los respaldos suficientes por fuera de la conformación actual del CD de la CGT para justificar la indiferencia a lo que suceda con el triunvirato. A la unidad que forjaron con la Corriente Federal de Trabajados (CFT) del bancario radical K, las dos CTA de Hugo Yasky y Pablo Micheli y los movimientos sociales representados por la CTEP, CCC y Barrios de Pie, ahora se sumó la adhesión del MASA de Sergio Sassia y Omar Viviani; la UOM deAntonio Caló y Abel Furlán, y los mecánicos de Ricardo Pignanelli. A muchos se les prometió el oro y el moro.
El 21F se propaga por el país como un virus contagioso. La plataforma político sindical surgida con la bendición papal ya se presentó en Salta, Mar del Plata (bajo el liderazgo de Eva Moyano), Mendoza, Esteban Echeverría, Rosario, Corrientes, La Plata, Tucumán, Formosa, Misiones, Chaco, Entre Ríos y Chubut. En todas las provincias se detecta un denominador común: gremios y agrupaciones que a nivel nacional están en veredas opuestas, o que poseen secretarios generales "dialoguistas" enquistados en Capital, en el Interior del país se abrazan fuertemente por la misma causa. En total, ya se cuentan 18 bautismos y más de 500 organizaciones encolumnadas.
Pablo Moyano y Gustavo Vera recorren el país para presentar el 21F. Buscan el llamado a una concertación antes de las elecciones presidenciales de 2019.
Las últimas dos presentaciones del 21F ocurrieron la semana pasada: en Neuquén, donde confluyeron por ejemplo la UTA local, los estatales de ATE, referentes de CTEP y los docentes de Sadop, y en Bahía Blanca, donde animó el confidente bergogliano, recién llegado del Vaticano. "Estamos reclamando una concertación económica y social que creemos que antes de las elecciones se va a tener que convocar, porque vamos rumbo a una crisis gravísima en los próximos meses con fuga de capitales, hiperinflación, recesión, quiebre de comercios y despidos", expresó Gustavo Vera, titular de La Alameda, una de las ONG auspiciantes.
Puertas adentro del 21F mancillan la proposición kirchnerista "Hay 2019". El moyanismo y sus aliados creen que la disputa de poder se aceleró, que "es ahora", antes de fin de año donde se resolverán las sucesiones. Al menos así lo prevén, lo prefieren. "La consigna del 21F es armar una amplia red de gremios, entidades de bien público y movimientos sociales del pueblo, parecido al movimiento de (Manuel) López Obrador en México, al de Evo (Morales) en Bolivia, con fuertes definiciones sobre la administración de la economía, el destierro de la teoría del derrame que impulsa Macri, la cultural del descarte y la tecnocracia. Es más similar al 'Diálogo argentino' que impulsó (Jorge) Bergoglio después de la crisis y la debacle del 2001", sintetizó uno de los principales armadores de la Multisectorial.
A 66 años de la muerte de Evita, los líderes del 21F presentarán públicamente un programa de Gobierno, redactado por dirigentes políticos, sindicales, sociales y religiosos. Los obispos locales tienen injerencia en este movimiento. El documento todavía se encuentra en "fase borrador", pero pronto se conocerá el texto completo. Entre los principales puntos, se destacan la defensa de la producción nacional, la necesidad de aplicar una reforma tributaria equitativa, regular los flujos de capital, frenar la operatoria de los fondos especulativos y la urgencia de implementar un renovado plan energético nacional, con el cuidado del medio ambiente como condición fundamental. Muchos arriesgan que el original viene escrito con letra pequeñita.
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