A través de su delfín Horacio Boix, Omar Viviani va por la intervención de la seccional Rosario del gremio de taxistas. Trabajo ahora deberá decidir si avala la posición del líder del MASA o si convalida lo actuado por sus opositores.
Un rejuvenecido Omar Viviani pone a prueba por estas horas su poder y su capacidad de fuego en la cartera laboral. Es que a través de su delfín, Horacio Boix, pidió la intervención de la filial del Sindicato de Peones de Taxis de Rosario y abre un manto de incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir.
Boix supo ser el secretario General del gremio por 25 años apañado por el poder central de Viviani y cayó en desgracia hace unos meses. La mala para Boix se precipitó cuando al mando de un Audi A7 Sportback 3.0 blanco chocó con un patrullero.
El siniestro vial fue un disparador para "ventilar" una interna feroz en la cual Boix fue denunciado por defraudación ante la Justicia.
Más tarde la Agrupación Taxistas por la Verdad que comanda Horacio Yannotti lo expulsó de la organización y tomó el control operativo del sindicato.
Boix pidió la nulidad de lo actuado en la asamblea y le cursó una nota al Ministerio de Trabajo solicitando que intervenga el sindicato ante lo que considera que son irregularidades.
El pedido cuenta con el respaldo de Viviani, hombre fuerte del debilitado MASA, que renació con poder gremial desde la asunción de Claudio Moroni y la designación de su abogada de confianza Mónica Rissotto, al frente de la estratégica Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales.
El pedido llega la misma semana que la cartera laboral intervino, por orden judicial, el poderoso gremio de recolectores de Córdoba (Surrbac) y el Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad (Soeme).
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