El tachero logró que su abogada encabece la Dirección de Asociaciones Sindicales, donde se resuelven los conflictos de encuadramiento y las personerías. El mercantil se aseguró que un hombre de su confianza sea la lapicera en la sombra.
El tachero Omar Viviani y el mercantil Armando Cavalieri terminaron de sellar ayer sus cuotas de poder sobre el repuesto Ministerio de Trabajo. Es que se aseguraron que en la gestión de Claudio Moroni haya alfiles de su confianza en lugares decisivos y garantizaron su influencia en la toma de decisiones.
Lo sorprendente fue la confirmación de Mónica Rissotto, abogada del sindicato de los taxistas a cargo de la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales del Ministerio de Trabajo. Se trata de un puesto estratégico porque allí se deciden los conflictos de encuadramiento, las inspecciones a sindicatos y el otorgamiento (o no) de personerías gremiales o de simple inscripción a organizaciones nuevas.
El principal dirigente del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) se quedó con un lugar al que aspiraban muchos y por el que estaba en pugna nada menos que el camionero Hugo Moyano. Además logró torcer el brazo de los empresarios que habían pedido para esa función a Josefina Sanz, jefa de Gabinete de Sica y una de las personas a cargo de la transición.
También es un hecho omnipresencia del abogado laboralista Miguel Ángel De Virgiliis como asesor estrella de Moroni. Se trata de un hombre de confianza del flamante ministro, de lazos con Cambiemos y con el peronismo y de vínculos con Cavalieri, que quedaron de su paso por la Obra Social del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC).
A De Virgillis lo tentaron, en primera instancia, con la Jefatura de Gabinete de Trabajo, puesto al que finalmente accederá Leonardo Di Pietro Paolo, pero prefirió ser la lapicera en las sombras de la gestión.
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