El Municipio intenta destrabar un conflicto que se generó por el abandono de la empresa que tenía la concesión. Pero choca con los intereses de la UTA, que quiere imponer a una empresa marplatense. No es el único caso.
La llegada de Cambiemos al poder a nivel Nacional y Provincial significó dentro del mundo sindical un verdadero cisma: la conducción de la UOCRA, en sus seccionales de La Plata y de Bahía Blanca, cayó acusada de imponer sus negocios a partir de aprietes y prácticas mafiosas. Incluso algunos intocables, como el titular del SOEME también sumaron problemas con la justicia.
Hay, sin embargo, un gremio que lleva a cabo acciones similares a plena luz del día y sin que medie sobre él y sus representantes ninguna persecución de la Justicia. Se trata de la UTA, que agrupa a los trabajadores del transporte, y que se mantiene al calor del poder a partir de la cercanía de su titular, Roberto Fernández, con Mauricio Macri.
Un caso testigo de los manejos de la UTA es, hoy, Villa Gesell, localidad que lleva 17 días sin servicio de transporte urbano de pasajeros por el abandono de la concesión por parte de El Último Querandí, a partir de un reclamo no reconocido por el incremento de los costos. La rescisión del contrato desató un verdadero conflicto en el que la UTA tomó un papel preponderante.
“Está tratando de imponer a una empresa, la 25 de Mayo, que está cuestionada en la justicia, con denuncias por defraudación al Estado, choferes fantasmas”, le dijo a INFOCIELO Jefe de Gabinete, Cristian Agellini. El hecho no es nuevo y ya había sido denunciado por el propio intendente, Gustavo Barrera.
La solución que intentó la comuna vino de la mano de negociar con Montemar, la empresa que presta el servicio en Pinamar, una extensión del servicio para que llegue hasta las localidades de Mar Azul y Mar de las Pampas, situadas al sur del distrito. Para eso se llegó un acuerdo con el propietario, Eduardo Vecchio, y hasta se formuló un decreto. Pero, misteriosamente, el empresario se echó para atrás a último momento, dando lugar a todo tipo de comentarios en torno a un supuesto apriete de parte del gremio.
El titular de la regional de la UTA es Sergio Medina, quien estuvo ayer en las puertas del Municipio junto a choferes que reclaman el pago de salarios que quedaron pendientes con el abandono de la concesión. El sindicalista supedita cualquier solución que busque la comuna a la liquidación de esa deuda, pero en Villa Gesell y alrededores le atribuyen otra intención, que es la de dejarle el negocio a la 25 de mayo.
Medina negó la acusación en torno a aprietes y le dijo a este portal que tiene “relación y diálogo continuo”, con Vecchio. “El empresario no puede dar servicio si no se le pagó a los trabajadores. Yo les presenté a un empresario, de la 25 de mayo, hablé con el director del Consejo Directivo Nacional, Roberto Fernández. Yo les mostré qué empresa se podía hacer cargo del servicio, a los problemas judiciales que los arreglen con la justicia”, agregó.
Mientras tanto los vecinos de Villa Gesell pagan hasta 250 pesos por un remis que los traslada desde las localidades del sur al centro de la ciudad. La Comuna, por su parte, puso a disposición una flota de remises que, en determinados horarios, cobran 80 pesos por esos viajes, que se pueden "compartir" entre varios pasajeros. La sociedad geselina discute en plena calle el conflicto y no oculta su malestar.
La influencia de Medina se extiende por buena parte de la quinta sección. Además, conduce la facción no kirchnerista de la CGT regional. Sobre Medina pesan toda clase de sospechas y acusaciones; se lo conoce por haber agredido a un periodista que cubría una protesta en Mar del Plata y suele actuar coludido con empresarios cada vez que se necesita presionar a un Concejo Deliberante para obtener una suba de tarifas. Medina no es el único jugador pesado de la UTA marplatense: el vice de la UTA a nivel nacional es Rubén Domínguez, quien logró colar en las listas de Cambiemos a su hijo, el diputado Martín Domínguez Yelpo.
El caso de Villa Gesell es comparable al que se vive, a mayor escala, con el servicio de larga distancia entre Tandil y Capital Federal, donde varios apuntan al rol de la UTA para lograr el desembarco de la firma Plusmar. Ese mismo gremio actuó en Florencio Varela para interrumpir una sesión en la que se buscaba aprobar la anulación de una “cláusula antimonopólica” que perjudicaba a la empresa MOQSA, encerrando y “apretando” a los concejales.
Más conocido es el extenso y violento conflicto que una parte de los choferes de la línea Este mantuvieron con la UTA en La Plata. También allí se denunció una supuesta sociedad entre los dirigidos por Oscar Pedroza y el empresario Osmar Corbelli. Por ahora, ni el Gobierno ni la Justicia movieron un dedo contra Fernández, Domínguez ni ninguno de los representantes de las distintas seccionales. Para entenderlo, tal vez alcance con un dato: el gremio no adhirió, hasta ahora, a ninguna de las marchas ni paros que la CGT llevó a cabo contra el macrismo.
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