Luego de las elecciones se atomizó aún más el mapa gremial; críticas internas a Caló y a Moyano
El sindicalismo peronista es un hervidero de especulaciones. Se abrió el diálogo entre las tres vertientes de la CGT, pero eso no es garantía de nada. Antonio Caló, de la central oficialista, se mantendrá firme como aliado del kirchnerismo. Su determinación atenta contra los acercamientos que puedan realizar Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, dos viejos enemigos que el año pasado hicieron las paces .
Los cambios más virulentos se dieron en la CGT alineada con el Gobierno. Con el liderazgo de Caló cada vez más cuestionado, dejaron de participar activamente en las decisiones de la central el influyente bastión de "los Gordos" (representantes de los grandes gremios) y los sindicatos vinculados al transporte. Ambos sectores ya juegan políticamente con Sergio Massa y activaron un canal de diálogo con Moyano.
La fuga en tropa dejó de ser una amenaza y comenzó a concretarse. La puerta se abrió cuando Héctor Daer, que supo ser la voz y el rostro cuando hubo que desbancar a Moyano con la venia de la Casa Rosada, se consagró diputado nacional del Frente Renovador. Daer, que ya anunció que no irá más a las reuniones, es el hombre del tigrense para activar el giro gradual de sus colegas hacia el massismo. Pero también será el nexo para anudar un eventual trato por la unidad sindical. Daer cuenta con un atributo: mantiene una buena relación con todos los sectores.
En medio de este berenjenal, Caló quedó debilitado internamente. Se autoflageló al reconocer que los sindicalistas "son pendulares" en su apoyo político. Nada peor para el contexto que las lealtades frágiles y el espíritu camaleónico. El metalúrgico se sostiene a partir del respaldo de Andrés Rodríguez (estatales de UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Omar Viviani (taxistas), quienes se convirtieron en sus hombres de mayor confianza. A diferencia de Moyano, Caló abrió el juego: Lingeri es el responsable de negociar los fondos de las obras sociales por su experiencia en la Superintendencia de Servicios de la Salud durante el menemismo, y Rodríguez y Viviani son los habituales interlocutores con los funcionarios del Gobierno.
En la CGT moyanista, todavía persiste la crítica al jefe camionero por la alianza con Francisco de Narváez. Pero Moyano intentó dar vuelta velozmente la página: ya se reunió cara a cara con Massa y se avanza en un acuerdo gremial y parlamentario.
El reacomodamiento de piezas le permitió a Moyano recuperar cierto protagonismo. Dos sindicatos aeronáuticos volvieron a Azopardo y la mayoría de los gremios del transporte, alineados hoy con Caló, evalúan tomar distancia y adoptar un perfil más combativo. Detrás de esta iniciativa están Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA), quienes hasta hace poco eran fervientes kirchneristas.
Barrionuevo no logró los votos suficientes para acceder a una banca de diputado nacional por Catamarca. Tras ello, se puso a disposición de Massa para el armado de cara a 2015. Su esposa, Graciela Camaño, será una de las espadas principales del Frente Renovador en el Congreso.
En el ajedrez gremial, en cambio, la jugada de Barrionuevo aún no está del todo resuelta. El líder gastronómico negocia en nombre del puñado de gremios que integran la CGT Azul y Blanca para una protesta en conjunto con Moyano. La iniciativa recién da sus primeros pasos. Barrionuevo pensaba batallar por el dinero que el Estado les retiene a las obras sociales, hasta que se percató de que en la cuenta corriente de su gremio ingresaron recientemente más de $ 5.000.000.
En las dos CTA los caminos continúan bifurcados. Hay una salvedad importante: con el apoyo de Víctor De Gennaro, Pablo Micheli logró el consenso para ir por otro mandato el 29 de mayo de 2014. En cambio, Hugo Yasky no está firme para seguir al frente del sector que está alineado con la Casa Rosada. Su sucesor sería Pedro Wasiejko, líder del sindicato del neumático..
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